Capítulo 4

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Memorias de un ángel

El inframundo estaba rodeado por ángeles oscuros que impedían que cualquier espía celestial entrara a robar información. Todos protegerían a su rey y a lo que más amaba sin dudarlo a pesar de sentirse un poco traicionados porque les ocultó su amorío con el ángel celestial la mayoría se sentían identificados porque muchos de ellos fueron expulsados del cielo por la misma razón; amar a la criatura incorrecta.

Mientras tanto Jimin se sometía a otro ritual para recordar su pasado...

Era una noche oscura y tormentosa, cuando un Park Jimin decidió hacer lo impensable: bajar al infierno para buscar el pedazo de su alma que le había sido arrebatado por el rey demonio; Min Yoongi. El ángel sabía que era una misión suicida, pero no podía soportar la sensación de vacío que le consumía el corazón.

Se armó con una espada de fuego y un escudo de luz, y se lanzó al abismo sin mirar atrás. Atravesó las nubes negras y las llamas rojas, esquivando los rayos y los meteoros que caían del cielo. Llegó a la puerta del infierno, custodiada por dos bestias feroces que le gruñeron al verlo.

El ángel no se detuvo, y con un grito de valor, se abalanzó sobre los guardianes infernales. Los combatió con destreza y coraje, hasta que logró abrirse paso y entrar al reino de las tinieblas. Allí lo esperaban miles de almas en pena, que se retorcían y gemían en el sufrimiento eterno. Jimin sintió una punzada de compasión, pero no podía detenerse a ayudarlas. Tenía que encontrar al demonio que le había robado su alma.

Se adentró en el laberinto de fuego y hielo, buscando alguna pista o señal. Se enfrentó a muchos peligros y tentaciones, pero no se dejó vencer por el miedo o el deseo. Finalmente, llegó a la sala del trono, donde reinaba Yoongi el mismo que le había arrebatado su alma.

Jimin lo reconoció al instante, y sintió una mezcla de ira y dolor. El rey demonio lo miró con una sonrisa maliciosa, y le dijo:

-¿Qué haces aquí, ángelito? ¿Has venido a recuperar tu alma? Pues te tengo una mala noticia: ya no es tuya. Es mía. La he devorado, y con ella, tu luz y tu bondad. Ahora solo eres una sombra, un fantasma, un intruso en este lugar.

Jimin no se dejó intimidar, y le respondió:

—No me engañas, sucio demonio mentiroso. Sé que aún conservas mi alma, y que la usas como un trofeo. La quiero de vuelta, y no me iré sin ella. Prepárate para luchar, porque no me rendiré.

Yoongi soltó una carcajada, y le dijo:

—Está bien, ángel necio. Te daré la oportunidad de pelear por tu alma, voy a permitir esto porque eres sumamente hermoso. Pero te advierto: no será fácil. Tendrás que enfrentarte a mí, y a todo el poder del infierno. ¿Estás listo?

Park Jimin asintió al mismo tiempo que levantaba su espada. Min Yoongi hizo lo mismo, y se inició la batalla. Los dos contendientes se lanzaron el uno contra el otro, con furia y determinación. Chocaron sus armas, y se produjo una explosión de luz y oscuridad. El ángel y el demonio se golpearon, se cortaron, se quemaron, se congelaron, se mordieron, se arañaron, se empujaron, se tiraron, se levantaron, y se volvieron a atacar. La lucha duró horas, días, semanas, meses. El tiempo no tenía sentido en el infierno.

Finalmente, el ángel logró asestarle un golpe mortal al demonio, clavándole su espada en el pecho. El demonio soltó un alarido, y cayó al suelo. El ángel se acercó a él, y le arrancó el collar centelleante que le había robado. Lo sostuvo en sus manos, y sintió una oleada de alegría y paz. Había recuperado su alma, y con ella, su identidad.

Jimin se dispuso a salir del infierno, pero antes de hacerlo, miró a Yoongi, que se revolcaba en el suelo a causa del dolor causado por la magia celestial. El ángel sintió algo que no esperaba: Piedad. A causa de ello se acercó al demonio, y le dijo:

—Te perdono, demonio. No sé por qué me robaste el alma, ni qué esperabas conseguir con ello. Tal vez querías ser como yo, o tal vez querías que yo fuera como tú. Pero no importa. Ya no te guardo rencor. Espero que encuentres la paz que buscas.

Yoongi lo miró con sorpresa para después decirle:

—¿Por qué me perdonas, ángelito? ¿No me odias por lo que te hice? ¿No quieres vengarte de mí?

Jimin le sonrió, y le dijo:

—No, demonio. No te odio, ni quiero vengarme. Te perdono, porque es lo que haría un ángel. Te perdono, porque es lo que me convierte en un ser celestial.

Yoongi no pudo responder, únicamente cerró los ojos. Jimin le dio un beso en la frente y se dio la media vuelta para emprender el vuelo hacia el cielo. Sin embargo el rey demonio chasqueó los dedos provocando que un par de lianas gruesas emergieran del suelo rodeando los tobillos del ángel para evitar que se marchara.

—¿De verdad pensaste que te iba a dejar irte así como si nada?

Min Yoongi tomó con sus dedos la luz celestial que estaba incrustada en su pecho arrancándola por completo y convirtiéndola en una baba oscura que serviría como abono para sus plantas.

—¿No comprendes que no soy un ángel cualquiera? Yo... —dijo poniéndose de pie— Soy... —Para después acercarse a Jimin— El rey del infierno.

—No pienses que me haces temblar con eso.

—Te propongo un trato, tómalo o déjalo —dijo de pronto confundiendo a Jimin.

—¿Qué clase de trato?

—Bésame y podrás marcharte a tu reino celestial. —Yoongi pasó la lengua por su labio inferior tratando de seducir al ángel hermoso parado frente a él.

—¡Prefiero morir! —gritó apretando los puños.

—Mientes... Yo puedo escuchar tus más oscuros deseos y tu mi angelito deseas mis labios tanto como yo deseo los tuyos.

—Yo... —Jimin titubeó.

—¿Tú?

—No voy a besar a un demonio. —Volvió a intentar zafarse de la liana que rodeaba sus tobillos.

—Pero ya te dije, no soy un demonio cualquiera; soy el rey demonio. —Encorvó los hombros— De igual manera me divertí jugando a las espaditas contigo. Y si me ganaste fue porque lo permití. Estás en mi reino, un simple ángel no puede vencerme.

—¡Desátame los pies!

—Lo haré, pero es mi turno de devolverte ese dulce beso que me diste en la frente. ¿Dónde lo quieres?

—¡Ni se te ocurra!

—¿En los labios? —Se acercó más a Jimin.

—¡No hagas esa aberración!

—Perfecto —dijo sonriendo de oreja a oreja.

Al parecer Yoongi se pasó los deseos de Jimin por los cojones porque de todas formas lo tomó de las mejillas para darle un suave beso en los labios. El ángel puso un poco de resistencia al inicio, pero después tomó la camisa de Yoongi con fuerza devolviéndole el beso de la misma manera. El rey demonio se teletransportó junto con Jimin a su habitación y ahí cometieron el acto sexual mas común que realizan las parejas enamoradas, también las que no están enamoradas pero sí invadidas de lascivia. (Ese par eran la segunda pareja ya que no se amaban, solo se deseaban) Ambos deseaban el dulce néctar prohibido de sus labios porque ¿Qué de malo podía traer un rato de diversión? ¿Qué era lo peor que podría pasar si se daban placer mutuamente?

Eso lo descubrirían de la peor manera...

Mi ángel favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora