Especial [VegasPete]: What if? - III

838 113 29
                                    

Vegas soltó lentamente el humo de su primer cigarrillo, mientras cerraba los ojos y dejaba que la nicotina relajara su cuerpo. No quería recordar el escape de un pobre diablo que llevaba semanas camuflándose en sus casinos para vender droga ni los inherentes reclamos de su padre por haber rechazado nuevamente acostarse con uno de sus clientes. No cuando empezaba a inquietarse por sus propias actitudes, a él jamás se le había perdido un bastardo o causado repulsión enredarse con algún alfa, beta u omega. Sin embargo, en los últimos días, era incapaz de concentrarse. Su atención la tenía su celular, ese que no recibía ningún mensaje de Pete desde su encuentro en la villa. Mientras que ante la mínima liberación de feromonas se asqueaba, sangraba por la nariz y sufría de insoportables dolores de cabeza.

Se estaba convirtiendo en un completo inútil, estos malestares y defectos se sumaban ante su incompetencia de mantener a su lobo bajo control. Éste luchaba fervientemente para ser el vencedor, para ir hacia la mansión de la primera familia y buscar al único que aplicaría su comportamiento irracional. "Pete y mil veces Pete", su lobo no tenía que gritárselo para saber. Él perfectamente era consciente de que lo ansiaba, de que una llamada suya o un mensaje explicando su maldita desaparición bastaría para que pudiera retomar su habitual quietud. Ya después podría saciar esa necesidad suya por embriagarse en su dulce aroma a lavanda, por volver a tocar su piel y teñirla de rojo con sus besos y mordidas.

Pero no ocurría ni uno ni otro. Pete seguía sin contestar sus llamadas y sin leer sus mensajes, ni siquiera marcaban las dos flechas de recibido. No había que ser un genio para suponer que el jodido celular que le dio estaba apagado. "¿Acaso Pete se había atrevido a terminar la relación que sostenían? ¿Se había atrevido a dejarlo tan burdamente?". La sola posibilidad hacía que sus entrañas ardieran, no era una opción para el omega o... para él.

—Khun Vegas. —Interrumpió Nop, el heredero de la segunda familia apagó la colilla de su cigarrillo. Había estado tan ensimismado en sus pensamientos, que el cigarrillo apenas le sirvió. Iba a requerir de dos más si pretendía frenar a su desesperado lobo. —. He visitado la villa como ordenó y encontré este celular y llave.

Vegas dejó de aplastar su cigarrillo contra la baranda del balcón, se mantuvo quieto por unos segundos. Estaba procesando lo dicho por su guardaespaldas, negándose a que ese celular y llave fueran los que le dio a Pete. Pero al girarse y divisarlo con sus propios ojos, la poca cordura le abandonó. "Pete realmente se había atrevido a querer librarse de él", una risa histérica se escapó de sus labios en lo que su aroma se imponía intensamente. Lo que había desechado como una posibilidad ahora era una puta verdad, una que no aceptaría ni hoy ni mañana.

Desde que tuvo a Pete por primera vez, Vegas supo que no lo dejaría ir. No iba a renunciar a la dulzura de sus labios, a lo hermoso que se escuchaban sus gemidos, a lo excitante que era admirar sus preciosos ojos cafés cristalizados por el placer que lo envolvía, a la gloria que era hundirse en él. De ahí que lo arrastrara a esta extraña relación, donde el sexo era una locura que los hacía pertenecer. Él ya no podía tomar a otro, sus manos no encajaban en ningún cuerpo que no fuese el de Pete. Estaba reverentemente jodido, especialmente si recordaba las veces que rehuía del sueño para admirar la belleza de Pete o las veces que hallaba paz en los brazos del omega. La presencia del jefe de seguridad de Tankhun era suficiente para controlarse a él y a su lobo, no podía seguir mintiéndose por el miedo que implicaba haber dado con su compañero.

Mandaría al diablo a esos absurdos miedos nacidos principalmente por el capricho de complacer a su padre, Kan no merecía ese sacrificio suyo de renegar lo que sentía por el omega. Porque era claro que debía decidir entre Kan o Pete, y él escogía al guardaespaldas.

"Pete no escaparía de él", era una promesa.

Entre la furia reflejada en esos afilados ojos, estaba también la determinación. Una que podría en jaque al orden establecido en la segunda familia porque Vegas regresaría con Pete no como un amante más, sino como su pareja. Su padre y la misma primera familia podrían irse al infierno, no detendrían su reclamo por Pete.

Choose us, Pete! [VEGASPETE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora