CAPÍTULO 4 ( PARTE 5 )

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Aquel lugar era tétrico, estaba sucio y era feo, las calles eran de un color gris sucio, las ratas de aquel callejón eran mucho más grandes que los gatos, el hedor de la orina de los vagabundos era mucho mejor que el de las alcantarillas, por no hablar de los kilos de basura, jeringuillas y papeles sucios que había alrededor. Llevaba en aquel basurero menos de ocho horas y ya le habían ofrecido comprar drogas, armas a buen precio y hasta servicios sexuales. 

Le repugnaba aquel ambiente, odiaba a toda esa gente.

Sus preciosos tacones color beige de Gucci estaban llenos de fango y excrementos de paloma, esa maldita rusa se los iba a pagar, claro que se los iba a pagar. La había hecho coger un ferry y un tren y llevaba todo el día caminando para quedar con ella en aquel horripilante y asqueroso lugar y encima estaba lloviendo a cántaros.

Llegó al secreto portal y pulsó el timbre.

Empujó la puerta de aluminio, llamó al ascensor, subió al último piso y esperó.

Gorila le abrió la puerta, gruñó y se fue.

Entró en aquel adornado despacho, las paredes tenían un delicado papel pintado de color violeta, había tres lujosas lámparas de araña colgadas del techo, pulidas alfombras de terciopelo morado, magnas estanterías de cara madera de alerce de Siberia, una gran televisión, sofás chéster del mismo terciopelo morado que el de las alfombras y taburetes a juego y una gran cachimba marroquí de tres tubos encendida, a su alrededor, fumaban otros tres hombres, jóvenes, fuertes, guapos y armados, todos vestidos con traje negro.

Al disiparse un poco el humo, se percató de que la pared de fondo era toda un ventanal, allí abajo se podía contemplar la miseria de aquel lugar, el humo contaminado de las fábricas, todo un paisaje gris.

Aquella rusa, se deleitaba viendo la podredumbre de fuera mientras ella disfrutaba de su riqueza. Aquella rusa, dirigía toda aquella podrida ciudad, controlaba el mercado de la droga, de las armas, todo lo que se pudiera vender y comprar, todo lo que entraba a la ciudad pasaba antes por sus manos y obviamente la policía no se atrevía a enfrentarse a ella.

La rusa estaba sentada en una mesa de cristal elevada en una tarima justo delante del gran ventanal, llevaba el pelo recogido en un gran moño rubio rodeado con una trenza, los labios pintados de rojo cereza y sus ojos verdes destellaban ira.

- Gorila, grandullón, aprende que cuando una dama entra lo primero que se hace es pedirle el bolso. -Le dijo mientras le daba unas suaves palmaditas en la grande y gorda mejilla del gigante ruso de dos metros. Era fuerte pero todo lo que tenía de fuerte lo tenía de idiota.

- No les digas a mis hombres lo que tienen que hacer. -Ese acento ruso...

Se dio la vuelta

- ¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? Al fin... La Reina de Corazones. -Susurró saboreando cada palabra.

- Por favor, no te burles de mi... Dama de Picas. ¡Cómo voy a olvidarme de ti! -La Reina de Corazones había dado en el clavo, a la Dama de Picas le cambió la cara.

- Escúchame bien, Agnessa, no he venido a tomar el té contigo, ni mucho menos a charlar. He venido a pedirte algo, algo que te interesa a ti también. -La Dama de Picas se estaba poniendo nerviosa y agresiva, Gorila lo notó y se puso delante de ella, entre las dos mujeres.

- Está bien, Gorila, tranquilo. Gorila, Brutus, Dimitry, Sasha, dejadnos solas. -Ordenó Agnessa.

Gorila la miró desconfiado.

- Haz lo que te digo, Gorila.

Gorila gruñó, le hizo una señal con la cabeza a los otros machacas y salieron de la habitación.

- Veo que tienes problemas de... Adiestramiento . -Observó La Dama de Picas mientras se reía.

- No te metas en mis asuntos y habla. ¿Qué es eso que quieres pedirme? Te escucho. -A Agnessa le encantaba ver a la Dama suplicándole casi de rodillas en su propia casa, le daba poder, prestigio, le excitaba.

La Dama de Picas dudó pero se decidió a hablar:

- Quiero remontarme a aquel verano de 1975

Veni,vidi,vici (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora