"Carmilla" Nueva Era.

Capítulo 15

Cap 24

"EXTRACTO DEL DIARIO del Doctor Alvinci, 4 de septiembre de 1860

"¡Todos son lobos!" Esa frase me perseguirá y enviará un escalofrío por mi espalda el resto de mis días. Esas fueron las palabras susurradas por el General Spielsdorf mientras yacía herido en el suelo de la antigua capilla de Karnstein, en medio de una escena de caos y devastación.

Es justo que se registre un relato de estos eventos que han ocurrido, para que en la mente de las generaciones futuras no se desestimen como folklore y fábula.

Escribo estas palabras desde la casa de Thomas Bennett, el inglés que vive con su hija Laura en un castillo a apenas tres millas al este de las ruinas de Karnstein. Regresamos a la casa de Bennett hace aproximadamente tres horas, después de asegurarnos de que Laura y otras dos damas de la casa fueran confiadas al cuidado del Padre Wagner.

Ya ha resultado ser una noche muy agitada. Esto, a su vez, sigue a lo que ha sido un día extraordinario, aunque temo que no ha estado exento de consecuencias graves.

El General Spielsdorf, a pesar de todos mis esfuerzos, es poco probable que sobreviva la noche. Su herida es profunda y sufre daño interno incalculable.

Afortunadamente, al regresar recuperó la conciencia, al menos por un breve tiempo, y pude hacerle más preguntas sobre la naturaleza de lo que ha ocurrido. Ahora he hecho todo lo que puedo por él, y su destino está completamente en manos de Dios. Las manos del General están lejos de estar limpias con respecto a gran parte de lo que ha ocurrido en los últimos días, pero sin duda, sus acciones desinteresadas más temprano hoy servirán para salvar la vida de la joven Laura Bennett.

Me duele que no pueda hacer más por el General, ya que siento profundamente que lo he defraudado antes, ya que fue por mi consejo que se escondió en una habitación contigua a la habitación de su prometida. Si tan solo hubiera argumentado con más fuerza, podría haberlo convencido mejor del peligro que su amada enfrentaba. Entonces no habría intentado apresar al monstruo solo. Tal vez, el renegado habría sido eliminado y su preciosa Bertha podría haber seguido con vida. Pero todo esto es mera especulación, preguntas para las cuales no hay respuestas. De hecho, las últimas horas han ofrecido muchas razones para una mayor reflexión.

Hoy temprano, el Padre Wagner, el Barón y yo, junto con nuestra escolta, estábamos montados y listos para salir hacia las ruinas de Karnstein cuando divisamos a un jinete que se acercaba a toda prisa. Esperábamos que trajera despachos que el Barón había solicitado formalmente, desafortunadamente esos documentos no llegaron y el jinete resultó ser un anciano que trabaja en los bosques.

El viejo leñador nos informó que un grupo de desconocidos estaba en las ruinas de Karnstein y parecía empeñado en encontrar la tumba de Mircalla, la Condesa Karnstein. Le había dicho al Barón anteriormente que ya conocía al General Spielsdorf y le había dado mi relato de los eventos que rodearon los últimos días de Bertha Rheinfeldt. A su vez, el General me había informado que, aunque estaba retirado del servicio militar, todavía podía, estoy seguro, reunir un apoyo militar sustancial. No obstante, tomó la decisión de enlistar los servicios de un grupo de hombres lobo, para poder cazar y poner fin al renegado que tanto buscaba.

No sé qué es más extraño, si elegir hacer un pacto con tales extrañas bestias míticas o, de hecho, lograr encontrar y enlistar a estos seres viles de la destrucción.

Según el General, las muertes que han ocurrido localmente y que han sido atribuibles a los lobos, involucran a todas aquellas personas de las cuales se han alimentado los renegados y que, por lo tanto, pronto se convertirían en muertos vivientes. Los hombres lobo han sido capaces de detectar el hedor de la muerte con la que estas almas han sido malditas y, en consecuencia, han causado su destrucción. La decapitación y la dispersión de sus partes del cuerpo son un ritual adicional destinado a negarles una existencia vampírica.