Capítulo Uno: Frappé con tarta de arándanos.

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—Hay un delincuente ahí fuera, ¿qué hacemos? ¿Llamo a la policía? — Preguntó Ryota alterado, entrando en la cocina mientras gesticulaba de forma exagerada.

—¡A la puta de tu madre vas a llamar, niño del diablo! ¡Piensa en el negocio, estúpido! ¡Me importa una mierda si ha matado a toda su familia, un cliente es un cliente! —Le regañó la Señora Fujikaza, la dueña de la cafetería en la que trabajaban los dos jóvenes.

Era una pequeña y humilde cafetería que preparaba todo lo que ofertaba de forma artesanal, así que apreciaban a todo aquel que entrase por la puerta.  

—Tranquilo, ya lo atiendo yo, Ryo. —Se ofreció el joven de pelo rosa pastel, al ver que su compañero casi de desmayaba del miedo que sentía con tan solo pensar en lo que estaba diciendo su jefa.

Shoichi, aquel muchacho de cabellos rosados, se dirigió hacia el supuesto delincuente al que tanto temía su amigo Ryota. 

No fue muy difícil encontrarlo, en todo el establecimiento solo estaban ocupadas dos mesas. 

En una había una madre con sus dos hijos y en la otra estaba el susodicho pandillero.

Se trataba de hombre de alta estatura, aparte de ser muy musculoso, tenía el cabello algo largo, era color azul con unas mechas de color blanco.

—Buenos días, bienvenido a Dulce Pecado, ¿en qué puedo servirle? —Preguntó Shoichi con una cálida sonrisa en su rostro cuando llegó a su mesa.

El cliente no respondió, solo se limitó a mirar la carta en silencio con una expresión de enfado en su rostro.

—Mi bebida favorita sin duda es el frappé. Puede elegir el sirope que quiera, le recomiendo el de vainilla. —Le indicó Shoichi en la carta con el bolígrafo que traía para apuntar el pedido.

—Bien, ponme eso. — Aceptó su propuesta cerrando la carta y poniéndola donde estaba inicialmente.

—Por supuesto, ¿desea algo más? ¿Algún postre para acompañar? —Le preguntó mientras escribía en la libreta la bebida que acababa de pedir. —La tarta de arándanos está deliciosa, la acabamos de hornear hace poco. —Probó a recomendarle otra cosa, ya que esa estrategia le había servido hacía escasos segundos.

—Sí, lo que sea. —Dijo el delincuente casi de forma automática, como si realmente no le importase lo que iba a comer.

—Enseguida se lo traigo. —Apuntó eso último también en la libreta e hizo una reverencia antes de irse.

Se dirigió hacia donde su compañero de trabajo lo esperaba con ansias, escondido detrás del mostrador.

—¿Qué te dijo? ¿Va a traer a toda su banda aquí? ¿Van a destrozar el local con sus motos y nos van a pasar por encima con ellas como si fuéramos un pobre sapo atropellado en medio de la carretera? —Lo interrogó Ryuta en voz baja nada más llegar junto a él.

—Quiere un frappé con un trozo de tarta de arándanos. —Dijo Shoichi sin más, entregándole la nota de la comanda que había tomado.



Dulce Pecado | Taiju ShibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora