Me encuentro en la biblioteca del reino de la Luna Eterna, había estado varias horas en mi habitación y el hastío y el aburrimiento me habían conducido curiosear por los alrededores, estuve vagando por todas las estancias hasta que encontré una enorme sala con unas puertas enormes. Era la biblioteca, cogí uno de los libros, el que más me llamaba la atención y me di cuenta de que alguien me había interrumpido. Era el padre de Gonza y parecía bastante enfadado,de hecho su cara no expresaba alegría, más bien su ceño estaba fruncido, sus dientes estaban tensos y sus ojos me miraban desafiantes.
-¿Qué haces aquí ?
-Emmm la verdad es que estaba buscando algo para leer.
-No deberías estar aquí, deberías marcharte inmediatamente así que bueno lo mejor sería que te fueras. No es lugar para que estés aquí.
No entendía el por qué le molestaba tanto que estuviera aquí pero tampoco me iba a poner a pelear con el rey de un reino vecino, bueno mi enemigo. Así que decidí coger mis cosas y largarme por la puerta principal. Justo cuando estaba caminando hacia la salida oí algo que me dejó alucinando; una señora ni muy vieja ni muy joven le estaba recriminando algo a Tiberius. Sentí como el calor subía por mis mejillas; ahora no sabía que hacer ni que decir, lo que acababa de escuchar era muy fuerte y ahora estaba involucrada. Me pregunté cómo se lo iba a contar a Gonza, me hice preguntas varias como debería contárselo, no debería decirle nada, cambiaría algo entre nosotros, sería mejor que lo descubriera por si mismo. Todas esas preguntas me estaban haciendo que mi cabeza estuviera a punto de explotar, no sabía que decir mi qué pensar. Puede que lo mejor sería decírselo pero como; no encontraba ninguna manera de decírselo. Tal vez la manera sí pero el momento adecuado no.
Después de que la mujer y el rey Tiberius mantuvieran esa conversación; no me había marchado todavía cuando oí nuevos pasos. Eran los de un guardia. La mujer se había ido y ahora el Rey Tiberius estaba hablando con uno de los guardianes de la realeza y le contaba que si había acabado su trabajo de ocultar todas las pistas de la muerte de su esposa.
Conversación entre el guardia y el rey Tiberius.
-Como ya te he mencionado hace tiempo, me gustaría saber si tienes noticias sobre la ocultación de pruebas de mi esposa.-No quiero que mi hijo se entere de que fui yo quien le asesinó porque era una mujer demasiado entrometida en mis asuntos. Gonza casi ni se acordará de su madre y espero que siga siendo así. La mentira que le conté sobre su muerte está muy alejada de la realidad.
Es por eso que no quiero que nadie se entere, asegúrate de que siga siendo así porque sino iré a por tu familia y a por todos tus seres queridos.
Sólo espero que no descubra la espada que escondí llena de sangre real en el fondo del lago del bosque sombrío, porque podrían acusarme y meterme a la cárcel y no creo que un rey tenga que estar en ese lugar.-Pero... sigo sin entender por qué lo hizo; supuestamente era su esposa, debería haberla protegido y querido.
-Si lo sé pero a pesar de que la quería mucho no podía permitir que se entrometiera en los asuntos reales y que descubriera la verdad sobre los padres de Jenara. No podría soportarlo así que lo mejor fue que se marchara para siempre.
Enseguida me tapé la boca con las manos, no me podía creer lo que estaba ocurriendo. Que iba a hacer en qué situación más incómoda me he quedado. Cuando la conversación acaba, voy directa a mí habitación; menos mal que Gonza no está allí porque sino tendría que decírselo. Decido quedarme en la habitación mientras intento desocupar mi cabeza con diferentes tareas. Por lo menos durante unos minutos dejó de pensar en lo que acaba de ocurrir.
Y sin pensarlo me quedo dormida encima del escritorio.
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Entre reinos rotos
FantasíaEn el reino mágico dividido y sombrío de de Elariel, Jenara una joven y hábil e inteligente guerrera y al mismo tiempo hechicera y Gonza un heredero de la nobleza triste y solitario son dos almas atormentadas por sus propios demonios y que prov...