-⁠☆ only part › homofobia

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Hwang Hyunjin

Me encontraba observando la pared llena de sangre de la dichosa escena del crímen. Unas palabras de odio que solían decirle por la calle a los bien vestidos, mejor portados y los más expresivos, también libres de sí.

"Dios te tiene en la mira. No entrarás en el reino de los cielos si sigues por este camino del mal"
Nadie sabía a qué se refería, pero según me habían dicho la víctima del asesinato era un hombre homosexual, lo extraño era que su agresor parecía ser un fiel creyente, un sacerdote.

Dicho mensaje estaba escrito con sangre que estaba secándose en aquella pared; sin embargo, aún podían evidenciarse algunas gotas que eran rebeldes y decidían emprender un camino al suelo sin saber que su destino era encontrarse con las demás en un charco convirtiéndose después en una sola.

Y como todo lo que iba observando fuí tomando fotografías con mi cámara, pero en ella no se podía evidenciar la vibra tan espantosa de semejante atrocidad cometida por un hijo de Dios.

Me acerqué al charco a pasos lentos, ya que, al revisar la fotografía me percaté de que había algo sobre saliente en aquel lago rojo. En efecto era el arma homicida y, para terminar de confirmarlo era una Biblia dorada de tapa dura que estaba abandonada y petrificada después de romper una de sus peores reglas en contra de su voluntad.

Otra vez, tomé una fotografía para después avisar a mis compañeros sobre recoger tan valiosa evidencia. No tenía nada más que la sangre y la culpa de esa pobre víctima, pero tenía que dejar de torturarla, no quería que estuviese en ese lugar.

Silbé una melodia poco conocida para muchos, pero que para mí era bastante importante y continúe recorriendo aquel lugar.

Tiempo después me dieron otros datos sobre la víctima: era un famoso demócrata que estaba gozando de la tranquilidad de su hogar antes de que llegara su visita; también que en su cuerpo destruido, medicina forense, había encontrado moretones y hematomas y que habían dado por hecho que dicho personaje trató de defenderse sin ningún tipo de éxito. También que creían pensar que esta víctima era una persona atea, así que, otra vez, supusieron que por eso había empezado dicha discusión.

Llegué a creerlo, digo, es lógico que una persona atea tenga algún tipo de discusión con un fiel creyente, pero que tal creyente llegue al punto de hacer… esto, es simplemente demasiado para cualquiera. La ideología de los creyentes es cumplir y hacer cumplir todo lo que diga aquel libro que cometió el peor crímen, no sería raro.

Todo este ambiente no me era desconocido, había pasado por esto antes y no me refiero a la escena del crímen.

Seguí mi rumbo hasta encontrar la marca en donde habían dibujado la situeta de la víctima. Esa silueta que reconocida tan bien. Esa situeta que me había acompañado en los amaneceres cuando aún las cortinas del cuarto se encontraban cerradas sin dejarme ver más que una sombra que hacía resaltar sus curvas. Esa situeta no era extraña, Dios sabía que había recorrido cada parte de ella, que no me dejé ningún lugar sin amar, que no dejé de posar mis manos sobre ella cada vez que podía y solo él sabe que es por eso que, llorando, me encuentro besando el suelo justo ahora.

Yo jamás me hubiera permitido decir "Oh, por Dios", pero esto, simplemente no era justo. Un seguidor de Dios había matado al ángel más grande, había asesinado a Yang Jeongin.

Oh, por Dios › hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora