Había una vez en un reino aislado de los demás una reina muy joven, de sólo 16 años, la cual heredó su reino a los 15 debido al fallecimiento de sus padres. La reina tuvo que crecer muy rápido y tenía la fama de ser mala, despiadada y cruel debido a la reciente muerte de sus padres, todo para el bien de su reino, para que la respetaran como la autoridad máxima y no hubiera anarquía, y lo único que tenía era un profundo sentimiento de soledad. Ella desde la muerte de sus padres vistió de luto, lo que hacía que su piel se viera más blanca, y siempre tuviera un aspecto regio y elegante.
Un día al estar atendiendo los deberes reales entre los que estaba considerar peticiones de sus súbditos, apareció un joven bello, cosa que nunca había visto en alguien de su reino. El joven era alto, con piel tan blanca que se asemejaba a la que ella tenía por la falta de sol al no salir del palacio. Pero él si tenía un aspecto bronceado, además se le veía musculoso, también tenía el pelo castaño y ondulado además de unos hermosos ojos verdes que al instante la cautivaron.
Avanzó la fila y cuando llegó a los pies de la reina el muchacho se inclinó en señal de respeto a su reina. Y ella siguió con el protocolo.
- ¿Que vienes a solicitar?
- Mi reina, solo venía a pedirle ayuda para mi familia, mi padre ha enfermado y por más esfuerzo que hago trabajando, solo tenemos para subsistir, pero no para las medicinas que necesita mi padre para aliviar.
- En pocas palabras necesitas dinero.
-Sí, su majestad.
La reina quiso aprovechar la oportunidad que se le presentó. Indicó a todos los que se encontraban en el salón que salieran y los dejaran hablar a solas. Él de inmediato se puso nervioso, ya que él creía todo lo que se rumoreaba, pero necesitaba la ayuda para su padre.
- ¿Así que de dinero se trata?, ¿Y qué estarías dispuesto a hacer para tenerlo?
- Lo que sea.
- Esas son palabras muy grandes, ¿sabes lo que conllevan?
- Eso creo.
- Veremos lo que puedes hacer... ¿cuál es tu nombre?
- Hayden
-Haydennormalmente no aceptaría, pero veremos si me logras convencer. Al anochecer acudirás a mis aposentos, dejaré órdenes para que te lleven ahí. Se puntual.
-Lo seré- dijo con temor por lo que la reina pudiera tramar.
- Te puedes retirar.Después de que el salió todos regresaron y siguió el día para ambos. El regresó a su casa, se cambió de su ropa formal y la guardo para volver a usarla por la noche, se puso los vaqueros que usa siempre que está en su casa y siguió con su trabajo. Al terminar fue a ver a su papá que seguía en cama y se encontraba dormido. La reina por su parte siguió con sus deberes y al atardecer decidió retirarse a su habitación para pensar exactamente en lo que iba a hacer con el chico, podría hacer lo que las personas creen que es capaz de hacer, pero no, debía hacer lo correcto y sobre todo por la situación del chico. Ella no permitiría que por falta de medios muriera su padre, porque ella sabía lo que es no tener uno, y perderlo es realmente duro.
Hayden le pidió a su madre que no se preocupara por él, que sólo iba a volver al castillo porque tenía una reunión con la reina. Algo que su madre por obvias razones no creía.
Cuando cayó la noche, tal y cómo le había dicho acudió, al entrar lo recibieron los guardias del palacio, que lo escoltaron, después al estar dentro dos doncellas lo llevaron hasta la puerta, el tocó con timidez y nerviosismo y ella lo dejó entrar.
Su cuarto era el que se esperaba de una reina, más no de una de 16 años. El joven esperó a que le dieran instrucciones en la entrada de la habitación reverenciándola. Ella le indicó que levantara la cabeza y que la mirara. El tragó saliva al verla porque se maravilló al ver a su reina en la pijama de seda rosa que llevaba puesta, ya que nunca había visto que usara algo que no fuera negro desde hace ya un año, y el color rosa le sentaba de maravilla, además que la hacía ver de la edad que tenía, la hacía ver joven, al contrario de los vestidos negros con los que se veía como una señora, pero así era como debía de ser. Luego le dijo que se aproximara y le extendió la mano para que se la besara.
-Has pasado la prueba. Ahora, acompáñame y siéntate conmigo en el sillón, tenemos que hablar
-Cómo ordene su majestad.-Se sentaron y ella fue la que comenzó a hablar.
-Primero que nada, perdona por todo éste teatro, tenía que saber qué estabas dispuesto a hacer y saber si tenías las agallas de venir directamente a mi cuarto. Para saber que tan importante era para ti, tendrás el dinero necesario para tu padre y si gustas puedo mandar al mejor doctor del reino a revisarlo. Pero lo primero que dije en serio ¿me perdonas por todo esto?, y no porque sea la reina me debes perdonar.
- Por supuesto que la perdono.
-Y ahora, te quería pedir un gran favor, quiero pedirte que seas mi amigo, ese es el único deseo que tenía para traerte aquí. No me veas como reina por un momento y dime si estarías dispuesto a serlo.
- Pero ¿por qué una reina necesitaría de la amistad de un pobre joven?
- Por la gran soledad que se alberga aquí, no hay nadie joven y no tengo ningún amigo.
-Pero su majestad...
-Es una petición, si no lo deseas puedes retirarte y mañana temprano de cualquier forma llegará el doctor para checar a tu padre y te llevarán las medicinas que necesite.
Hayden se levantó del sillón, se arrodilló y bajó la cabeza para decirle:
-Sería un gran placer ser su amigo su alteza.
-En ese caso háblame de tu cuando estemos solos, y omite el su majestad y su alteza que lo escucho demasiadas veces en el día. Y levántate, los amigos no hacen eso, o no que yo sepa.
-Está bien...
-Solo llámame Bloom. Y no me temas, nada de lo que se rumora de mi es cierto. Y creo que si nos llegamos a conocer bien, tú mismo lo averiguarás.
Y ese fue el comienzo de una amistad.
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La descendiente
RomanceÉsta es una pequeña historia sobre una reina de un reino lejano, que se encontraba muy triste y sola .