⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾

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Corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitían, estaba aterrado. Grité por ayuda siguiendo los pasos de mis amigos, me dejaron solo... Desesperado tomé el bolso que me habían lanzado cuando eso sucedió, se lo arrojé a quien nos estuviera siguiendo.

Volteé nuevamente al frente, busqué a mis amigos pero no lograba verlos a través de aquel denso bosque. Las hierbas se pegaban en mi ropa y el lodo se hacia cada vez más pesado con la lluvia. Grité en su búsqueda cuando encontré un claro, me giré a todos lados sin divisarlos. Miré una figura acercarse con lentitud, un cuchillo estaba en su mano izquierda y el bolso en la derecha.

Caí al suelo asustado al verlo sonreír como un sádico, ese hombre estaba lleno de sangre, nos siguió como una sombra hasta nuestro campamento y comenzó a atacarnos sin piedad con esa arma blanca. Me levanté del sueño como pude, las piernas me dolían estaban a punto de seder.

Corrí, corrí y corrí sin dirección alguna, hasta que a lo lejos logré divisar una casa. Un extraño castillo algo viejo. Grité en cuanto llegué a la puerta, rogando que abrieran la puerta; El hombre estaba a unos pasos de mi. Grité aterrado.

Está oscuro, ¿Estoy muerto? Ese hombre se acercó y perdí el conocimiento. Mis amigos, no sé si ellos se salvaron. Solo íbamos a un campamento de verano, la idea de que íbamos a vivir esto jamás cruzó por mi mente. Supongo que en la de nadie.

Escuché murmuros, ¿No estoy muerto? Me pregunté pero seguía sin ver nada. Las voces se hacían cada vez más notorias, alguien estaba discutiendo. Se escuchaban molestos.

- ¡Shhhh!.- no se que sucedió, pero de repente ya pude reaccionar.

Miré a dos personas frente mío, una chica con cabello rosado y un vestido bastante elegante y un chico de cabello verde y con ropa bastante contraria a la mujer.

Grité de la impresión y me pegué a la pared con miedo, ellos me miraron con el seño fruncido. Cubriendo sus oídos por mi grito.

- ¿Estás mejor?.- me preguntó el chico de cabello verde.

- Tú- tú- tú cabello es verde...- balbuceó.

- Y el tuyo negro, y el de ella rosa, ya todos sabemos el color de cada quien.- me respondió sarcástico apuntando conforme mencionaba el cabello.

Miré a mis alrededores, la habitación se miraba algo vieja y agrietada pero estable, lo suficiente para que la lluvia no entre por las ventanas. No había focos, la habitación era iluminada por tres velas repartidas por la habitación de una forma que distribuía bien la luz.

Alcé mis manos, estaba cubierto de vendas de el abdomen hasta el cuello y mis brazos y manos también.- ella las puso.- habló el tipo.

Lo mire confundido.- Me refiero a las vendas, por eso están tan mal.- sonrió con descaro apuntando a la chica que hizo un puchero molesta.

- ¡Al menos lo ayude!

- ¡Yo lo metí a la casa y lo cargué hasta acá!

Comenzaron a pelear enfrente mío, me sentí apenado.- Disculpen.- llamé su atención, ellos dejaron de pelear inmediatamente.

- Les agradezco por ayudarme, pero... ¿Que sucedió después de que me desmayara?.- pregunté, ellos se pusieron serios.

- Tus gritos despertaron a Zoro y cuando el salió para ver qué ocurría, había un hombre cubierto de sangre encima tuyo, te apuñaló en el brazo y después se fijó en mi hermano.

- Tomé una de mis katanas e hice lo que debía, ese imbécil era un asesino en serieque había estado haciendo de las suyas desde hace ya seis años. Después te traje corriendo hasta este cuarto y levanté a mi hermana para que curara tus heridas.

。⁠.゚Pasado Frío ゚. 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora