19 | Colapso

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     • Scaramouche pov's •

IV. Sentimientos de ira.

     A falta de doce días para mi cumpleaños número cuatro, empecé a descubrir mi pasión por el dibujo y el arte gracias a una cajita de crayones que encontré junto a mi cama. Para mi yo de aquel entonces, el dibujo de "Mi hermosa familia feliz" era mi mejor obra, pues en ella se retrataban los dotes de actuación de la mujer que me dió a luz y la bella voz de su hermana, que tantas veces me había hecho dormir en las noches con sus historias y canciones.

     También, al ser parte del cuento, un feo demonio de color rosa observaba todo desde el fondo con sus horribles garras afiladas rodeando a la actriz, casi como dejando en claro sus intenciones de alejarla del pequeño príncipe que del centro de la imagen, que, en su inocencia, se creía capaz de derrotar a la bestia utilizando una espada de luz y un escudo lo suficientemente grande como para que su fea voz no fuese capaz de llegar hasta los oídos de la familia del pequeño.

     — Scaramouche, ¿Terminaste de guardar tus cosas? — preguntó una voz, ingresando a la habitación —. ¿Necesitas ayuda?

     — ¡No, pero mira! — solté los lápices de colores y me bajé de la silla del escritorio con mucha energía —. ¡Hice un dibujo!

     — ¿Oh? — ella lo tomó en sus manos y se quedó viéndolo por varios segundos —. Wow, ¿De verdad lo hiciste tú?

     — Sip.

     — Está muy bien hecho — me sacudió el cabello con la mano que tenía libre y luego miró mi habitación —. Hmmm... Deberíamos terminar de guardar tus cosas. Recuerda que mañana nos vamos.

     — Sí, madre — sonreí.

     Mientras abrazaba a la mujer, una figura de cabello rosa caminó lentamente frente a mi puerta y me dedicó una mirada y una sonrisa que reafirmaban mi decisión de haberla dibujado como un demonio, pues al final del día, Yae era siempre la responsable de todos los problemas que tenía en mi vida y la causante de que empezara a odiar las cosas dulces; ese maldito perfume me causaba náuseas, y la idea de que estuviera alimentando a madre solo para algún día devorarla me aterraba.

     Pero, ¿Por qué madre nunca ve lo que yo veo? ¿Por qué madre nunca me cree cuando le digo que esa mujer es un demonio? ¿Por qué madre se enfada conmigo cuando me enojo con esa fea mujer?

     ¿Por qué madre la quiere más a ella que a mí?

     Aquella pregunta fue una constante en el momento en el que llegamos al departamento de una de las pocas personas de la familia que siempre me había tratado con cariño. Nahida, quien sostenía una conversación con madre y el demonio, de vez en cuando me dedicaba algunas sonrisas idénticas a las que Makoto (la hermana de madre) me había estado dedicando en las últimas semanas: una sonrisa que parecía decir "Pobre niño".

     Los adultos estaban hablando de cosas que yo no lograba entender. Madre, por un lado, mencionaba que se sentía sumamente feliz y emocionada por los cambios que estaban por venir y el increíble papel que había conseguido para una película en U.S.A (el lugar al que supuestamente nos íbamos a mudar), mientras que Yae mencionaba cantidades numéricas que no podría contar hasta dentro de varios años.

     Yo simplemente me preguntaba que qué hacían en el living del departamento de Nahida algunas de las cajas que había sellado el día anterior junto a Makoto (se podían reconocer fácilmente pues eran las únicas que tenían stickers pegados en los costados) y el porqué me había bajado con mi mochila, si el avión que nos llevaría a nuestro destino salía en casi dos horas.

     En cuanto madre quitó su mano de mi hombro, sentí un frío recorrerme la espalda y luego, un pinchazo en el corazón me hizo entender todo lo que estaba pasando.

I need you, asshole [Mona x Scaramouche] | ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora