(10) Platica

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7:27 am.

Con el arma en mano, apuntaba a través de la ventana, retrocediendo cada vez que la persona agitaba sus manos en señal de rendición.

– ¡E-Espera un momento... no dispares. Baja el arma por favor! dijo de forma histérica.

Me faltaban palabras, no tenía claro que hacer más allá de mantener el arma apuntando a esa persona. Solo pude formular una simple pregunta en mi mente.

– ¿Q-Quien eres?–dije con mi voz forzando serenidad– ¡¿Qué haces aquí?!

El tipo que tenía los ojos cerrados del miedo, al escuchar la pregunta volvió a fijar su mirada en mí. Una gota de sudor resbalo por su mejilla antes de empezar a hablar.

–S-Soy E-Emil Hansel. Yo y mi grupo nos instalamos en el pueblo de Skogstad hace poco.

¿Skogstad? Si mi memoria no me falla ese es el pueblo más cercano a este bosque. Se encontraba a unos kilómetros de aquí cruzando la carretera.

– ¿Qué buscas?– pregunté  con un tono hostil.

–P-Por favor, por favor, al menos quita tu dedo del gatillo. Estas temblando demasiado– dijo Emil asustado con sus manos pegadas como suplicando clemencia–No se te vaya escapar un tiro.

–Habla– repliqué. Esta vez me relaje un poco y aleje el dedo del gatillo– ¿Para qué has venido aquí?

–T-Te vi el otro día en el bosque, cuando fui a buscar mis patatas. Pero saliste huyendo antes de decir una palabra y no me pude presentar, te grite que te detuvieras pero no me hiciste caso.

No recuerdo eso. ¿O sí? Estaba demasiado asustada como para recordarlo, lo único que tenía en mente era correr.

El tipo trago saliva y prosiguió.

–Te seguí ayer y encontré este lugar, pero no me acerque. Se hacía de noche y pues... ya sabes–Su cara se mostró tensa.

¿Él sabe de ellos? Pensé que solo era algo que yo sabía, pero al parecer este tipo sabe cosas de las sombras. Tal vez...Tal vez él sepa que son, pero aun así.

–No sé quién eres. Deberías irte de aquí; esto es propiedad privada. – Sostenía el arma con más firmeza que antes.

– ¿Eso todavía es válido? No importa. Escucha, si pudiera irme lo haría pero–bajo sus brazos y señalo a sus pies. Puso una cara de vergüenza– Creo que una de tus trampas funciono conmigo.

Aun con el arma en mano, me acerque a la ventana para ver. Era mi trampa de lazo que había puesto hace un tiempo. Aunque es una trampa para animales pequeños, parece que le hizo un corte cerca del tobillo.

Volví a mirar al tipo, estaba ruborizado.

–S-Sé que te sientes más segura con el arma, pero con esto en el pie no podría intentar nada– dijo resignado.

Ciertamente no podría ser capaz de hacer mucho, su pierna está sangrando por el corte que hizo el fino hilo de la trampa. No tiene buena pinta.

Mis opciones eran limitadas, no podía simplemente ignorar y hacer como que no pasa nada; el tipo no se iría estando atrapado. Solo tengo una opción segura.

–Quédate ahí, no te muevas.

– ¿Claro?

Salí de la cabaña sin cerrar la puerta, con el arma en mano, me acerque a Emil con precaución.

–Intenté quitármelo pero no parece querer soltarse. –dijo Emil con desanimo. Lo noto algo pálido.

La trampa, creada por mí de manera un tanto peculiar pero efectiva, no debería de haber atrapado a alguien. No debería, pero de alguna manera me sentí orgullosa, aunque su uso principal es para animales.

(Tal vez por eso se sentía avergonzado).

Comencé a enseñarle a Emil como liberarse de la trampa, manteniendo cierta distancia.

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