55. Abril

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Tenía la cabeza como un bombo

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Tenía la cabeza como un bombo. Por un lado estaba la historia que me había contado Drew sobre su ex. Por el otro lado estaba mi propia historia de terror con mi ex. Las sesiones con la psicóloga cada vez iban mejor, ya llevaba cuatro sesiones con ella y la verdad es que me sentía muchísimo más tranquila pero seguía pensando que algo fallaba en mí. Seguía pensando que yo no estaba a la altura de los demás y que no era lo suficiente buena para nadie, sobre todo para Drew. Aquella sensación de que no era lo que Andrew necesitaba se había acentuado después de que me contara lo de su ex. Él merecía ser querido de verdad, que lo amaran sin condición, sin dudas. Y yo estaba llena de dudas, llena de unos miedos que me comían por dentro. Quería muchísimo a Drew, lo amaba, pero no era suficiente. Yo no era suficiente.

Después de aquel día hice el esfuerzo de mostrarme normal con él, le cogía de la mano delante de mis amigas, le besaba en los pasillos de la escuela pero sentía que había algo que no funcionaba. No era él, era yo. Lo típico.

Veía sus miradas cada vez que charlaba con algún chico de mi clase. No eran miradas de odio, ni de rencor, nada de eso. Eran miradas de pena, de miedo a que encontrara a alguien mejor que él pero el muy tonto no sabía que jamás encontraría a alguien tan bueno como él.

A principios de febrero había quedado con Héctor, ya que hacía mucho tiempo que no nos veíamos a solas y aún teníamos una conversación pendiente. Quedamos en una cafetería cerca de casa y cuando pedimos nuestros cafés nos sentamos en una de las mesas libres.

—¿Qué te pasa? —preguntó directamente.

—Directo y sin tapujos, ¿eh? —esbozó una pequeña sonrisa—. He estado pensando en los últimos meses, des de que me dijiste lo de ser amigos con...

—No, no, olvídalo por favor. Mira, Abril, aquel día se me fue la pinza y ni sabía lo que decía, ya te pedí perdón pero te lo vuelvo a pedir porque fui un idiota. Y sé que también estás algo molesta con los mensajes que te mandé y... lo siento muchísimo, de verdad, sabes que a veces me cuesta controlarme.

—Lo sé y no pasa nada, solo quería asegurarme de que seguimos siendo amigos, porque lo seguimos siendo, ¿verdad?

Asintió y me relajé de inmediato. Él me había ayudado en muchas ocasiones y me dolía poder perder la amistad tan bonita que habíamos creado entre los dos. Suspiró algo afligido y se rascó la cabeza mientras bebía de su café.

—Como amigo debo... contarte algo.

Mierda. No me gustó como había sonado eso.

—¿Te pasa algo?

—No, no...bueno primero quiero saber si... si tú y Andrew vais muy en serio.

Lo miré sorprendida. Ni yo misma sabía si él y yo íbamos muy en serio, pero supongo que sí, que nuestra relación era seria. Asentí y él empezó a juguetear con sus manos algo nervioso.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora