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-Nayeon... esta en una situación complicada.

-¿¡Por qué!? ¡Si quieren su bienestar...!

Puso sus manos en mi cabeza para que la mirara a ella y no a cualquier parte de su habitación. Su expresión solo me decía que lo que quería era algo difícil.
Parecia que yo era la única que tenía esperanza de lograrlo por su negación plasmada en su expresión.

-Sé que quieres ayudarla, nena, pero... las probabilidades son pocas.

Sentía una impotencia de escuchar esas palabras, una rabia por esas personas que no pensaban en la estabilidad de Tzuyu. ¿Acaso no se ponían a pensar en lo que sentía cada vez que se mudaban?

No pensaría que no le causaba ningún cambio en ella, pero lo vi con mis propios ojos el comportamiento y comprendí mucho más cuando contó porque era así.

-Pero... quiero ayudarla, Minari. -susurré aferrándome a sus manos que estaban en mi rostro.

La vista se me había nublado por las lagrimas se reunían en mis ojos, pero vi como Mina se acercó para besar mi boca tiernamente, como si quisiera transmitirte su apoyo y tranquilidad por medio de los mismos.

-Lo se, nabong. Veremos qué podemos hacer ¿Si? -asenti, siendo yo quien volviera a besarla para sentir más ese sabor a menta- Ya, coneja... debes consolar a Tzuyu...

Decía eso mientras me daba la vuelta para hacer que cayera sentada en la cama y ella tomando la oportunidad para sentarse en mi regazo con una sonrisa pícara, adentrando una de sus manos en mi cuerpo cabello para empujar más mi boca a la suya.

Jadee cuando sentí su lengua explorar mi boca, encontrándose con la mía que apenas se movía totalmente tímida. En mi vida había sido experta en besos asi. Iba calentando mi cuerpo lentamente, a cada segundo que su cadera se movía sensualmente sobre mis piernas con algunos jadeos que no ayudaban a mi imaginación a quedarse quieta.

-Unnie... quiero saborearte... -mis manos subieron por sus preciosas piernas, arrastrando mis dedos hasta meterse debajo de su vestido holgado.

Mi corazón latía como loco cuando llegue a tocar su ropa interior. Los temblores eran notables cuando hundía mis dedos en su suave piel y mi cara enrojeció cuando se alejó para mirarme.

-¿Quieres saborearme o follarme? -ladeó su cabeza con una sonrisa pícara, acariciando mis labios hinchados con su pulgar. Sabía que estaba apreciando mis expresiones después decir algo asi.

-Ambas.

Extendió una sonrisa perversa y cuando subiría más de intensidad, tocaron la puerta. Bufó por el disgusto de aquello.

-Ve al baño, pervertida.

Besó mi boca antes de ponerse de pie e ir a abrir la puerta. Apenas pude entender su orden, pero lo hice. Me fui al baño a mojar mis mejillas y a calmar la calentura que Mina me había causado.

-Nayeon, iré a comprar unas cosas. Tzuyu está aquí esperando por ti. -pude escuchar como murmuraban entre sí. Sentí miedo por lo que podían pensar, pero estar nerviosa no iba a ayudar a mucho tampoco- ¿Quieres que te compre algo?

-No, está bien.

-Vale.

Expulsé el aire que había inhalado lentamente para mostrarme positiva a Tzuyu. Todo estaba en su contra, pero yo no iba a demostrar eso para que se deprimiera más.

No iba dejar de darle ánimos hasta que notase que en verdad no sé podía hacer nada.

Salí cuando ya estaba mentalizada y lamentablemente Tzuyu estaba con Dahyun a su lado. Sus expresiones eran de resignación, lo cual me molestó completamente.

Indebido | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora