-Mi amor
-Dime mi amor - Ese apodo me parecía absolutamente asqueroso, pero ahora que salía de ella, solo podía sentir como los ángeles me tocaban. Todo dentro de mí se movía, me sentía bien con todo lo que salia de ella.
-Somos pre-novias - Su sonrisa gigante, podía derretir más que un sol directo al corazón.
-¿Eso existe? - Pregunté intentando enfriar mi café y dando un mordisco a mi grandiosa empanada horneada de pollo.
-Obviamente existe, tú eres la mía.
Sabía que eso ni siquiera existía, pero era de su cabeza y cualquier cosa que venía de ella, me encantaba.Y así fue como con una palabra pudo definir lo que éramos, lo que sentíamos; logró por fin describir la inexistente relación a la que estábamos aferradas.
Jamás habíamos acordado la etiqueta de nuestra "relación" pero estoy más que segura que ella, era lo más fuerte que jamás había sentido, simplemente se convirtió en lo mejor que me dió la vida.
-Eres la primera pre-novia que he tenido - Tomé la decisión de seguirle el juego.
-Lo sé y te juro que voy a hacer todo lo posible por ser la última también.
En mi corazón, ella ya estaba casada conmigo, teníamos tres hijos, dos gatos, una casa y dos carros. Ahhhhhhhhhhh, y como olvidar nuestra compañía de buses.
Hace tiempo habíamos estado discutiendo acerca de nuestro futuro, pensamos en algún trabajo que sea bueno para ambas y yo fuí la que propuso una compañía de buses. Por alguna razón le gustó la idea y ahora se convirtió en nuestra meta, sé que falta mucho pero en serio, como yo lo siento, todo eso va a ser real.
Sí, puede ser exagerado pero ella fue la primera que pudo entrar a mi corazón, nunca había amado a nadie de esta forma.
Recuerdo el día en el que mi mamá se enteró, me comenzó a odiar y perdió toda la confianza que me tenía, al igual que la de ella, nuestras madres eran muy similares, me atrevo a decir que es lo más parecido que tenemos. Es por eso que todo era complicado, hacíamos todo a escondidas y sin aprovación de nuestra familia, sin duda ser homosexual seguía siendo complicado aún en el siglo XXI.
Por encima de todo, no nos separamos nunca, durante un mes se nos hacía un tanto difícil contactarnos, yo me quedé con un libro y una guitarra, no tenía nada para poder contactarme con ella, solo su número en mi mente. Comencé a robarle el teléfono a mi mamá y hermana cuando no me estaban vigilando, acordábamos una hora y nos encontrábamos en cualquier lugar.
En mi cabeza apareció la escena de ella y yo en el cementerio y....
-¡Oye!
-Perdón, perdón, perdón
-Nunca me escuchas
-Siempre te escucho
-Nooo
-Sí
-Noo
-Que sí
Parece que hacía drama y no lo era, ella no tenía mucha confianza y creía que no la quería, ridículo. Me enojaba, mi mente estaba gobernada por ella, todo el amor que sentía era hacia ella, tenía cada parte de mi alma y corazón en sus manos y no era capaz de darse cuenta.
Después al día siguiente, decidí cocinar algo que no sea con huevo, ella lo odiaba entonces mi cabeza maquinó una empanada, pero no una empanada cualquiera, una empanada solo para ella. No tenía idea de cómo iba a hacerla, amaba las empanadas pero las respetaba tanto que solo las comía.