XXI

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"Lo que no te destruye, te deja roto en su lugar"

Bring me the Horizon

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Siento la suavidad de los labios de Gerien sobre los míos. Es algo -no nuevo-, pero sí diferente. Cuando besaba a Elliott en su momento, no me daba este sentimiento de relajación y tranquilidad, posiblemente hasta complicidad y un deseo extremo. Solo fue sentir como su boca a penas rozaba la mía y ya corrientes bajaron desde mis labios hasta mi vientre.

Nunca me esperé esto, por lo menos no ahora, y aunque apenas solo a sido un roce, no puedo evitar pensar qué sucedería si me besara de verdad. No tengo ni siquiera los ojos cerrados, no puedo cuando Gerien tampoco lo hace.

De pronto siento su lengua abrirse paso en mi boca mientras esta vez sí cierra sus ojos. Por instinto también lo hago y cuando vuelvo en mi, ya tengo mis manos rodeando su cuello.

Lamentablemente una vez le dije que sí deseaba besarlo. Se lo tomó muy en serio y ahora está pasando esto. No tengo palabras para describirlo, no siento nada más allá del deseo, atracción carnal. Es que ni siquiera me he enamorado de alguien en mi vida, ya que no conozco el significado de la palabra amor, tampoco me ando encariñando con la gente y ni siquiera Stella a logrado que la quiera. Es cierto que me gusta su compañía y que no me gustaría verla sufrir, pero no la quiero, no sé qué es y tampoco quiero averiguarlo. Además, no niego que una vez dudé y creí que sí la quería.

Siento la mano de Gerien agarrar mi cintura tirando de mi para pegar nuestros cuerpos. Lo tomo del cabello y tiro de este cuando me levanta del suelo.

¿Qué hace? ¿A dónde va?

De la nada noto como se sienta y quedo en su regazo. Adivino que es la cama porque siento el colchón en mis piernas. En menos de un segundo coloca una mano en mi nuca para profundizar el beso. Comienzo a sentir calor, al igual que un cosquilleo en zonas erógenas, por lo cual en poco tiempo busco más llevando mi mano hacia su espalda.

Escucho un sonido de excitasión, el cual lo lleva a bajar su mano hasta mis nalgas y apretar mientras busca presionarme contra él. El beso se vuelve más rápido y profundo, por lo tanto por cada segundo que pasa, hay más probabilidades de que sobrepasemos el límite de lo que implica un beso.

Con la respiración acelerada como él, atrapo su labio inferior y tiro de este, deslizando mis dientes hasta soltarlo. De esa forma, aunque quiero continuar y noto que él también, no vuelvo a besarlo...

¿Pero quien dice que no en otro lado?

Ahora sus ambas manos agarran mi trasero con ganas, mientras que mi besos viajan de su barbilla a su oreja y luego a su cuello. Simples lamidas y succiones que al igual que lo prenden a él, a mi también.

De la nada siento su mano subir por mi espalda, pero por debajo de la camisa que uso. Pronto llega a la evilla de mi sostén y baja las manos como si se diera cuenta de lo que está haciendo. Eso causa que sonría con malícia. Al parecer está consciente de lo que puede o no hacer, y eso es bueno porque aunque me agrade lo que está sucediendo ahora, no quiero sobrepasar las cosas.

Vuelve a agarrarme de la barbilla para que lo bese en la boca y pues, no sé cuanto tiempo pasa, no sé por qué no me aparté antes, pero cuando ambos reaccionamos es porque alguien llama a la puerta interrumpiéndonos.

Christine #1: Somos Sociópatas © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora