Transcurrieron los tres días restantes para dar la bienvenida a septiembre y con ello la semana de las soterias.
Agatha suspiro al momento en que sus ojos marrones se fijaron en el reflejo que el espejo le brindó, había huido como cual gato al agua y se recluyó en su alcoba bajo una frazada con las intenciones de evadir la cruda realidad, Korë le había enviado varias cartas que tenía desperdigadas sobre el escritorio junto a otras de las demás chicas. Habían trabajado duro, merecía disfrutar las fiestas, pero el mero pensamiento de tener a Egan cerca le causaba aún escalofríos, con fuerza se mordió el labio inferior hasta que el sabor metalizado de la sangre le hizo detenerse para fijarse en la mancha carmín que comenzaba a expandirse sobre la piel.
«Joder Agatha, ¡Calmate!» Se reprendió al momento en que se golpeaba con suavidad las mejillas para hacerse recapacitar. Inhalo y exhalo un par de veces para luego tomar la toalla y disponerse a ducharse.
Cuando salió fue directamente a la habitación donde el peplo beige esperaba a por ella sobre la cama acompañado por el cinturón delgado de cuero con plumas colgando de los extremos, se vistió para luego apenas arreglarse un poco el cabello, se miró por última vez en el espejo y suspiro por su simpleza, «¿Es tan necesario que vaya?» Se interrogó mentalmente, desde hacía un buen rato que su madre había bajado al pueblo y ella aun seguía debatiéndose, los toquesitos en la puerta le hicieron sobresaltar para salir al corredor con una expresión de confusión. «Oh mierda. ¿Ellos? ¿Aquí? ¿¡Como truchas se enteraron que vivo aquí!?»La delfiense quiso hacerse oídos sordos, pero el segundo llamado se escuchó autoritario y firme, la castaña tomo una cazuela y se acercó a la puerta para abrir encontrándose con Daira que le miraba con los brazos cruzados y una ceja alzada.
—¿Vas hacer alguna especialidad en charola?— La corintiana se rió con desgano fijándose en la apariencia de la chica y solamente le miró con los ojos achicados.— ¿Vas a ir así a las soterias?
—¿Así como?— Respondió Agatha dejando la cazuela a un lado. La verdad no estaba tan a gusto como se veía, pero en ese momento no quería resaltar tanto.— Me veo bien así.
—Hasta los costales de papas se ven mejor que tu— Zendaya hizo su aparición detrás de la chica más alta, de brazos cruzados escudriño a la contraria y su ceño se frunció.— ¿Has estado durmiendo?
—¿Y le preguntas lo que es obvio?— Maia se abrió paso para quedar de frente a su amiga que retrocedió ante la perspicaz mirada.— Ni te pusiste labial, vamos, tienes que lucir divina esta noche.
La joven de tez trigueña intentó negarse, pero las tres chicas confabularon en su contra y la llevaron arrastras a su habitación donde le hicieron sentarse en el taburete para comenzar a arreglarla.
Maia busco las joyas que generalmente Agatha guardaba para las ocasiones especiales; le colocó el colgante con una gema lila junto a los brazaletes bañados en oro, Daira se ocupó de colocar la sombra de ojos y realizar un delineado espectacular que finalizó cuando coloco un poco de labial en los rosados labios de su amiga, mientras tanto, Zendaya se había encargado de peinar la cabellera castaña; reafirmó los bucles para después realizar una trenza a modo de diadema que fue decorada con algunas cositas de bisutería. Al cabo de un rato la femenina se encontraba de frente al espejo que reposaba sobre el escritorio y se sintió repentinamente irreconocible, le gustaba los tonos cálidos y suaves que le rodeaban y con una sonrisa le agradeció a sus amigas.
El grupo salió de la morada de la joven tez trigueña para disponerse a bajar hacia el pueblo, en la Central Plaza de Corinto lograron distinguir a Korë, se acercaron y le saludaron. La espartana se mordió el labio con nervios y abrazando con fuerza a Agatha se refugió en el espacio que quedaba en el hombro y cuello de la chica, las demás solamente se quedaron esperando alguna explicación.
—Perdón— Musito al momento en que apretaba más el cuerpo de la contraria.— Perdóname Atha, no era mi intención. Ustedes dos hacían expresiones, se comportan como si les hubieran quedado tantas cosas por decir yo... Yo solamente quería ayudarte a ser feliz.
—No me gusto lo que hiciste— Tras su comentario sintió como la mayor se tensaba y aferraba a ella.— Pero no te culpo, porque yo nunca dije la verdad— Con sutileza hizo apartar a Korë para acariciar suavemente las mejillas de la joven de ojos grises mientras le brindaba una sonrisa melancólica.
—¿Como que nunca dijiste la verdad?— Interrogó esta vez Daira al momento en que se comía un trozo de diples.
—En realidad, Egan fue el culpable de que todo se fuera a la mismísima mierda por querer pasar una pasional noche de victoria con una ramera.
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ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀ
Teen Fiction«𝐅𝐢𝐠𝐮𝐫𝐚́𝐬𝐞𝐦𝐞, 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐧 𝐢𝐠𝐧𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫; 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐞𝐬𝐞𝐧, 𝐥𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢́𝐚𝐧 𝐭𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐚...