(11) Precauciones

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7:52 am

El otoño se acercaba, y el frío en el viento ya era notable. El agua del lago estaba lo suficientemente fría como para no querer meterse a nadar.

–Ehmm, aún no me has dicho tu nombre. No sé cómo debería llamarte. -preguntó Emil.

–No es necesario.-dije de forma cortante.

No iba a quedarse aquí después de todo; no hay necesidad de decir mi nombre. Luego de liberarse de la trampa en el pie, fue hacia el lago para lavarse el corte del tobillo ya que sangraba demasiado. Su rostro mostraba molestia cada vez que tocaba la herida; no parecía estar acostumbrado al dolor.

El silencio llenó el lugar nuevamente; no estaba dispuesta a entablar una conversación. Lo normal sería preguntar cosas para obtener información, pero no estoy segura de hacerlo en este momento. Emil me tomó por sorpresa llegando al lugar más seguro que tengo; nunca nadie, ni siquiera esas sombras, se había acercado tanto.

Espero que termine pronto; casi no siento mis brazos; el peso del arma es demasiado para mantenerla por mucho tiempo.

¿Mmm?

–Oye... ¿Qué estás...?

Emil se tambaleaba, su mirada se veía distraída hasta que finalmente cayó.

–¡Oye, ¿Qué haces? Muévete! -me acerqué lentamente a donde estaba– Hey, si estás intentando engañar...me.

Con su rostro pálido y ojeras, Emil yacía inconsciente en el suelo.

–No, no, no, no ahora –dije con desesperación.

¿Por qué tiene que pasarme esto? Pensé que tendría un día normal, y esto me viene de repente. No puedo simplemente dejarlo ahí; un cadáver en tu hogar nunca es bueno. Se ve que aun respira, pero si lo ayudo tendré que meterlo a casa, no quiero eso. Vamos, piensa.

¿Y si lo tiro al agua?

No...

Él dijo que tiene un grupo que vino a instalarse en un pueblo cercano; si descubren que no ha regresado luego de un tiempo, estoy segura de que vendrán aquí a buscarlo. Definitivamente no quiero eso; es lo último que quiero.

No puedo creerlo; lo único que quería era desayunar en paz.

11:30 am

Estoy cansada...

Emil permanecía inerte, sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared de la cabaña. Su tobillo estaba cuidadosamente envuelto en una venda, y su brazo, inmovilizado por unas esposas, se encontraba sujeto a un tubo de hierro que servía de soporte. Le ofrecí primeros auxilios aun estando inconsciente.

Arrastré una silla y dejé caer mi cuerpo sobre ella. Después de ayudar a este chico, todas mis extremidades empezaron a cansarse. Aunque es sorprendente que no pese tanto a pesar de ser un hombre, tal vez tenía mi visión de los hombres de otra manera. Debe ser eso, ya que la única representación de un hombre me la mostraba mi padre.

Mi vista fue hasta Emil. Mire con curiosidad, observando detenidamente al chico. Su cabello castaño, un tanto desordenado, enmarcaba un rostro pálido y apagado por falta de vida en sus ojos, que ahora están cerrados en un estado inconsciente. Sus rasgos de amabilidad y fragilidad, como si representaran a un ingenuo niño.

Su figura delgada y común, sin nada en particular que lo destacara, se apoyaba débilmente contra la pared de la cabaña. En ese estado, no transmitía la sensación de ser alguien particular; más bien, daba la sensación de ser alguien completamente normal. En cuanto a su edad, le pondría unos 16 años; parece ser menor que yo.

–U...uh... ¿dónde...?

Está despertando; ahora, ¿Qué se supone que debo hacer?

–Te desmayaste; perdiste mucha sangre -dije al mismo tiempo en el que me levantaba de mi asiento. –A este paso, si no comes algo, podrías morir.

–Ahh... mi cabeza duele mucho -dijo Emil, observando sus alrededores. Luego vio hacia su pierna. –Tú me... Gracias, supongo.

–Solo quiero que te vayas, pero si mueres, tus amigos vendrán, no quiero eso -dije mientras le ponía dos platos de comida. –Come y luego vete.

Emil vio el plato de sopa y el otro de macarrones; sus ojos se abrieron de par en par, como si hubiera encontrado un gran tesoro. Tragó saliva, y se podía ver cómo disfrutaba del olor de la comida; tomó un plato y lo acercó a su cara.

–Wow, gracias. ¿Cómo conseguiste esto? -preguntó Emil.

¿A qué se refería? ¿A cómo logré cocinarlo o cómo conseguí los ingredientes?

Emil, como dándose cuenta de mi rostro de confusión, volvía a reformular su pregunta.

– ¿Cómo conseguiste estos ingredientes? -dijo señalando al plato de sopa.

Son fideos y verduras, ¿no? ¿Quería sacarme información o algo?

–En una tienda del pueblo; deberías saber que en ese lugar hay varias tiendas -dije de forma nerviosa.

Sé que desde hace dos años no voy hacia el pueblo, ya que mi padre me lo prohibió rotundamente; dijo que por ningún motivo debería acercarme ahí. Sin embargo, la última vez que lo vi, tenía por lo menos cuatro bodegas repartidas por el pueblo; incluso si no estoy al tanto de cómo la pasan ahí, sé que debe de haber uno por lo menos.

Emil me miró de forma extraña, como si se sintiera confundido ante la declaración que hice.

–Pero si no hay tiendas. Todas han sido saqueadas; ni siquiera hay personas.

¿Qué?

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2023 ⏰

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