Capítulo 13

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La vida en la escuela era cada vez más pesada. Natalie era tan posesiva que estaba ahogándolo con la correa. No fue capaz de mirar a Britney a los ojos, le dejó un mensaje más, y ella lo volvió a dejar en visto. Hasta ahí llegó su amistad. La había cagado, se sentía culpable, pero quizá no lo suficiente como para tener un momento de valentía. Finalmente era viernes, y podría descansar un poco de toda esa mierda.

— Cariño, ¿es tu hermano quien te viene a recoger, no? —preguntó Natalie, sujetando su mano y arrastrándolo hasta la salida.

— Sí. —respondió de mala gana, siguiendo sus pasos con flojera.

— Quiero que vengan juntos a la fiesta. —se detuvo para voltear a verlo.

— ¿Fiesta? —también puso pausa a sus pasos, viéndola confundido.

— ¿Es que no me escuchas, cariño? Habrá una fiesta en la casa de Missy, mi amiga, te lo conté en la mañana. Iremos juntos y quiero que lleves a tu hermano.

— ¿Por qué llevaría a mi hermano?

— Porque quiero conocer a tu familia, tontito. —apretó su mejilla, sacudiéndolo.

— No creo que sea buena idea, él está algo ocupad-

— ¡Nop! No lo estoy, nada ocupado, agenda vacía. —habló acelerado Tom, con una sonrisa tonta en la cara. Pasó su brazo en el cuello del emo, pegándolo a él como ya era costumbre. Bill se quedó callado al verlo. ¿Qué carajos hacía este idiota aquí?

Natalie sonrió por su actitud, era fresco y relajado. Todo lo contrario al ratón nervioso del que se había obsesionado. Era divertido de ver el contraste.

Era una mierda, ¿por qué debía compartir a su hermano? La amargaba ir a recogerlo y ver como esa se lanzaba a besarlo. ¿Por qué Bill no hacía nada? Sabía que le enojaba y aun así, no la detenía. Lo peor de todo, era que él toleraba eso.

Tom no soportaba más la cercanía de la rubia con Bill. Ella se estaba demorado mucho en devolverle a su chico, no aguantó más y bajó del auto dispuesto a entrometerse. Sabía que eso no le gustaría a Bill, pero al demonio.

— Natalie B, un placer. —extendió su mano para saludar. Iba a explicar la regla de los nombres, pero no fue necesario. Tom era perro viejo por esos lares.

— Tom K, igualmente. —aceptó el agarre, cambiando un poco su expresión.

Quedó claro que el chico no era nuevo en ese sitio. Su forma de actuar, de hablar, era igual a todos los chicos que Natalie conocía. Aunque intentaba esconder su hostilidad, se le salía por los poros.

Bill bajó la mirada fastidiado, no quería que Tom se meta en esto.

— ¿Estudiaste aquí, no? —preguntó, su voz dejó de sonar tan chillona.

— Por dos años.

— ¿Solo dos? Qué milagro, normalmente no sale de aquí en cuatro como mínimo.

— No te asombres, si es posible mi hermanito saldrá incluso en menos tiempo. —fastidio, removiendo el cabello del— Te recomiendo no acostumbrarte a él.

Natalie forzó una sonrisa, podía reconocer la extrañeza de su forma de hablar. Era raro, como un chaval inseguro intimidando a su competencia.

— Curioso, no se parecen en nada.

— Quizá no somos hermanos, quizá solo es una fachada y realmente somos... Algo más.

La vibra que ambos daban era fuerte, estaban ahogando al menor. Los ojos de Natalie se clavaron en Bill, buscando algún tipo de detalle que la pusiera a pensar. Él intentó guardar la calma, maldita sea, a veces odiaba a Tom.

Devil Eyes [Toll]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora