egotistical ;; jjk

sixty-seventh ;; enojo.

—Jeon JungKook...

Nunca en mi vida había pasado tanto tiempo en una biblioteca, así que con todo el derecho que ahora tengo, reafirmo que estudiar es lo que más odio en la vida. Una vez las clases terminaron, tuve que irme directamente hasta la biblioteca, ya que debido a que los primeros parciales estaban bastante cerca, todo el mundo comenzaba a hablar sobre los contenidos que debían estudiar y lo difíciles que eran. Teniendo sus palabras en cuenta, decidí irme a la biblioteca para estudiar ya que, al menos con el mínimo, tenía que pasar esos parciales.

Realmente no esperaba mucho más de mí mismo, estaba seguro de que tendría que estudiar bastante si quería obtener una nota que rozara el mínimo del requisito que debía mantener. Las horas que estuve en la biblioteca solamente me hicieron confirmar que, en algún momento tendría que arreglarme con mi padre, para que me volviera a permitir hacer lo que quisiera y estudiar solamente si estaba en mis planes, que no pretendía ponerlo en absolutamente ninguno.

De cualquier forma, habían estado todo ese tiempo con un libro frente a mis ojos totalmente en vano. No entendía nada de lo que leía, aunque fueron muchas las veces que lo hice. Hubo dos motivos principales por lo que me distraía, el primero era ese, que ni siquiera podía captar la esencia de lo que estaba leyendo y el segundo, no podía ser otro más que Kim SungMin. Llegaba un momento en que las letras se juntaban frente a mí y juraba que con ellas en la página se formaba su maldito rostro.

Desde que le había dicho a NaYeon que accedía a hablar con ella, mi sección de pensamientos sobre SungMin había pasado de ser varias veces en el día, para convertirse en casi las veinticuatro horas. No podía parar de predecir el momento en el que nos encontráramos el día de hoy y todas las cosas que pensaba echarle en cara. Tenía pensado tratarla tan mal que la vergüenza y la humillación iban a durarle para toda la vida, rondando en sus pensamientos justo como ella se metía en los míos sin permiso alguno.

Guardaba los libros que había utilizado y en los que no me quedaba nada pendiente para hacer dentro del casillero, cuando sentí los pasos de alguien en medio del silencio de los pasillos completamente vacíos. Tal vez había algún que otro estudiante, pero fácilmente pude identificar que alguien se acercó a mí por detrás y solamente podía tratarse de ella. Cerré mi casillero una vez terminé, sin haber escuchado de su boca ni siquiera una sola palabra.

Pensaba que iba a llegar a donde yo me encontraba sin poder parar de pedir perdón ni un solo segundo. Imaginaba inclusive reverencias de su parte. Definitivamente no esperaba que se quedara totalmente callada detrás de mí, seguramente esperando a que fuera yo quien hablara primero.

—Al fin llegas. —Hablé yo primero, dándome la vuelta para observarla, tratando de hacerlo de la manera más gélida que alguna vez hubiera tenido que utilizar. Ella levantó un poco el mentón para fijar sus ojos en los míos.

La miré y me maldije internamente por mis pensamientos, resumidos en una pequeña pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué la miraba a los ojos y no sentía rabia o enojo? ¿Por qué pensé en lo estúpidamente hermosa que se veía? ¿Por qué observé sus labios disimuladamente y por qué volví a sentir ganas de besarlos? Maldita sea, ¿Por qué se paraba delante de mí de esta forma y frustraba todos mis planes de humillarla?

—Habla. —Aún más enojado que antes debido a mis pensamientos y a su silencio, ordené, intentando que reaccionara de una vez por todas y dijera alguna estupidez que espantara esos pensamientos. No obstante ella no hizo nada, solo se quedó mirándome.— Vamos, no me hagas perder demasiado tiempo.

Tenía la sensación de que ella podía notar lo que yo estaba sintiendo y lo débil que me volvía solo por su presencia. Sentía que podía ver todo lo que yo estaba pensando con solo observarme a los ojos y me enfurecí todavía más solo por el pensamiento de haber sido transparente para ella. Era una sensación bastante molesta.