Cap. 21 Amenaza Latente

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༺═───────⊰❪ AMENAZA LATENTE ❫⊱───────═༻

❛21 • Punto de vista de Nicholas Wilde •

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—Adiós, inútil —carraspeó y declamó con ímpetu—. Fuiste un estorbo.

McRage es intolerable a las excusas y con la serenidad que le caracteriza, acabó con la suerte del teniente gobernador del distrito forestal.

A mis pies yacía un corrupto, en medio de su propio charco de sangre. Un balazo en la frente sirvió para darle fin a un acuerdo próspero, cuya cobardía le terminó costando la vida.

—Otros venderían su alma al diablo por dinero —comentó el moreno.

Al analizar el panorama, interpreté el mensaje subliminal que se encontró inmerso en aquella frase acerca de su relevante propósito.

Cuando la tragedia se haga pública y revienten los medios de comunicación, se armará un conflicto político que ocasionará un declive en la estabilidad emocional de los ciudadanos de Rainforest ante la devastadora inseguridad; en ese intervalo frenarán las elecciones y el destino cambiará a favor de este gremio.

Estos sujetos son capaces de sobornar a cualquier candidato, ofreciéndoles financiamiento para su campaña, sin mencionar que por lo bajo tendrá otra finalidad.

—Desaparezcan el cadáver —ordenó—. ¡No quiero entierros en esta propiedad! —guardó su pistola tras la pretina del pantalón y acomodó su impecable traje—. Desintégrenlo fuera de este perímetro —largó a sus guardaespaldas, quienes obedecieron por inercia, envolviendo el cuerpo con trapeadores secos.

En un negocio donde la negación no es aceptada, es difícil salir ileso si no eres astuto.

Al perro no le importó quedarse a observar como su gente ordenaba su despecho, despejando el aire con aromas artificiales para camuflar tremenda maldad, por ende, echó un último vistazo al entorno y se largó.

Crucé mis brazos y visualicé la escena con lástima. Terminó como un asqueroso insecto, machacado sobre el suelo.

—¿Te satisface? —la pregunta del zorro ártico quedó fuera de contexto.

Fue un sujeto que fomentó la pudrición de muchos jóvenes, por lo tanto, pagó un alto precio.

—Se lo merece —respondí al segundo.

Nadie se va de este mundo sin pagar las consecuencias de nuestros actos. Lo único que le pido a ese Dios que gobierna nuestras almas, si es que existe, no permita el sufrimiento de quien más amo cuando me vea partir; aunque me haya reivindicado, tarde o temprano sé que pagaré caro.

Se posicionó en mi delante y pude notar el rencor en sus ojos—. ¿Campbell lo merecía?

—De una u otra manera acabaremos así —respondí, sin darle una contestación certera. De mi boca no saldrá lo que quiere escuchar—. Nos iremos como una maldita escoria —lo apunté con el dedo índice—. Somos una plaga.

Apartó mi brazo con un movimiento brusco—. ¡No pienso morir! —aclaró—. ¿Acaso también piensas matarme? —apretó los dientes y dibujó con disfuerzo una sonrisa.

—No confíes en mí —di media vuelta, dejándolo turbado por unos segundos.

Frunció el ceño, en silencio; seguramente amarró su lengua, pero, ni bien atravesé la puerta escuché que llamó por mi apellido, sin embargo, seguí adelante.

Instinto Erótico {Nicudy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora