Capítulo 3.

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Llegamos al edifico de mis tíos y subimos todos en el ascensor, planta 16 allá vamos.

Llegamos por fin y caminamos por el largo pasillo hasta llegar a la puerta H. Mi tío abre la puerta y entramos a la casa. Sigue estando igual de bonita que siempre. Es un duplex, todo pintado de blanco, con los muebles beige, muy luminoso. La cocina es americana y en el salón hay un balcón enorme, tiene dos baños y dos habitaciones en la planta de abajo. Justo pegada a una de las paredes hay una escalera de caracol que lleva a la planta de arriba, donde hay otra habitación que tiene un baño y una pequeña terraza.

-Tenéis una casa increíble-les digo.

-Manu, acompaña a tu prima a su habitación y coge la maleta-dice mi tía.

Mi primo y yo subimos por las escaleras de caracol hacia la habitación.

-Por favor, ven a la fiesta hoy, será genial tenerte allí-dice Manu.

-Está bien, iré un rato-le digo.

Mi primo abre de la puerta de la que es ahora mi habitación y juraría que no he visto nada tan bonito nunca.

Las paredes son blancas como el resto de la casa, el suelo es un parque de color beige. La cama de matrimonio está en el centro de la habitación con un nórdico blanco y muchos cojines. Al fondo de la pared hay un tocador, una cómoda y un armario, también la puerta del baño. Justo a los pies de la cama hay un taburete para sentarse y en frente, la puerta de la terraza.

-Esa cama me está llamando para que me duerma un rato primo-le digo señalando la cama.

-Pues descansa, esta noche nos espera una buena-dice Manu saliendo de la habitación.

Abro mi maleta y coloco todas mis pertenencias en el armario y la cómoda, el maquillaje lo guardo en el tocador y todo lo de aseo lo coloco en el cuarto de baño.

Después de terminar todo, por fin me decido en tumbarme. Cojo mi teléfono y marco el número de mi madre.

-Hola mamá.

-Cariño, hola, que alegría escuchar tu voz y saber que estás bien, ya te estoy echando de menos.

Tan dulce como siempre...

-Yo a ti también mamá, voy a intentar dormir un rato, luego el primo Manu me va a llevar al cumpleaños de su novia.

-¿Es el cumpleaños de Sara?

-¿Tú sabias que tenía novia?

-Bueno, algo me contó mi hermano si, pero tampoco sé mucho más.

-Genial, como siempre soy la última en enterarme todo, adiós mamá te llamaré mañana.

-No te enfades hija.

-Ya hablamos mamá, un beso.

-Te quiero hija.

Cuelgo.

Sé porque no me lo han contado, piensan que todavía no me he curado de la ruptura con Philip y piensan que si me hubiera enterado de que mi primo tiene novia me hubiera afectado. Aunque lo hagan por mi, es una tontería, siempre querré lo mejor para él y para la gente que quiero y saber que hay alguien que le hace feliz, me hace feliz a mi. El tema de mi ruptura es algo que no hablo con nadie, me lo guardo para mí, como todo, no soy de contar mis problemas y soy demasiado reservada para ir contando las penas que me han pasado, cada uno tiene bastante con lo suyo como para aguantar también lo mío. Paso.

Me levanto a cerrar la persiana de la habitación y vuelvo a la cama, me tapo con el nórdico y me tumbo.

Necesito dormir al menos un par de horas, para después ir a la fiesta, porque estoy demasiado cansada. Ha sido un viaje largo y estos meses atrás han sido duros, necesito un descanso de todo, hasta de mi misma. Este cambio de vida necesito que me haga recuperar las ganas de vivir que tenía antes de que pasara todo lo de Philip.

Ya no le quiero, creo que dejé de quererle en el momento en el que me falló, las primeras semanas fueron las peores, le echaba de menos, demasiado, pero entendí rápido que él nunca mereció tener a alguien como yo. Jamás volvería con él y menos con todo lo que me costó el recuperarme del todo. Ahora por fin, puedo decir que soy libre y que no tengo ni siquiera el mínimo sentimiento hacia su persona. Y menos mal.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora