Christine #1: Somos Sociópatas © [Borrador]

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Miércoles:19/5/2021

En la preparatoria no hice más que ser un zombie todo el día, sino hasta que apareció Dahmer tan bueno y afable preguntándome si podía prestarle el libro de química.

Hay tantos alumnos de segundo año y precisamente a mi me viene a pedir el libro para su tarea. Además de que en la biblioteca hay y sin ningún problema puede a ir a buscar uno. Tan simple, pero son cosas que la gente hace para acercarse a otra.

Es tan estúpido.

Al final sí le presté mi libro y escuché cada tontería que decía sobre su primo. Lo que sucede es que comenzará a estudiar el próximo año aquí. Chico que se acaba de mudar y apuesto que estudiará con... el imbécil que se hace apodar, Golpeado.

Cuando me refiero a aquí, hablo de que justo al lado, sin división de campus, en otra edificación un poco más allá, está la universidad de McGillis. La primaria y secundaria están a pocas cuadras del ferrocarril.

Odio decirlo, pero yo debería comenzar la universidad el curso que viene, pero como me pasé desde los nueve hasta los trece años sin estudiar, me encuentro en segundo año de preparatoria con niños de quince y dieciséis años. Todo gracias a mi dedicación cuando estuve en el orfanato, que con esfuerzo logré alcanzar sexto grado en dos año, comenzando desde cuarto grado; en otro año llegué hasta octavo y hasta hoy que curso décimo con diecisiete.

...

En casa Stella me recibe con una sonrisota y Caroline no está por ningún lado. Respecto a la abuela, ni siquiera está aquí, se fue al pueblo vecino. Mi lugar de abandono, Ross.

«Estaba dormitando después de horas intentándolo cuando sentí que me cubrieron con algo de pies a cabeza sin ninguna delicadeza. Era de esperarse de ellos.

-¡Suéltenme! -grité luchando contra la fuerza, de lo que logré notar, era un hombre y estaba claro que era Ernesto.

-¡Cállate, Barbie! -me rugió con su característica voz ronca-. Nos vamos -se rió burlón y me levantó dentro de la bolsa negra.

«¿Moriré? ¿Hoy? Bueno me harían un favor.»

Me tiró dentro de algo en donde me golpee mi costado derecho al no poder ni moverme. Me di cuenta de que estaba en el maletero cuando lo cerraron. Empecé a gritar para que me soltaran y dejaran en paz de una vez. Pero no funcionó porque ellos nunca me hacían caso.

Pusieron en marcha el coche minutos después. El aire me empezó a faltar porque la bolsa no tenía ni un orificio para que pudiera respirar. Me intenté girar para poder morder la zona del nylon que estaba apoyado al suelo. Con trabajo y minutos intentándolo logré romperlo. El oxígeno que me faltaba lo obtuve al instante. Ni dormida me dejaban en paz, fueron capaces de atarme las mano en mi espalda para que no me pudiera escapar. Continué tirando con mis dientes de las esquinas del orificio para al menos sacar la cabeza.

-Te vas de vacaciones, Barbie. Disfrútalas mientras puedas -escuché como Caroline me gritaba. Fruncí el ceño recelosa-. Nos veremos pronto -se rió y detuvieron el coche.

En segundos abrieron el maletero, me sacaron de allí y de la bolsa.

-¿Dónde estamos? -pregunté cuando Ernesto me desató las manos. Marvel se inclinó hacia mi con una sonrisa diabólica en los labios.

-Yo no quería dejarte libre, pero no es mi decisión, así que disfruta del exterior hasta que regresemos. Pero no sueñes, Barbie. Aquí no se acaba el juego -soltó con burla, amenaza y ese tono sensual que nunca dejaba de lado-. Tenemos que ocuparnos de otra ratita ahora, pero mientras, aprovecha lo que la vida en la calle te da -se rió con maldad.