Quería desvanecerse en el aire.
En esa fría brisa y en esa luz del atardecer, que envolvía el ápice del abismo y rodeaba a lo lejos ese valle de sacramentos de los que quizá nunca se encuentre alguna respuesta. Estaba atrapado como esclavo en un infinito sueño que se volvía más una pesadilla con el pasar del fragmentado ciclo de existencia. Y el único lugar perfecto e íntegro para deshacerse de los recuerdos que mantenía vivos en su corazón, era contemplar el colorido lago de melancolía que se extendía en la lejanía y esa luz de atardecer.
Era culpa de la vida.
No tenía ningún propósito para quedarse allí y el llamado de auxilio que nadie respondía era el peso de la soledad que sentía al encontrase aferrado a aquel lecho remoto, el cual titilaba con un sonido semejante al de un campanario, haciéndole recordar que se encontraba al pie de la orilla de un gran precipicio, necesitando solo una respuesta que dejara de hacerlo sentirse tan vacío por dentro.
Respiró el frío aire que rozaba la punta de su nariz y extendió los brazos a sus costados mientras su cabello se movía al son de la brisa, permaneciendo firme con los pies descalzos en la cúspide de aquel gran risco que casi tocaba las estrellas.
Sentía que volaba, aunque no poseyera alas, y cada vez que subía a esa cumbre olvidaba su dolor, solamente aguardando por algún día deshacerse de la maldición que lo ataba a la desgracia de no conocer su pasado, su antiguo yo. Después de todo era el momento de aceptar que hasta él mismo se había olvidado de quién era, y, a veces soñar con la libertad no era un pecado, ¿o sí?
Jeon Jungkook solo quería ser libre.
Abrió los ojos en cuanto tuvo un atisbo de que estaba respirando y se levantó rápidamente del suelo en el que se encontraba de alguna manera recostado, no había nada más allá de lo que pudiera observar en su posición, la niebla lo rodeaba como si estuviera danzando por su llegada, hasta que se disipó de poco en poco.
―¿Hay alguien aquí? ―gritó al vacío sin ninguna respuesta, volteó a ver hacia los lados pero no había nadie a su alrededor y observó con curiosidad la pulcra superficie de piedra que estaba pisando, en la cual relucían algunos extraños dibujos tallados que brillaban y se extendían a lo lejos, era una total locura despertar de la inconsciencia en un lugar totalmente desconocido, ¿Qué rayos estaba haciendo ahí, lejos de su hogar?.
Hogar... La misma palabra le generaba una cierta tristeza y entre memorias no había nada relacionado que recordase de ello, nada que recordara de su propia vida ¿Quién era él entonces?.
De pronto una luz que brillaban en el suelo levitó y se duplicó a lo lejos del camino, en estelas que parecían observarlo. Intrigado, decidió seguir su rastro unos metros delante sin alejarse mucho, pero al cabo de los minutos ya se encontraba desorientado y esto le causo escalofríos. El lugar era extraño y se veía el cielo gris, sin mencionar que no se escuchaba nada además de agua goteando desde arriba.
Al final del camino que las lucesillas formaron, se encontró con un muro de roca que no lo dejó continuar el paso y que se extendía hasta un punto en el cielo que él mismo no podía llegar a ver desde abajo, debido a la neblina. Y colocando sus dos manos sobre este, apoyó su frente sintiendo un ligero zumbido recorrer su cuerpo, el cual le causó de alguna forma cierta fascinación.
Una voz tenue, apenas un susurro, resonó con rapidez en las profundidades de su memoria, y pronto, su visión se tornó borrosa mientras algunos sonidos extraños retumbaban en sus oídos, desencadenando un temblor en sus piernas que lo hizo caer de rodillas. La sensación lo llevó a colocar desesperadamente las manos sobre su cabeza, como si así pudiera aplacar el intenso dolor que lo embargaba, pero justo en ese momento, todos sus sentidos se desvanecieron.
Silencio. Era todo lo que había, un silencio que parecía ser eterno siendo devorado por la oscuridad. Hasta que lo escucho por primera vez...
"Despierta Jeon Jungkook".
« ¿Era ese acaso su nombre? » Pensó. Pero, fue justo en ese momento en donde lo entendió todo, él lo sabía. Esto no podía ser un simple sueño...
―¿Estoy muerto? ―Susurró .
¿Cuánto tiempo había pasado desde el día en el que apareció allí sin ninguna razón aparente? Jungkook se hallaba sumido en la desesperación, como si llevara consigo una cadena más pesada que su propio cuerpo. Diluyendo cualquier sentido o importancia en su existencia, eran incontables las veces que Jungkook intentó escapar de ese lugar.
Al filo de la deriva, con un solo paso separándolo del lago que yacía a unos metros debajo de él, sabía que aun intentando deshacerse de su vida, no cambiaría nada, justo como si la misma se resistiera a abandonarlo. Incluso, no era como si no lo hubiese intentado antes, porque sería una falacia negar que su ser se desmoronaba desde adentro, y gracias a ello ahora se encontraba de nuevo al borde del peñón de roca, con finas lágrimas recorriendo su mejilla.
Su corazón latía tan fuerte como la primera vez que lo intentó, al punto de que su agitada respiración se escuchaba en medio del silencio mezclado con el viento. Cerró sus ojos y al sonar la última campanada, se dejó caer, con la fe de no volver nunca más...
Pero, esta vez tampoco lo consiguió.
―¡Oye no sueltes mi mano! ―le suplicaron con desesperación―. ¡P-por favor!
Al elevar la mirada, se encontró con los ojos de un joven de cabello castaño que lo observaba con genuina inquietud, desencadenando un chispeo en sus ojos, que hizo que por reflejo estos comenzaran a aguarse.
Y así, desde aquel momento, algo en su vida si cambió.
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SUMMIT OF OBLIVION | TAEKOOK FF
FanficEn los recovecos más profundos del alma, donde se entretejen los hilos del amor de la finitud terrenal, se plantea un enigma que trasciende las fronteras de la muerte. ¿Es acaso un lazo urdido por el destino, desafiando así la fugacidad de la vida...