La cara oculta de la luna

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29 de octubre del 2023, 17:26 - 29 de octubre del 2023, 19:14


Erase una vez un precioso satélite natural, la luna. Ella aun siendo tan bonita y brillante como era no lo veía, es más, se veía horrible a sí misma. Esa luz que transmitía paz y tranquilidad hasta en la peor noche, los cráteres que le daban esa forma tan característica y especial, como las estrellas estaban con ella siempre, siempre acompañada de ellas pero siempre resaltando por encima de todas. Simplemente era preciosa, pero... para ella no. Siempre creía molestar a todo el mundo con su luz y aunque es algo que no controlaba se sentía tan culpable por eso que solo esperaba a por fin ser una con el cielo y desaparecer de la vista de todos para no molestar, esos huecos que tenía en la superficie que no le dejaban ser una esfera perfecta eran horrorosos, siempre veía a los planetas y estrellas, pero a pesar de que se moría por hacerlo tardo demasiado en atreverse a hablar con ellos y cuando por fin lo hizo todos los planetas la despreciaron por ser menos y solo las estrellas la acogieron aunque por la distancia no podían estar siempre con ella y muchas veces le tocaba afrontar todo sola como cuando era pequeña, aunque las estrellas eran hermosas siempre le decían que ella era preciosa pero nunca creyó que ella fuera mejor que esas pequeñas que aun siendo más jóvenes son tan adultas que ella se siente inutil comparándose con ellas constantemente aunque sean tan semejantes. Simplemente se odiaba. Veía al resto de planetas y se comparaba con ellos, pero no tuvo en cuenta que ella no era un planeta, era un satélite. Estaba tan cerca de ser un planeta que sentía que casi podía cumplir su sueño, pero no tenía atmósfera, nunca podría tener vida en ella. Y por más que se esforzara no podía tener vida. Y la tierra no ayudaba. Siempre le recordaba que ella ya le llevo vida y aun así ella no podía ser un planeta. Y siempre la comparaba con marte, ese planeta que aun siendo pequeño tenía la tan ansiada atmósfera que ella necesitaba para poder cumplir con las expectativas de la tierra. "Marte tiene atmósfera, no tiene vida porque no quiere" "Mira a marte, ella sí que es un orgullo tenerla en nuestra vía láctea" "No me creo que aun no tengas atmósfera con lo mayor que eres ya, deberia darte verguenza" "De verdad que a quien le hable de ti esque no me va a creer, cuando tendrás una atmósfera como el resto de planetas"... Solo podía callarse ante estos ataques aunque ella quería gritar, gritar que ella no podía ser como un planeta ya que no lo era, pero sabe las consecuencias de contradecir a la tierra. Solo podía aparentar estar perfectamente mientras le mataba la culpa de no poder ser como todos esos planetas por los que se sentía opacada a pesar de resaltar entre cada uno de ellos. Era la tierra quien la tenía que guiar, pero solo la llevaba con ella esperando que hiciera todo como a ella le gustaba aunque sabía que mientras él daba vueltas sobre sí mismo y sobre el sol la luna tenía que dar vueltas sobre sí misma y sobre la tierra siguiendo la rotación que ella hacía alrededor del sol, pero obviamente eso es su obligación y no podia pedir mas ya que la tierra hacía ya suficiente esfuerzo teniendo que llevarla con ella. Pero estar para joder es mucho peor que no estar. Pero claro, no se podía quejar porque la tierra solo quería estar con ella ya que era su satélite y tenía poder sobre ella, sobre la pobre y jodida luna. Pero todo lo que siempre le han dicho de repente cambió, toda la vida los cuerpos celestes que "le querían" le dijeron que era mala, fea, inutil, vaga, sin forma... Pero los cometas, esos que pasaban una vez y ya nunca volvió a saber de ellos, le dijeron que era bastante bonita, y por como se lo dijeron ella lo creyó un poco. Pero eso solo fue hasta que la tierra, y en general todo el sistema solar, le recordabor una y otra vez la visión que siempre tuvo de ella misma. Y no todos los cometas eran buenos, algunos de ellos también se estrellaban contra ella dejándola peor de lo que estaba y dejando cicatrices emocionales que estarían con ella para siempre. Un comentario a modo de broma, años de inseguridades y de ocultar lo que se mencionaba sobre ella en esa broma, ¿ves la diferencia entre esas dos? Porque ella no la veía en lo absoluto a pesar de que el resto de cuerpos celestes creian que las dos no tenían nada que ver entre ellas.

Solo podía esperar. ¿Esperar a que? Quien sabe, a lo mejor solo esperaba a poder tener esa atmósfera que tanto necesitaba para ser un planeta de una vez y dejar atrás su vida como satelie, porque claro, soñar es gratis. O tal vez solo esperaba a que le pasara algo lo suficientemente malo para que nadie la juzgue por desaparecer de su propia vida. Se decantaría por la opción que primero llegara aunque sabe que las estrellas odiaban la segunda opción. No tenía intención de hacerlo, no aún, pero no podía evitar pensarlo. Estaba cansada de todo y deseaba más que nada en este mundo la sensación de dolor que no sea emocional, tanto tenía que le encantaba la idea de sentir ese dolor físico que le hacía desconectar del vacío en el que estaba atrapada. Pero no podía porque sabía que la tierra se daría cuenta, y tenía miedo, miedo de que los demás planetas y hasta sus satélites se rieran de ella... Supongo que solo podía esperar a su época del año favorita, donde llevaba más ropa y su superficie ya no se veía. Podía ocultar cada uno de los cráteres y nadie la juzgaría por ello porque ¿cómo iban a esperar que la perfecta y feliz luna odiara cada parte de ella que la distingue del resto de los satélites y cuerpos celestes?

Pero qué más da, total, la luna solo es un satélite sin nada de especial. Si no fuera porque su verdadero nombre no es luna, es Patricia. La tierra nunca fue el planeta azul, siempre fue aquel que le obligaron a llamarle padre. Las estrellas no son ni más ni menos que la persona que a pesar de no conocer de demasiado tiempo siempre que pudo estuvo para ella. La atmósfera no es más que esas dificultades que tenía por algo que no es su culpa, porque no tiene culpa de tener esa enfermedad con la que nació, la dislexia le a jodido tantas veces que sólo podía justificarse con que tenia ese problema y que le atacaran diciendo que eso no era excusa para no ser como marte, es decir, el resto de personas que a diferencia de ellas podían entender perfectamente un texto con leerlo una vez mientras que ella lo leía diez veces y aun así no podía entender una sola palabra. Pero lo que más miedo le daba era el sol, que marcaba el camino lleno de agua cuando ella no sabía nadar. Pero al fin de alcabo no importa porque todos esperan que la luna siempre este en el cielo y que aunque no les importe que esté, cuando falte fingiran extrañarla.

Las mil caras de un pequeño diamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora