Osmán llegó a su habitación con paso tranquilo, apoyándose en su bastón. El aire dentro del aposento estaba impregnado con el sutil aroma de las especias y el incienso que tanto le recordaban al palacio.
Vanessa y Olivia ya lo esperaban, listas para ayudarlo a prepararse para su salida.
—Déjeme ayudarlo, mi príncipe —dijo Vanessa con suavidad, acercándose para ajustar los pliegues de su túnica.
—Gracias, Vanessa —respondió él con una leve sonrisa, permitiendo que ella se encargara de los detalles.
Mientras tanto, Olivia se aseguró de que los botones y accesorios estuvieran bien colocados, revisando que el príncipe estuviera impecable para su salida.
—Listo, príncipe. Ya está todo en orden —anunció Olivia con satisfacción.
Osmán deslizó sus dedos por la fina tela de su vestimenta, apreciando su suavidad.
—Entonces, vámonos —dijo con determinación.
Vanessa y Olivia intercambiaron una mirada antes de seguirlo. Salieron juntos de la habitación y caminaron hasta el carruaje que ya los esperaba en la entrada del palacio.
El cochero se inclinó respetuosamente al verlos llegar y abrió la puerta para que subieran.
—Con cuidado, príncipe —dijo Vanessa mientras lo ayudaba a subir con delicadeza.
Osmán apoyó su mano en la madera del carruaje y con un movimiento fluido tomó asiento en su lugar habitual.
—Siempre me han gustado estos asientos —comentó con una sonrisa mientras se acomodaba, sintiendo el suave terciopelo bajo sus manos.
—Sube, Olivia —le indicó Vanessa, dejándole paso.
La joven obedeció y se sentó frente a Osmán.
—La verdad es que son bastante cómodos —murmuró Olivia, pasando una mano por el respaldo.
—Bien, ya estamos listos. Vámonos —Vanessa hizo una señal al cochero para que pusiera el carruaje en marcha.
Antes de que el carruaje comenzara a moverse, dirigió su atención a Olivia.
—¿Tienes tu espada?.
Olivia sonrió levemente y, con un movimiento ágil, la sacó un poco de su funda, mostrando el brillo del acero.
—No salgo sin ella, Vanessa.
Osmán, que había permanecido en silencio por un momento, se acomodó mejor en su asiento.
—¿Están cómodas, chicas?.
—Sí, mi príncipe, estamos cómodas —respondió Vanessa por ambas con una leve sonrisa.
El carruaje comenzó a avanzar, y Osmán escuchó el crujido de las ruedas sobre el empedrado.
—Espero que no tardemos demasiado en llegar —murmuró Osmán, dejándose envolver por los sonidos de la ciudad que poco a poco comenzaban a acercarse.
Unos minutos después
El carruaje se detuvo con suavidad, y el sonido de la ciudad vibró a su alrededor: el bullicio de la gente regateando en el mercado, el trote de los caballos, el repique de los martillos de los herreros y el inconfundible aroma a especias y pan recién horneado.
—Ya llegamos, príncipe —anunció Vanessa mientras bajaba primero, tendiéndole la mano a Osmán para ayudarlo a descender con cuidado.
Él tomó su mano con seguridad y bajó lentamente, sintiendo el adoquinado irregular bajo sus pies.

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El sonido de tu voz
FanfictionEl príncipe Osmán, conocido como "el príncipe ciego", es una de las figuras más enigmáticas de la historia otomana. Poco se sabe sobre su vida, y su nombre solo comenzó a resonar cuando su hermano Suleimán ascendió al trono. Se decía que Osmán era u...