Mi mente repite una y otra vez las palabras de Kristel sin parar. Él había estado buscándome durante estos tres años, no se había enamorado de ella.
Las lágrimas se me acumulan en los ojos cuando siento que todo vuelve a colapsarme. Quería saber la verdad, pero no pensaba que fuera tan fuerte y dolorosa. Así que, dejo que corran por mis mejillas mientras pronuncio sollozos silenciosos, esperando que no los oiga.
Claramente, lo hace y me abraza por detrás fuertemente, mientras me pega a su pecho. Solo con su presencia logra reconfortarme y tranquilizarme lo suficiente para dejar de llorar, cosa que me hace entender que siempre será él, mi roca, en la que debo apoyarme cuando todo se me venga encima.
A pesar de eso me separo de él, necesito estar sola, entenderlo todo, comprenderme a mí misma y sobre todas las cosas, necesito sanar. Él, por otro lado, necesita lo mismo, así que lo mejor será separarnos por un tiempo. Sé que dije que no, pero con todo esto, he cambiado algo de opinión.
Dejo que me abrace toda la noche, disfrutando de los últimos momentos en los que estaremos así, al menos durante un tiempo. Por la mañana me despierto y no lo veo, lo busco por la casa y cuando me doy cuenta de que no está, por lo que decido aprovecharlo e irme. Sé que si no me voy ahora, después no seré capaz de hacerlo.
Bajo a la recepción del edificio y pido un taxi para que este me lleve a la estación de metro. Llega unos veinte minutos después y cuando estoy a punto de salir para subirme, Alex aparca su coche justo detrás. Trato de subir rápidamente, pero para mi mala suerte me ve y me para justo antes de cerrar la puerta, cogiéndola desde fuera.
- ¿Te vas? - pregunta un poco desconcertado.
- Sí. - digo firme, intentando cerrar la puerta. La retiene con fuerza, por lo que el taxista se desespera y acabo bajándome para que el hombre pueda ir a por otro cliente.
Enfadada, entro de nuevo al edificio y subo al ascensor, que me llevará al apartamento, con él siguiéndome los pasos. No le hablo en todo el tiempo que pasamos encerrados y en cuanto estamos en casa, decido ir al balcón a tomar un poco de aire. Me deja unos segundos sola, pero acaba acompañándome en silencio.
- Me iba a ir, Alex. Sé que hiciste todo eso para encontrarme, pero es demasiada información que digerir y menos en una noche, necesito tiempo para ello. También necesito tiempo para sanar y estar bien del todo conmigo misma y tu igual. Los dos hemos sufrido mucho en estos tres años y aunque sé que nos seguimos queriendo como antes, no somos las mismas personas y necesitamos aceptarnos a nosotros mismos, para poder seguir juntos y bien. - digo seria, mientras las lágrimas corren por mis mejillas y miro la imponente ciudad que hay ante mí.
Me duele decirlo, porque aunque sé que es la verdad, ninguno de los dos lo había aceptado por completo. Tanto a él como a mí, nos duele, esta situación, pero no hay nada que podamos borrar del pasado. Siempre he sido creyente de que todo pasa por algo y quiero creer que después de todo esto, algo bueno tiene que pasar, pero para que eso pase, tenemos que estar completamente bien.
No dice nada durante unos segundos que me parecen eternos, aunque finalmente decide hablar, a la vez que me hace mirarlo y borra los rastros de las lágrimas que no han parado de salir.
- Escúchame Cala, es cierto que los dos estamos mal y es algo que no podemos negar porque se ve a simple vista, pero te quiero de la misma forma que antes. Por eso mismo, voy a sanar, por mí y por ti, para que podamos estar juntos otra vez. Voy a esperarte todo lo que sea necesario, así sean dos meses, tres años o cinco. Quiero que estemos bien y si para eso hay que separarnos por un tiempo, lo acepto. Aceptaría cualquier cosa por ti, así sea dejarte y verte feliz sola o con alguien más. - dice con convicción.
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El regreso
Teen FictionUn secuestro que les cambió la vida. Él pensaba que ella estaba muerta. Ella solo quiere cobrar venganza. ¿Volverán a ser los que se amaron en el pasado?