Capítulo 11

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Cala

Me despierto tarde, luego de dormir profundamente durante toda la noche. Lidia sigue completamente dormida a mi lado y la despierto cuando hago el desayuno, luego de insistirle a Carola, nuestra cocinera, que me dejara hacerlo. Desayunamos a las prisas, ya que se da cuenta de que se le hace tarde para ir a la academia.

Salimos juntas de casa, aunque cada una aborda un coche y emprendo un trayecto diferente, mientras que ella se va a la academia, yo decido ir a concretar mi primera cita con un psicólogo y así empezar de una buena vez a tratarme, cuidarme y empezar a mejorar.

Cruzo toda la ciudad de Roma hasta llegar a un imponente edificio de apartamentos, en el cual se encuentra el psicólogo que voy a contratar para mí. Entro a la recepción y luego de saludar al chico que hay tras el mostrador, subo al ascensor y aprieto el botón que da al último piso, un ático donde está la conducta del mejor psicólogo de la ciudad.

La puerta del ascensor se abren y lo primero que veo es a la chica que supongo es la secretaria del doctor Meyer, Thiago Meyer, el psicólogo en cuestión. Este es hermano del también psicólogo Marco Meyer, aunque este último tiene su consulta en Berlín, Alemania. La chica no tendrá más de 25 años y me ofrece una sonrisa de lo más tranquilizante y amable.

- Cala Lombardi, pase por aquí, por favor. El doctor Meyer la está esperando. - dice señalando la única puerta de la estancia.

Me acerco hasta ella y le doy una sonrisa en señal de agradecimiento. Camino hasta la puerta y abro la puerta, después de que una voz masculina me permita pasar. Lo primero que veo es a un hombre de unos 35 años, imponente y con mirada seria que se encuentra detrás de un gran escritorio.

Este levanta la vista y sus ojos marrones, casi negros, me escanean de arriba abajo. Me pongo algo tensa ante su escrutinio, pero poco después me brinda una sonrisa que logra tranquilizarme de algún modo. Me invita a pasar y lo hago con mucho gusto, pues debo enfrentarme a esto o de lo contrario no podré sanar.

Me siento en una de las dos sillas que hay frente a su escritorio y decido dejarle hablar primero, cosa que tarda en hacer y me impacienta. Me escanea, intentándonoslo entenderme y leerme, cosa que parece no conseguir, ya que tiene una impresión de curiosidad e incertidumbre en el rostro. Finalmente, opta por hablar.

- Señora Lombardi, ¿qué la trae por aquí? - dice reclinándose en su asiento.

- Quería contratar sus servicios como psicólogo y ver cuando sería posible cuadrar una primera cita. - digo haciendo lo mismo.

- Está bien, no tengo ningún problema, pero ahora sea sincera conmigo y dígame que la trae por aquí de verdad, porque tanto yo cómo usted sabemos que eso no era necesario hablarlo conmigo, podría haberlo hecho con mi secretaría. - dice mirándome inquisitivamente.

- Bien, le seré franca, quiero que me evalúe por completo y que me redacte un informe sobre mi estado mental actual para así presentárselo a la policía como un incentivo de investigación, porque sé perfectamente que no estoy del todo bien, pero también sé que no es necesario medicarme contra la depresión o ansiedad. Simplemente con unas terapias, me es suficiente.

- Deje que eso lo juzgue yo, pero está bien, luego de unas sesiones para conocerla bien, empezaré a redactar un informe, aunque no le puedo prometer que no aparezcan cosas que a usted no le gusten. - dice tendiéndome la mano, en señal de acuerdo. La acepto y me pongo en pie.

- Nos vemos en la primera sesión, doctor Meyer. - digo antes de salir por la puerta.

Me acerco hacia la secretaria y esta me dice que la primera cita será dentro de una semana, me despido de ella y salgo de la consulta. Bajo con el ascensor, pero no del todo, sino que me quedo en una de las plantas, donde sé que hay un pequeño estudio de vinilos con música clásica, quiero comprarle uno a Lidia como señal de agradecimiento.

El regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora