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Joy

— Si, así. —gimió Wil.

— ¿Te gusta?

— Mmmm, sí, lo haces tan rico, Joy.

— Estas muy tenso, Wil, ya ni hacerte bien un masaje puedo de lo duro que tienes los hombros.

— Es el trabajo, cariño.

— Lo sé, te sobrecargas mucho, te he dicho que tienes que tomar tus vacaciones para así pasar más tiempo en casa y con las niñas, amor.

— Eso haré, además, necesitamos tiempo a solas tú y yo. —se volteó a verme con picardia y yo solo pude sonrojarme.

— Tenias que hacerlo, Wil.

— Si, amo cuando te sonrojas, te ves tierno y no parece que eres un sangron.

— Ah, con que sangron yo. —palmee su trasero y soltó un chillido.

— Api Joy, ¿po qué golpeas a api?

Me levanté de un salto de encima de Wil y fui hacia Nahary y la cargué para llevarla a la cama junto con Wil.

— Mi amor, papi Joy no me golpeaba, solo estábamos jugando.

— ¿Puedo jugar así con Macus?

Con Wil nos quedamos viendo a los ojos sin entender.

— ¿Quién es Marcus, jovencita? —preguntó Wil.

— Mi amio, mi tía Camia lo cuida y tiene cuato años.

— Jovencita, no puedes jugar así con Marcus a menos que él venga con un anillo a pedirme tu mano, y eso será dentro de cuarenta años.

Empecé a reír por la cara de enojo que tenía Wil y la cara de confusión de Nahary.

Si, mi novio es un completo celoso.

...

— Profesor Lewis, qué gusto me da verlo.

— Oh, Carlos. No sabía que hoy vendrías a dar clases.

— No, pero quise pasar por aquí a hacer unos pendientes y ver cómo estaba todo por aquí, y claro, a saludarte a ti también.

— Bueno, yo ahora estoy ocupado, hoy fue un día muy ocupado por los exámenes semestrales de mis alumnos.

— Claro, entiendo, si quieres podemos ir a tomar un café cuando estés libre.

— Buen... —el grito de Wil no me dejó terminar.

— ¡Profesor Lewis! ¡Estoy esperando esos apuntes desde hace diez minutos! —¿apuntes?

— Eh, claro, profesor Jonhson, en un segundo. Hablamos en otro momento, Carlos.

— Esta bien, otro día será, fue un gusto, Joy.

Fui hacia donde Wil qué estaba en su oficina y solo entré, cerró la puerta con seguro y se apoyó en esta misma viéndome con cara de disgusto.

— No tenia apuntes para ti, amor.

— No, pero Carlos te estaba comiendo con la mirada, y tú no te dabas cuenta, Joy.

— ¿Carlos? Pero si solo somos amigos.

— Pues él no sabe eso, y tal parece que quiere llevarte a la cama.

— Aguarda, ¿acaso estás celoso, Wil Johnson? —no pude aguantar y comencé a reír.

— No es gracioso, Joy. ¿Quieres que te castigue?

— Uy, qué miedo.

Su cara cambió a una que no había visto.

Más perversa.

— Joy, bájate el pantalón e inclinate en esa mesa. Ahora.

Madre mía y virgencita de todos los castigados, que no deje la cogida de hoy para mañana, amén.

Hice caso a Wil y ya estaba inclinado sobre su escritorio.

— No me gusta ese tal Carlos, no me gusta que quiera lo mio. —me dio una palmada en el trasero que me encorvo más en su escritorio.

Sentí como bajó mi bóxer y paseaba su mano en mi trasero, lo apretaba y nalgueaba a su antojo.

Escuché el ruido de un envoltorio y luego como desabrochaba su pantalón.

— No grites y no te quejes, tu te lo buscaste.

Mordí mi labio al sentir cómo paseaba su erección y la introdujia poco a poco. Solté un pequeño chillido que él opaco con su mano y siguió hasta tenerla toda adentro.

— Me gusta tu trasero, Joy, me gusta cómo absorbe entera mi polla, como estás tan estrecho y caliente.

Sentir entero a Wil me llenaba, me hacia sentir satisfecho y caliente.

Wil fue dando varias estocadas hasta hacernos correr a ambos en gemidos silenciosos.

— Ahora, sal primero sin levantar sospecha.

— Te espero en casa. Te amo.

— Sabes que también lo hago, cariño.

Y así salí de su oficina renco pero contento.

Yes, daddy (Gay) +18 || 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora