𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟒

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Transcurría la última semana de agosto, el pueblo corintiano se encontraba preparándose para las tan ansiadas soterias y el grupo de amigos tenía un par de tareas extras que les encargaron a último minuto.

Las cuatro muchachas bordaban y cocina a rapidez para al final turnarse los días de descanso, Kay junto a Korë realizaban los preparativos del banquete; donde el lunes a primera hora los chicos ateniense se les unieron para ayudarle, sin embargo, ninguna de las demás chicas estaban enteradas.
Ocurrió a mitad de la semana donde Agtaha iba en compañía de Maia hacia el local donde los otros dos muchachos se encontraban ayudando, conversaban de temas diversos que casi se pasan de largo. Al entrar la campanilla hizo eco en el lugar y el megarense que se encontraba en la barra batiendo un poco de crema se volvió con una sonrisa suave.

—¡Kay!— Con una algarabía la delfiense se acercó al chico para estrecharlo entre sus brazos con una sonrisa.— ¡Oh dios! ¿Estas preparando merengue?

—Así es.

Mientras ellos conversaban no se dieron cuenta que Korë salía en compañía de cierto joven ateniense que al momento de escuchar la voz de la castaña volvió su mirada encontrándose con aquella escena de Agatha abrazada al más alto. «¿Pero qué demonios?» Su ceño se frunció y con brusquedad dejo el costal de harina levantando un poco del polvo, la espartana pasó por alto aquella reacción de su compañero y con una sonrisa se aproximó a los demás que le saludaron con alegría «Ella no se comportaba así antes. Era más calmada, tímida ¿Por qué demonios ahora parece extrovertida?» Internamente aquella interrogante que no fue pronunciada causó un dolor en su corazón al pensar que tal vez la joven de tez trigueña no se sentía realmente cómoda a su lado.

—Aprovechando que están aquí, quiero que prueben la crema— El chico de tez canela tomó tres cubierto donde sirvió un poco de la mezcla, luego se lo extendió a las muchachas que le miraron con un deje de curiosidad.— Sean honestas y díganme que opinan ¿Si?

«Y díganme que opinan» Con molestia Egan repitió la petición del contrario con un tono algo aniñado, estaba molesto, sin embargo, sintió la sangre hervir cuando observó la acción de la mayor. Inconscientemente Agatha se acercó; ni se molestó en tomar el cubierto de las mano del megarense sino más que bien acomodándose el mechón del cabello se inclinó un poco para entreabrir los labios y tomar la porción del merengue, ignorando la reacción de los presentes la castaña se dispuso a saborear la crema incolora que le brindó un estallido de sabores, los belfos se curvaron en una sonrisa satisfecha cuando encontró el sabor de la azucara que se mezclaba perfectamente bien con las fresas y demás condimentos.

—Me encanta, es suave y a la vez los sabores se identifican— Expresó con sinceridad al momento en que tomaba el cubierto para llevarse otro poquito del merengue.— ¿Le colocaste fresas? Tiene algunos trocitos de ellas y me encantan las frutillas.

Kay solamente asintió avergonzado, tenía la punta de las orejas totalmente rojas producto de la acción de la mayor, por el contrario Maia reía nerviosa mientras Korë a su lado veía entre las rendijas de sus dedos la expresión alegre de la delfiense. «Esta mocosa va hacer que me maten» De soslayo vio al ateniense que se encontraba un poco más allá de ellos y suspiro, «Hijo de... ¿Por que mierda no hablan y resuelven sus diferencias sin meterme a mi?» En efecto, el rostro de Egan era todo un poema digno de leer, su mandíbula se tenso, los puños se cerraron con molestia al ver como su antigua pareja abrazaba al muchacho más alto y le sonreía como solamente ella lo hacía a él, los avellanos molestos chocaron con los grises de Korë; tan solo basto una sola mirada para comunicar el mensaje.

"No te quedes ahí ¡Separalos, rápido!"

La espartana bufó con fuerza antes de tomar por el hombro a la castaña y traerla hacia su cuerpo en un abrazo por la espalda.

—¡Venga Kay, no te la acapares tú solo!— Con un mohín infantil la joven reclamó la atención de su amiga y cuando el muchacho de cabello lacio rodó los ojos para disponerse a seguir con su trabajo; Korë apretó sus brazos que estaban en la cintura de la menor.— Me debes una mocosa— Susurro despacio en el oído de la chica que le miró intrigada, sin embargo, no le dejó hablar.— Aprovechando que están aquí, ayúdenme a colocar las frutillas en los postres soy un asco con eso. ¡Kay estamos en la cocina dentro! ¡Egan ponte a cargar más costales de harina! ¡Esta celebración será muy grande!

Apenas terminó de decir aquello tomó la mano de las dos muchachas. Agatha apenas había procesado la información de que Egan estaba ahí y cuando le pasaron por un lado solamente pudo ver aquellos fanales avellanos heridos, «Mierda» Fue lo único que pudo pensar cuando atravesaron el umbral que separaba de la zona donde estaban las mesas y la cocina.

ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora