RICHARD SOMMERS WHITE—
Miro a Fabrid estando confundido por lo que dice y de repente un enorme escalofrío recorre mi cuerpo, es algo frío que se aferra a mi como una medusa que me acaba de tocar con sus tentáculos, miro pensativo a Fabrid que luce asustado.
—¡Es...Esta...Esta en el rincón de pesca, donde antes Rose iba a leer libros!—explica con cierto tartamudeo—
Fabrid empieza a respirar agitado, pareciera que está entrando en pánico, me acerco a él y lo miro fijamente, está traumado, lo noto en su rostro y en su mirada que parece que no es para nada una mentira o una broma de mal gusto, noto su nerviosismo, sus ojos tiemblan al igual que su cuerpo, su respiración es descontrolada.
El nunca reacciona así, lo conozco desde pequeño, crecimos junto y nunca lo había notado así, de repente empezó a escuchar el murmullo de las personas y los llantos que hacen que mi pecho se contraiga y sienta un leve frío en mi espalda...Esto..
«No será una pesadilla..»
—Richard..Tengo miedo..—murmulla el con un tono apagado que me hace estremecerme del miedo—
Lo esquivo y sin ninguna objeción, sin ningún reclamo o algo que me impida ir a ver la cosa que está allí, camino hacia la multitud, mirando como poco a poco en la madera crecen manchas enormes de un líquido carmesí que es sangre y que cada vez pequeñas manchas de sangre se hacen más enormes haciendo que las nauseas invaden mi cuerpo, e visto sangre, e visto como es y como se siente, es similar a la sangre del pescado, roja y potente que una vez que le entierras la daga a la mitad al cuerpo del pescado, ese mismo líquido invade la tabla de cortar de madera y la daga pero...Esto no le pertenece a un pescado y está sangre...Tampoco lo es.
La gente murmulla aterrada, hay algunos que se alejan de la escena invadidos por el asco y de seguro por lo repugnante que se ve, otros se quedan mirando aterradoramente al frente, trago saliva y me uno más a la multitud sintiendo como un escalofrío me invade más cuando me adentro al lugar, las manchas de sangre no desaparecen, al contrario, se hacen enormes.
Al adentrarme más nada mejora, noto ahora más sangre pero ahora fresco cuando miro al frente siento como mi cuerpo se tensa, mis ojos se abre en par en par y mi barbilla tiembla involuntariamente al notar el cuerpo en el suelo con múltiples rasguños afilares y penetrantes en su cuerpo, una enorme herido que separa la parte de la cintura con la de abajo, sus órganos se notan a simple vista y el charco de sangre en ella hace que las ganas de vomitar se hagan presente, me contraigo el abdomen al notar las moscas y la mirada perdida del hombre, sus ojos completamente grises y la sangre recorriendo..No..
«No..Esto no es real..Esto es..»
—¡Richard!—exclama una voz familiar que me hace volver en si— volteo mirando a mi alrededor y pronto noto el rostro de mi tío quien llega hacia mi mientras la multitud lo mira con lastima y confusión, al estar frente mía él respira agitado, pareciera que se a esforzado mucho para encontrarme.
—¡Richard me tenías preocupado!—dice mientras respira agitado ignorando el cuerpo que está al frente— —¿Estas bien?—me pregunta sin quitarme los ojos de encima— agacho la cabeza y no respondo, frunzo el ceño estando muy confundido mientras la imagen del hombre sigue en mi cabeza.
El color de sus ojos, la sangre en su alrededor siguen proyectándose en mi cabeza haciéndome dudar muchas cosas, esa cosa no lo hizo una animal, no hay animales en estos lugares ni menos dejan que aborden, tampoco una personas con la mente tan retrocedía y sadico haría esto, ¿cuando tiempo lleva muerte este hombre?¿A qué hora se perdió de vista? Todos sabíamos que estaba loco y nadie ni siquiera mi propio padre lo dejaba de ver, siempre se mantenía cerca de la orilla del barco mirando hacia el vacío, nadie lo perdido de vista, ni siquiera los niños que se burlaban de él, como es posible que...
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La duquesa y el destripador [SIN CORREGIR]
VampirosUn destripador obsesionado por su esposa que no le pone la mínima atención Rose fue vendida al mejor duque de la capital, Stark Elias, un hombre que es famoso por matar a sus esposas y ser el más millonario de la capital, un hombre con poca pacienc...