Un hermoso atardecer iluminaba el cielo, tiñendo las nubes de varios tonos de amarillo, naranja y gris. Sentada bajo aquel árbol que ya había marcado como mío, haciendo que varias flores flotaran a mi alrededor con el movimiento de mi varita y tarareando la canción de cuna que mi madre me cantaba cada noche cuando era niña. Era mi momento favorito del día, dónde me sentía en completa paz.
— ¡Alyson! —Mi hermano me llamó al igual que cada tarde, voltee a mirarlo y me saludaba alegremente con la mano en señal de que fuera hacia él, con una sonrisa le hice seña para que viniera a hacerme compañía— ¡Alyson ven! —su tono de voz cambió, era más grave y un tanto alarmante, enseguida sentí como mi corazón empezaba a latir con fuerza y un manojo de nervios invadió mi pecho.
Un viento fuerte empezó a azotar al árbol y las plantas a mi alrededor, unas enormes nubes grises y negras cubrieron el cielo en cuestión de segundos. Busqué a mi hermano con la mirada pero ya no estaba, miré a todos lados pero no había señales de él. Traté de correr de vuelta a la casa, pero no me moví ni un centímetro del árbol, no podía salir de aquel lugar. Intenté de dar unos pasos pero era como caminar en el hielo sin poder avanzar, tenía miedo y la desesperación me invadía. Una punzada me atravesó y mire sobre mi cabeza notando una sombra oscura y aterradora, venía en picada hacia mí, no me dió tiempo de reaccionar cuando ya la tenía encima y me tomaba por los hombros golpeando mi cabeza sobre el suelo...
Desperté de un salto, me costaba respirar y una gota de sudor frío bajaba por mi frente. Con la mano en mi pecho trataba de calmar los latidos de mi corazón que parecía querer salirse. Suspiré profundamente, queriendo aliviar mis nervios, me hundí en las sábanas y limpié mis ojos húmedos ¿Que era eso? Estaba acostumbrada a soñar con cosas extrañas, pero jamás algo tan espantoso. Me tumbé contra la almohada con los ojos cerrados, pero sabía que no podría dormir con las miles de imágenes atravesando mi mente, solo miré el techo, tratando de encontrar una manera de borrar el mal rato que había pasado, pero fue en vano. La luz del día comenzaba a entrar por mi ventana y de inmediato supe que hoy sería un largo día.
El humo gris del tren se mezclaba con el cielo nublado que veía por la ventana, el clima frío no podía faltar, Hogwarts aún estaba lejos y yo ya quería llegar. Las vacaciones no fueron la gran cosa, los mismos libros, la misma habitación, mis padres trabajando, yo tratando de aprender a tocar la guitarra cuando no tenía nada más que hacer y ahora de vuelta al Colegio. Lo único diferente esta vez es que mi hermano no vendrá conmigo este año, después de graduarse, se mudó a un apartamento cerca de su trabajo. Este año será un tormento sin él.
Pero no puedo decir lo mismo de mi mejor amiga, que al parecer tuvo unas vacaciones muy entretenidas.
— ¿Aly?... ¡¡¡ALYSON!!! ¿Me estás prestando atención? —chasqueó los dedos despegandome de mis pensamientos y enseguida enfoqué mi vista hacia ella.
— Si si, me decías lo de la playa en... ¿Dónde era? —dije fingiendo confusión, recibiendo un golpe en el brazo como respuesta— ¡Ay! No tenías que darme tan fuerte.
— Eso es para que no me ignores —tomó un poco de su bebida y continuó— Cómo te decía, después de la playa, al llegar al hotel, estoy casi un 70% segura de que lo ví, estaba de espaldas pero creo poder diferenciarlo de cualquier otro chico no?
Diana podía pasar horas y horas hablando sobre su crush de toda la vida, y yo podía escucharla por horas y horas, eso no me molestaba en lo absoluto, al contrario, me gusta escucharla, sus amores y desamores, preocupaciones, alegrías y miedos. Me gustaba que ella confiara en mi, después de lo que pasó, ella ha sido la única persona que se ha mantenido conmigo sin juzgarme.
El silbato del tren nos tomó por sorpresa anunciando nuestra llegada a Hogwarts. Se nos había ido el tiempo con tanta charla que no nos dimos cuenta que ya era de noche. Al llegar al Gran Comedor, nos sentamos en nuestras respectivas mesas, El profesor Dumbledore comenzó su discurso de bienvenida después de la ceremonia de selección de casas para los de primer año. Durante la cena, Diana vino a sentarse conmigo y continuó hablando sobre todas las cosas que le hubiera encantado hacer si yo hubiese estado con ella.
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El Dolor de tu Mirada
FanfictionSolo la noche es testigo de lo que siento por tí, mi mundo y mis poderes no son nada si tú no estás, el dolor me invade cada mañana al despertar y mantenerlo oculto me consume poco a poco. Yo te creo todo y tú no me das nada, me trago las palabras...