capítulo 22: porfa no te vayas.

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Alejo por favor escúchame. Supliqué tratando de tomar sus manos pero él definitivamente no estaba dispuesto a escucharme.

  Escucharte? Ja. Tú sí que tienes pantalones de verdad; primero me invitas a una cita y luego terminas dejándome plantado y de paso te acuestas con isaza y ahora vienes como si nada hubiera pasado pretendiendo que te escuche?. Noooooo Juan Pablo, esta vez esto se acabó y espero que seas muy feliz con isaza pero cuando él vuelva a lastimarte, a mí no me busques. Respondió y se fue dejándome de pie en medio de la sala sin saber qué hacer.

  Aleeejooooooo!. Grité al mismo tiempo que salía de la casa y corría tras él.

  Alejo siguió corriendo y corriendo sin parar y yo por supuesto seguía persiguiéndolo. Necesitaba hablar con él y arreglar las cosas. Tal vez les parezca algo ilógico pero Alejo había logrado conquistarme y no podía perderlo, o eso pensaba yo.

  La persecución duró un rato más hasta que por fin llegamos al parque en el que solíamos jugar. Había olvidado que ese día teníamos entrenamiento pero para ser honesto, lo último que quería en estos momentos era jugar pero tenía que hacerlo por mí y por el equipo; además que era la excusa perfecta para tener a Alejo cerca.

  Vi a Martín correr hacia alejo y abrazarlo. Quise acercarme pero un balonazo en la cara me sorprendió.

  Qué te pasa pedazo de pendejo?. Pregunté muy indignado, Martín por su parte solo se acercaba a mí y por su cara se podía notar que estaba bastante furioso.

  Ahora no sabes qué me pasa? No seas cínico Juan Pablo villamil Cortés! Qué creíste que podías acostarte con isaza sin que Alejo se diera cuenta? Pues te cuento que estabas muy equivocado porque Alejandro sí supo lo que pasó con ustedes y sabes cómo? Porque él mismo los vio!.

  Qué estás diciendo Martín, cómo que Alejo nos vio?. Interrogué con la voz entrecortada y desvié la mirada hacia donde estaban los demás Pero cuando vi, otra vez se habían ido.

  Ya bachi déjalo, mejor vámonos y busquemos un lugar para irnos. Dijo Alejandro antes de que Martín me pudiera responder.

  Alejo por favor no me dejes. Supliqué mientras mis ojos se cristalizaban poco a poco. Te juro que esto no va a volver a pasar y que de ahora en adelante voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que seas feliz pero por favor no te vayas. Esa última frase la dije en voz baja pues mientras hablaba, sentía un dolor en el pecho que se iba intensificando cada vez más.

  Perdóname Juan Pablo Pero ya no puedo quedarme a tu lado. Me respondió y se dio la vuelta como hace un rato atrás en la casa.

  El dolor en el pecho se hacía cada vez más fuerte pero yo no me iba a dar por vencido; no iba a perder a Alejandro, no otra vez. Lo vi irse seguido por Martín y como pude me fui tras ellos.

  Si tan solo hubiera sido capaz de decirle a isaza que no, si tan solo lo hubiera golpeado para que me soltara, si tan solo hubiera esperado a Alejandro para irnos juntos, pero no, tuve que comportarme como un imbécil y dejar a Alejandro solo nada más por no ser capaz de confrontarlo y decirle que había visto a isaza en el supermercado.

  Ya no podía seguirme torturando con esto pero era imposible; mis acciones me habían alejado por completo de la única persona que había estado conmigo en mis peores momentos y que yo no supe cuidar.

  Estaba tan inmerso en mis pensamientos que no me di cuenta que Alejo había caminado hasta mi casa y había entrado mientras Martín se quedaba afuera esperándolo.

  Rápidamente entré a la casa y corrí hasta su cuarto, mas en cuanto abrí la puerta, vi como Alejo recogía sus cosas y las ponía sobre la cama para meterlas en una maleta que tenía al frente de él.

  Cerré la puerta tras de mí y con paso lento me fui acercando poco a poco a él hasta que lo abracé por detrás. Él sobresaltado se volteó y cuando lo tuve frente a frente, me quedé mirándolo embobado por un rato y me perdí en esos ojos marrones que cada vez que los miraba de cerca tenían el poder de hipnotizarme por completo.

  Alejo por favor, yo sé que fui un idiota y debí haber hablado contigo y haberte contado que había visto a Juan Pablo pero me dio miedo de cómo pudieras reaccionar. Te lo juro que mi intención nunca fue hacerte daño. Le dije tomando su cara entre mis manos y haciéndolo mirarme directamente a los ojos.

  Tal vez no fue tu intención pero aún así lo hiciste Y por favor te pido que no me digas que me amas porque el que ama no hace daño y eso lo sabes tú más que nadie.

  Yo lo sé y créeme que estoy muy arrepentido de lo que pasó. Respondí acercando nuestras caras un poco más.

  El dolor en el pecho seguía intensificándose demasiado. Me puse la mano en el corazón para tratar de alivianarlo un poco pero no daba resultado. Él pareció notarlo enseguida porque sin pensarlo dos veces tomó mis manos y me preguntó:

  Estás bien Papo?. En su cara solo se podía notar preocupación absoluta.

  Yo... Yo... Yo... Esto sí que dolía demasiado; tanto que ni siquiera podía articular ni una sola palabra, ni una sola frase coherente. ... Me... Me duele mu... mu... Mucho. Logré decir al fin, apretando fuertemente la mano de alejo.

  Bueno Papo vamos a llamar a tus papás, necesitas ir urgentemente al médico.

  No te vayas. Pedí tomando su mano fuertemente.

  Pero necesito buscar a Mauricio y clemencia; por favor Juan Pablo, solo será un momento.

  Llámalos por teléfono si quieres pero por favor no sueltes mi mano. Volví a suplicar una vez más.

  En ese momento no sabía lo que pasaba; era como si en el fondo sentía que esta sería la última vez que vería a Alejo; por eso no quería dejarlo ir, no quería que soltara mi mano porque algo muy en el fondo me decía que si la soltaba, no podría sostenerla nunca más.

  No puedo llamarlos por teléfono porque no tengo batería; además, están aquí en la sala. Te prometo que no voy a tardar ni 2 minutos.

  Porfa no te vayas. Pedí y lo jalé un poco más hacia mí. Si quieres usa mi teléfono. Le propuse y lo abracé fuertemente.

  Posada hizo lo que le pedí Y en cuestión de segundos, ya mis papás estaban frente a mí llamando a una ambulancia.

  La ambulancia llegó, mi papá y  Alejandro me cargaron y me acostaron en la camilla, ellos subieron también y nos encaminamos hacia el hospital. Mi mamá no fue con nosotros ya que tenía que quedarse cuidando a las gemelas Pero mi papá le prometió que le avisarían en el caso que sucediera cualquier eventualidad.

  Llegamos por fin al hospital, los médicos y  enfermeras me pasaron por urgencias y me metieron en un consultorio rápidamente.

  Me hicieron muchos exámenes y al parecer todo estaba bien hasta que nos preguntaron qué era lo que había pasado y Alejandro les contó que me dolía mucho el pecho, entonces el doctor decidió hacerme un electrocardiograma pues sospechaba de que tendría algún problema cardíaco.

  Ya tiene los resultados doctor?. Investigó mi padre luego de un rato en el que nos habíamos sentado en la sala de espera y vimos aparecer al bata blanca con una cara preocupada.

  Sí, sí los tengo Y la verdad es que no les tengo buenas noticias.

  Qué es lo que me pasa doctor?. Interrogué con miedo de la respuesta que el médico daría.

  Lo siento mucho joven villamil pero su corazón Ya está un poco maltratado y si no actuamos rápido, en cualquier momento podría dejar de funcionar.

  Qué quiere decir doctor? A qué se refiere con actuar rápido? Hable un poco más claro por favor. Pidió Alejandro tratando de mantener la calma.

  Miren, lo que yo les quiero decir es que necesitamos hacerle un transplante lo más rápido posible porque de lo contrario, Juan Pablo podría morir.

amor sin contrato (Isamil).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora