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A la mañana siguiente, Sebastián despierta lleno de emociones imposibles de ignorar. Se prepara para su día y concurre a su oficina.
Comienza a recordar una a una sus tareas tratando de enfocarse en lo seguro, en lo real de esta situación.
Una de sus tareas como CEO es revisar las novelas de los escritores que le llegaban a su Editorial. Si le apetecía que iba a triunfar se la pasaba a alguno de los editores adjuntos para continuar la tarea de que el libro esté a punto.
Ese día, entre sus manos, se encontraba la primera novela de Victoria.
Sin dejar llevarse por sus emociones, sabía que su futuro libro tendría mucho éxito. Era imposible no cautivar a alguien con esas palabras.
Sonrió por dentro y llamó por el intercomunicador a Victoria.
Cuando entro a la oficina, con su mirada picara le entregó las correcciones que había hecho sobre su obra. Y cuando sus manos se encontraron, el mundo pareció detenerse por un instante.
El sol entraba suavemente por la ventana, iluminando la cabellera rojiza de Victoria, lo cual activó en Sebastián una sensación desconocida. Se sentía realmente atraído por ella de una manera que nunca antes había experimentado. Quería volver a verla a solas, sentirla cerca, soñarla, tocarla, besarla.
Victoria lo miró y con el corazón acelerado sintiendo una oleada de deseo. Y mientras el mundo volvía a su eje, una mano en la cintura de ella hizo revivir en ambos el encuentro apasionado que habían compartido la noche anterior.
Sebastian susurró a su oído izquierdo:
- "Te espero en el estacionamiento".
Ambos sabían lo que iba a suceder a continuación.
Con pasos dudosos, Victoria lo siguió hasta el estacionamiento.
Sebastian no sabia lo que sentía realmente. Por un lado, sentía una atracción intensa por Victoria, una conexión que iba más allá de lo físico. Por otro lado, el miedo a enamorarse y a las posibles consecuencias de seguir adelante con estos encuentros lo atormentaban, entendía que abrir su corazón significaba exponerse a la posibilidad de salir lastimado.A pesar de sus temores de todo, no podía decirle que no. La forma en que ella lo miraba, la manera en que lo tocaba, todo en ella lo atraía de una manera poderosa. Solo el pensamiento de verla, de sentir su presencia cerca, era suficiente para encender la pasión que ardía dentro de él.
Decidió seguir sus instintos y dejar de lado sus miedos. Se permitió dejarse llevar por la atracción que sentía por Victoria, sin preocuparse por el mañana. Sabía que estar con ella lo hacía sentir vivo de una manera que nunca antes había experimentado, y eso era más que suficiente.
Y parecería una típica escena en donde todos saben que se van a hacer mucho daño. La memoria caprichosa de un encuentro que no podrían dejar pasar por alto.
Recordar que si van a destrozarse hasta morir, es una manera de sentir que han vivido todo.
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Aún bailo bajo la lluvia
ChickLitVictoria es una mujer dulce y simpática de 33 años, comienza un nuevo capítulo en su vida al unirse a una prestigiosa editorial como escritora. En este intrigante entorno literario, se encuentra con Sebástian, un apuesto hombre de 47 años con una se...