One Shot

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Roier desconocía de cuánto tiempo había pasado desde que vió por última vez a su esposo, eran días estresantes los que se estaban viviendo en la isla.

Días de poca calma, mucha ira, muchas dudas y para que mentir, muy escasa en sueño.

Roier comprendía que su esposo no se encontraba bien, de hecho, mantenía la sospecha de que se estaba hundiendo lenta y tortuosamente en un agujero que nadie en la isla puede ver.

Que el no podía ver. Y el dolor de su amado era contagioso, pues a Roier le rompía el corazón no saber cómo ayudarlo.

Y los días pasaron y la tensión creció junto con la ansiedad del de ojos carmesíes, estaba agotado física y mentalmente, la falta de sueño le tentaban a tomarse un buen trago de alcohol y pastillas para dormir.

De esas que Cucurucho "financia".

Sin embargo, era por lo menos manejable. Hasta que todo en su familia se disparó de forma inmediata, desde que su esposo y Bagi son hermanos, una perdida de memoria, nada de información que ayude en la investigación y la gota que rebasó el vaso; los trabajadores muertos de la federación esparcidos por toda la isla.

Las acusaciones, las miradas poco discretas, la ida de su esposo...

Estaba solo, pero no era nada nuevo, ¿Qué más da, no?.

Sin embargo, sería muy descarado de su parte ignorar la soledad de todo aquello que ama, sentirse tan vacío por dentro que casi podía verse por fuera, reflejándose en su poco apetito, el cansancio y bueno...las ojeras.

Y ahora el castaño estaba ahí sentado en el techo de su antigua casa, mirando las estrellas apenas visibles con una calma demasiado fina, demasiado frágil.

Era una paz envidiable, pero había algo que perturbaba a Roier, sentía que alguien lo miraba, no era nuevo esa sensación pues ciertamente todos los habitantes de la isla son constantemente observados y vigilados, así que supuso que era o Cucurucho o Osito Bimbo.

Y quizá fue por la cantidad angustiante de vodka en su sistema que una rabia impropia del castaño le cego cualquier gramo de racionalidad en su mente, pero de pronto se volvió una muy buena idea mentarle la madre al admirador secreto oculto en la oscuridad de la noche.

-Se que estás viéndome, ¿Eres tímido o planeas secuestrarme?- su voz no titubeó e instintivamente Roier sacó su espada, sabiendo que probablemente no recibirá una respuesta, continua hablando.-¿No sabes que observar a un hombre de la manera en la que me observas es peligroso?.

Un sonido sordo resuena en la oscuridad del techo de lo que alguna vez fue su hogar, sonaba como si fuese un golpe crudo que rechino ligeramente al impactar con la madera de roble; un cuerpo pesado, supuso el castaño.

Si no hubiese sido por el estrenduoso silencio de la isla, ni lo hubiese escuchado.

-Si lo que buscas es pelear conmigo, te informo que estoy encabronado desde hace un mes, no saldrás ganando.

Siente que la persona detiene su caminar apenas le escucha, Roier toma con más fuerza su espada y toma un largo quejido de si para poder pararse.

—Te advierto que tengo un esposo medio loco, una familia llena de psicóticos y una amiga que esta dispuesta a quemar esta isla por mi, eso.. Y que además tengo unas ganas inusuales de desquitarme, así que mejor ten los huevos de acercarte, guapo— girandose por fin, con los ojos inspeccionando todo lo que pueda ver intenta buscar la silueta, pero no ve nada. —¿Tienes miedo?

Un movimiento, solo un movimiento bastó de la silueta misteriosa para que Roier tomará con agilidad su espada y saltara hacía el extraño, enfurecido hasta la médula y con el corazón a mil.

Apenas podía ver por la oscuridad de la noche, y mientras más intentaba apuñalar al desconocido, más frustrado se sentía, pues este esquivaba todos sus ataques.

Curiosamente, el extraño no le atacaba.

Y a duras penas podía esquivarle.

—¿Qué pasa? —pregunto con el ceño fruncido y una sonrisa socarrona Roier. — ¿No sabes pelear?. — El extraño se quedo parado por más de la cuenta, haciendo que Roier tuviese la oportunidad de agacharse y patear en los tobillos al desconocido, desequilibarndolo y haciéndolo caer.

Con el extraño en el suelo, Roier apunta su espada a la cabeza del sujeto, listo para enterrarla con fuerza, este reacciona rápido y gira hacia la derecha, esquivando como puede del filo del arma, no tiene tiempo a poder pararse pues Roier de nuevo arremete contra el pateando su estómago.

Roier ahora desquiciado y con las ganas de matar poseyendolo se cansa de la estrategia de la espada y decide saltar encima del extraño, listo para matarlo con una navaja más pequeña, y si es necesario, con sus propias manos.

Apenas sus piernas rodean la cintura del extraño intenta golpearlo, este apresuradamente esquiva como puede y de un momento a otro intenta hacerlo perder el control abrazándole y haciéndolo girar hasta el descampado del jardín de la casa de Roier.

Sus cabezas chocan apenas caen sin cuidado en el descampado, con el extraño aferrado en un abrazo fuerte a Roier, y este por inercia en el choque termina abrazándolo para tratar de apaciguar el dolor de la caída.

Lo cual pasa, el extraño parecia haberse encargado de que Roier no se viese afectado por el impacto.

Como por arte de magia, las nubes empiezan a despejar al cielo nocturno, dejando que la dulce luz de la luna cubra al cuerpo de ambos hombres.

Pero no lo suficientemente rápido, pues Roier rápidamente recuerda la situación en la que esta, apartandose del extraño, poniendo una de sus manos en su pecho y sacando su navaja listo para degollarlo.

Y cuando esta apunto de hacerlo, reconoce el rostro ajeno.

La hermosa y majestuosa luz de luna deja que Roier pueda ver la cara que para nada era extraño.

El rostro tenía esa sonrisa dulce que siempre le regalaba a Roier todas las mañanas al despertar, y tenía esos ojos azules tan cálidos y brillantes, que le miraban con tanto amor al hablar de cosas triviales, ahora le miraba atento a cualquier acto que hiciese con su cuerpo, pero no estaba asustado, no se veía enojado, no estaba molesto, estaba con esos hermosos ojos y esa hermosa sonrisa, mirándole como siempre le miraba, con amor.

Y Roier siente sus manos temblar y que una angustia tremenda le sacude el cuerpo, todo ese tiempo había estado intentando matar a su esposo.

—Hola, guapito... —

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2023 ⏰

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