Confuso

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La música, a un volumen insalubre, hacia vibrar los vidrios de todo el barrio. Los jóvenes entrando y saliendo de la casa iluminada con luces led en un estado de ebriedad preocupante eran moneda corriente desde el comienzo de la madrugada.

Agustín, disfrutando de la fiesta, preparaba su décimo trago de la noche, mezclando líquidos de dudosa procedencia y con alto porcentaje de alcohol. Valentin, recientemente soltero, bailaba con la quinta chica de la noche al ritmo de una canción de Callejero Fino.

La fiesta era un éxito, cada persona dentro de esas cuatro paredes podría jurar que era la mejor noche de su vida, inclusive quienes estaban a los alrededores de la casa, en el patio, o quienes descansaban en la vereda. Claro que era una opinión completamente sesgada debido al exceso de sustancias no naturales en sus cuerpos.

A altas horas de la madrugada, en el momento perfecto, Valentin y Agustín, lejos de sus amigos, comenzaron a bailar junto a él otro. Como siempre, en cada fiesta a la que asistían juntos, debían bailar al menos un tema compartiendo un mismo vaso de lo que fuere e imitando pasos tales como el del pinguino al ritmo de algun remix de rkt.

La alegría no se ocultaba en la inmensa sonrisa de sus rostros. La misma era tal que Agustín, cegado tanto por aquel sentimiento como por el alcohol en su sistema, se perdió en sus emociones y se dejó guiar por su corazón. En cuestión de segundos, su mano se amoldo a la mejilla de Valentin, quien le dedico una mirada llena de cariño mientras se movía al ritmo de la música, naturalizando por completo aquella actitud recurrente de su amigo amante del contacto físico. Sin embargo, su sonrisa se borro cuando sintió los labios ajenos sobre los suyos, y no pudo alejarse hasta pasados varios segundos, donde se sintió obligado a corresponder por un impulso que no supo explicar.

Apoyo sus manos en el pecho de Agustín y lo empujó apenas unos centímetros, los suficientes para alejarlo de su boca y poder hablarle con comodidad, teniendo en cuenta la necesidad de una cercanía prudente debido al alto volumen de la música

- ¿Ya te cumplí el sueño?

Agustín solo rió junto a su amigo, dejando un beso en su mejilla y un brazo repozando sobre sus hombros.

Se mantuvieron así el resto de la noche, compartiendo un mismo vaso, alejados de todas las personas que buscaban acercarse, siendo felices en su burbuja.

El amanecer comenzaba a asomarse, el sol alumbraba apenas reduciendo la intensidad de las luces azules en la habitación. Las personas comenzaban a irse, dejando al dueño de la casa, junto a unos pocos amigos responsables y amables, haciéndose cargo del inmenso desorden. Valentin y Agustín, por otro lado, se dirigieron ayudándose mutuamente a caminar hacia la casa del mayor.

Una vez allí, descansaron cómodamente junto al otro en la king-size de Agustín hasta que escucharon el ruido de una puerta y varios murmullos. La familia de Agustín comenzaba a despertarse y dar inicio a su día, inevitablemente despertando al colorado de sueño ligero.

A pesar de dormir tan solo dos horas, no tenía sueño. El hecho de mantenerse despierto mientras que su amigo parecía prácticamente desmayado le permitió reflexionar, a pesar de su dolorosa resaca, sobre lo sucedido durante la madrugada.

Podía simplemente dejarlo pasar, tomarlo como uno más de todos los gestos cariñosos de Agustín, pero no podía. Aún sentía sus labios hormigueando, su panza parecía alojar un zoológico dentro cada vez que recordaba la escena. Le costaba diferenciarlo de las nauseas provocadas por la resaca.

Paso las siguientes dos horas recostado en la cama, mirando al techo y pensando en los labios de Agustín moviéndose suavemente sobre los suyos, en la calidez de ellos y de la mano que acariciaba su mejilla al ritmo lento del beso; en la necesidad de entrelazar sus brazos detrás de su cuello que sintió en ese momento y en lo difícil que fue alejarse. Pensó también en sus ex's novias, en lo poco que duraba en una relación, en lo insatisfecho que se sentía con cada una de ellas, en que nunca se había enamorado realmente, y, sobretodo, en lo difícil que le resultaba ser fiel. E, inevitablemente, también pensó en su sexualidad.

Confuso - GialenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora