One Shot

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Había sido una semana bastante horrenda, la verdad.

Reactron, un villano obsesionado con los Kriptonianos, había aparecido en la ciudad buscando a Supergirl luego de causar estragos en Metropolis.

La ciudad estuvo asediada por él, durante tres malditos días, hasta que Supergirl pudo vencerlo. Por lo menos momentáneamente estabamos a salvo.

Fue una horrible pesadilla.

Él imbécil, terminó escapando y logró dejarnos con una victoria parcial, con sabor a derrota.

Lo que nos llevo a la locura, fue el objetivo que no pudimos defender.

Lena.

La peor pesadilla de Kara se volvió real. Uno de sus enemigos atacó a su familia. A su esposa.

Logramos rescatarla, aunque mal herida.

Y ahora, venía a la DEO para hablar conmigo, mientras Supergirl estaba en Central City ayudando a Flash. Me sentía bastante intranquila con su visita, sobre todo porque me había pedido no decírselo a Kara. Pero, pensé, que de hecho, parecía justo el tipo de cosas que Lena debía de contarle a su esposa.

Tocaron a la puerta mientras estaba releyendo el último mensaje de Lena.

— ¡Adelante! — grité, guardando el móvil dentro del cajón de mi escritorio.

Un momento después apareció Lena.

Tenía un moretón sobre la mejilla, el labio partido y usaba un cabestrillo en su brazo izquierdo. No estaba roto, pero tenía un desgarre en el músculo y debía mantenerlo inmóvil. En cuanto entró a la oficina, me puse en pie y fui con ella para saludarla.

Luego de que se casara con mi hermana, nuestras muestras de afecto habían evolucionado y ahora dejaba que la abrazara sin problema.

— ¿Cómo va ese brazo? – pregunté en cuanto nos separamos.

— Bien— fue su única respuesta.

La miré con cuidado, intentando adivinar lo que sucedía. Y lo primero que noté, fue la tristeza y el cansancio en sus ojos. Parecía que no había dormido bien en un par de días.

Me pregunté si el viaje de Kara a Central City era la causa. Tal vez se sentía sola o... asustada. Todos habíamos reforzado la seguridad e incluso, debía de aceptar, exageramos en el caso de Lena.

— ¿Qué sucede? — pregunté con cuidado.

Lena bajó la mirada y guardo silencio.

— ¿Puedo sentarme? — preguntó.

—Claro. Por supuesto. Perdona, pasa.

Cerré la puerta detrás de ella y cuando me di la vuelta, Lena ya estaba acomodada en una de las sillas frente a mi escritorio. Sacó un pequeño artefacto, muy parecido a una calculadora, lo encendió y lo colocó sobre el escritorio.

— ¿Qué es eso? — la miré sin moverme. Sin entender.

—Perdona — dijo —Es por precaución.

— ¿Precaución de qué?

— Anula cualquier aparato digital. Cámara o micrófono.

No pude ocultar mi sorpresa.

— ¿Por qué querrías...? — Miré la cámara de seguridad colocada en una esquina de la oficina —Ok, ¿qué es lo que está pasando?

—Alex... — Lena dudo — Necesito tu ayuda.

— ¿Con qué?

Volvió a esconder la mirada y comenzó a juguetear con sus manos, nerviosa. La vi, por primera vez desde que la conocía, hacerse muy chiquita ahí sentada. Era como si fuera otra persona. Como si toda su seguridad y su arrojo se hubieran esfumado.

El dolor dentro de mi - OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora