Lisa, una joven relajada y desenfadada, amante a los deportes extremos, ademas de ser popular con las chicas y conocida por ser una fuckgirl, es la hija del presidente de los Estados Unidos. Jennie, a diferencia de Lisa, es una chica muy estricta y...
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No estoy segura de si hacer lo que Lisa me pide, honestamente, me da miedo tomar riesgos, pero no puedo quedarme aquí esperando a que estos hombres me hagan daño primero.
Había amanecido, mi reloj marcaba las 5 de la madrugada.
- ¿Estás lista? - me preguntó Lisa.
- En realidad no, pero vamos a hacerlo - le respondí con cierta inseguridad. El plan parecía un poco trillado, ya que no soy precisamente una experta en saltar muros, pero creo que en este momento, el instinto de supervivencia debe activarse.
Tocamos la puerta y comenzamos a gritar.
- Necesitamos ir al baño - dijo Lisa.
- Abran, me estoy aguantando - agregué.
Ellos abrieron la puerta, y nos dimos cuenta de que eran dos hombres.
- ¿Qué quieren? - nos preguntaron.
- Necesitamos el baño - gritó Lisa.
- Primero irá una de nosotras - comenté.
- Hay varios cubículos, y yo no puedo esperar más - respondió Lisa, la más alta entre las dos.
- ¿A dónde vamos si no tenemos idea de dónde estamos? Además, este lugar parece no tener salida - les dije, intentando convencerlos de que no teníamos intenciones de escapar de allí.
- Llévenlas - se dijo uno al otro. No veíamos sus rostros, lo que nos hacía sentir un poco intimidadas.
Nos llevaron a un piso superior y entramos en un baño. La situación era horrible y aterradora. El hombre que nos condujo tenía un arma en el pantalón; soy bastante observadora. Según Lisa, los otros dos se quedarían afuera, pero este hombre entró. Por lo tanto, debíamos poner en práctica nuestro plan B. Cada una entró en un cubículo. La idea era que ambas se quitaran los zapatos rápidamente y los dejaran en el suelo, como si estuviéramos ocupadas. Luego, cada una pasaría por el espacio entre los cubículos hasta llegar al que tenía una ventana. Así lo hicimos con mucho cuidado, y ese cubículo estaba en la esquina. Lisa me levantó sobre sus hombros, y afortunadamente, la ventana no tenía protección, de esas que se abren hacia arriba.
Fue un poco estresante y resultó inevitable hacer algo de ruido. Yo ya estaba subiendo, pero...
- ¿Qué están haciendo? - preguntó el secuestrador.
Lisa corrió a su cubículo y le contestó:
- Tengo problemas para hacer mis necesidades en un baño tan asqueroso y con un secuestrador preguntándome qué estoy haciendo cuando es obvio que en un baño solo se hacen dos cosas.- Pero lo único que pense es que esto me hice recordar al juego de calamar.
- Apúrense. Si en cinco minutos no salen, abriré la puerta - amenazó el secuestrador. Estaba súper asustada; aún estaba oscuro.
No veía a nadie cerca, y la preocupación comenzó a apoderarse de mí. "Vamos, Lisa, sal de allí", pensé. Los segundos se sentían como horas, pero finalmente la vi de nuevo. Extendí mis manos hacia ella, esperando que llegara arriba y las tomara, y así fue. Con mi ayuda, Lisa logró salir rápidamente del cubículo.
