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El combate se estaba eternizando pero Mila no podía mantener la concentración. Había algo que la distraía y de lo que Tina no parecía darse cuenta. Cada vez que la mujer se movía el bulto en su entrepierna se zarandeaba y distraía a la muchacha pelirroja.
En una de esas distracciones Tina redujo a Mila en el suelo impidiéndole moverse quedando la entrepierna de cada una frente a la cara de la otra. La entrepierna de la mujer rubia desprendía calor y un fuerte olor dado al sudor del ejercicio, Mila tentada de propasarse se contuvo no sin antes tomar una buena muestra de aquel pegajoso olor. Cuando no pudo más con la llave golpeó la lona del cuadrilátero en señal de rendirse.
Hoy no andas muy fina Mila. - Apuntó Tina.
No logro concentrarme no sé por qué…
La verdad es que si sabia porque, pero no iba a decirle aquella mujer que su polla la estaba distrayendo.
A ver si esto te concentra. Quien pierda paga la comida.
¿Eh? Eso no es justo, apenas ganó unos pocos rounds en comparación.
Excusas, excusas. Venga, dale caña.
Esta ronda Mila consiguió mantener la concentración durante más tiempo, pero un paso en falso y aquel pedazo de bulto le colmaba toda la vista. En uno de esos momentos la llave que Tina Armstrong aplicó sobre la muchacha hizo que se cayera de bruces contra la entrepierna de la rubia y pegase la cara contra la polla.
Tina quien no parecía mostrar mucha atención a ese tema empezó a apretar más fuerte para reducirla. Finalmente Mila cedió ante el impulso y con su lengua lamió el paquete flácido de la luchadora. Tras ello siguió tomando largas inspiraciones por la nariz intentando recoger todo aquel abrumador olor.
Al rato no le quedó más remedio que rendirse y golpear de nuevo la lona. Tina se levantó muy contenta dando brincos.
Si, hoy pagas tu la comida. Vamos al vestuario.
Bueno… supongo que tienes razón…
Ambas mujeres se marcharon a los vestuarios a asearse y cambiarse. Perdida en aquel olor Mila estaba un tanto obnubilada, el sonido de la puerta de una taquilla al cerrarse bruscamente la devolvió a donde se encontraba.
¿Y bien?
¿Y bien que? - Devolvió la pregunta sin saber de lo que estaba hablando.
¿Qué si te gusta mi polla?
¡Eh! ¿¡De qué hablas!? - Dijo colorada.
Venga vamos, si no has parado de mirarmela todo el día y encima me la has lamido en esa última llave.
¡Eh… bueno… veras… ha sido un accidente. - Se le iba a salir el corazón por la boca.
No te preocupes, si yo misma me la he chupado a veces. Y si, me llego.
No se que decir a eso…
La confesión de Tina había dejado sin palabras a la joven camarera española. A lo que la luchadora profesional se adelantó y mirándola a los ojos sonrió.
Mira ven, acércate. - Dijo mientras se soltaba la toalla. Y se sentaba en el banco que se encontraba en medio del vestuario.
Mila la obedeció cual cachorro dejando caer su propia toalla y se puso a menos de un palmo de distancia. Cada exhalación que producía con su boca le hacía cosquillas a Tina y hacía que su pene empezase a moverse.
Ten cuidado Mila, que me estas haciendo cosquillas.
Pero Mila no estaba escuchando, estaba absorta en aquel miembro enorme. La mente se le nubló y la joven no pudo controlarse más.
