GUILLERMO
El curso ha acabado y yo ya soy oficialmente un matemático y un físico. Lo bueno de todo esto es que ahora solo tengo que concentrarme en mi trabajo de masajista y mi doctorado, porque se acabaron los trabajos de final de carrera, las clases y los exámenes. En el fondo, sé que voy a echar de menos el asistir a las clases, pero hoy me caso y mi mujer se vendrá a vivir conmigo, así que no creo que tenga tiempo para aburrirme.
Nunca pensé que llegaría un día como el de hoy y estoy seguro de que mis padres tampoco. Mi madre está tan contenta, que no la reconozco y a mi padre se le ha pasado de una vez el enfado por no haber escogido química en la universidad y también se alegra por mí.
La boda será sencilla o, al menos, es lo que le hemos pedido a Tania, que es quien se está encargando de todo en la casa de mi abuela. Únicamente asistirán noventa personas, porque la hemos querido hacer íntima y solo invitar a los familiares más cercanos y a los mejores amigos.
Los únicos que han faltado de la familia de mi padre son mi tío Christian, Ute y su hijo. Parece ser que mi tía tuvo un pequeño accidente doméstico y el médico le obliga a mantener reposo durante dos semanas.
Lo más extravagante de la boda es que viene el grupo Morat. Aún no me he atrevido a decirle a Carmen que he estudiado en la universidad y lo referente a mi familia y espero que en cuanto los escuche, recuerde lo que dije en la boda de su ex y entienda que era todo cierto, excepto que puedo ver.
No fue fácil hacer que viniesen, porque a pesar de que mi tía y mis padres me aseguraron que harían todo lo posible para conseguirlo, el diecisiete de julio aún no teníamos una respuesta afirmativa. Así que aproveché que mi novia se fue a ver a sus familiares unos días, ya que el viernes antes habían acabado los exámenes, y fui al concierto que dieron en Granada.
Como soy ciego, me pusieron en una zona donde tuve acceso para hablar con uno de los que viajan con ellos. No sé si era uno de los padres, un amigo, el manager o el que les lava la ropa, pero en cuanto le conté mi historia, me aseguró que al día siguiente alguien me llamaría y eso fue lo que pasó. Morat era la única opción que tenía para ser completamente sincero con mi novia.
Una semana después de mi cumpleaños me encontré a Fran en la facultad y me dijo que en cuanto Carmen supiese que soy un empollón como él, me dejará, porque a ella no le gustan esa clase de chicos. No le hice mucho caso, pero tengo que admitir que esa conversación es la responsable de que no me haya atrevido a contarle la verdad a Carmen. En realidad, tengo pánico de que si algo en mí cambia, ella deje de quererme.
Eric dice que son idioteces, pero no puedo evitar sentirme así, porque, en el fondo, sé que no me merezco tanta felicidad.
- ¿Cómo estás? – me pregunta mi madre, que es quien me va a llevar al altar.
- Cagado de miedo – me sincero.
- Si no estás seguro de dar este paso, hijo...
- No, mamá. Lo que me asusta es la reacción de Carmen cuando se entere de todo lo que le he ocultado – la interrumpo.
- Se le pasará – me dice agarrándose de mi brazo para comenzar a caminar juntos.
Imagino que Carmen está guapísima, porque unos minutos después de que mi madre y yo lleguemos al altar, escucho exclamaciones de los invitados. Yo me olvido de todo lo que hace unos minutos enturbiaba mi felicidad y me concentro en escuchar los pasos de mi futura esposa y su padre, que es quien hace de padrino.
- Estás muy guapo – me dice la novia, cuando se sitúa a mi lado.
- Yo he escuchado a todo el mundo alabarte en cuanto has entrado – le respondo y busco su mano para rozarle los dedos, no puedo estar más tiempo sin tocarla.
ESTÁS LEYENDO
¡VOY CIEGO! - TERMINADO
Storie d'amoreElla llama la atención a simple vista y él... A él no le afecta porque va ciego, pero no de Ginebra, es invidente. ¿Amor a primera vista? Intuís mal. Carmen está aburrida de los chicos que intentan salir con ella como si fuese un trofeo, hasta que c...