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Baji seguía muy de cerca a Chifuyu, contemplando el movimiento de sus mechones rubios siendo iluminados por la escasa luz de la luna, y su caminar grácil como el de una pequeña ave.
El pequeño rubio era bastante imponente y dominante a pesar de su baja estatura y rostro de niño. Debe tener cerca de su edad cuando falleció,o menos. No aparenta ser mayor a él, no en años humanos, es decir.
El olor a vainilla se sintió más pesado ahora, reemplazando al olor ferroso del principioque predominaba desde que lo encontró. Ese olor, encendió nuevamente aquel sentimiento mágico que lo hacía sentir en el cielo.
El chico es especial. Chifuyu es especial. Lo vio en sus memorias pasadas. Y su ser gritaba "te encontré".
Dudó un momento en seguirlo fuera de la fiesta. Pensó "¿Y si es una trampa?". Miró hacia la esquina donde se encontraba su joven amigo brujo buscando ayuda. Este asintió diciéndole mentalmente "es seguro, vé con él", cuando estaba caminando tras la espalda de Chifuyu hacia la salida, volvió a buscar a su amigo y este le guiño sonriendo diciéndole "diviértete, Romeo".
¿Michael sabe algo? ¿Lo conoce? ¿También lo vio venir en su cristal?
Se sorprendió al llegar a las afueras de lo que parecía ser una catedral. ¿Qué hacían aquí?. Su cara debió reflejar algo porque Chifuyu lo miraba con el ceño fruncido desde lo alto de las escaleras cerca de la entrada.
—¿Sucede algo? — pregunto el rubio
—¿Sueles traer a todos los chicos que conoces aquí?
Chifuyu entrecerró los ojos, su expresión tranquila se volvió severa e incómoda. El cuerpo de Baji se puso en alerta. Se sentía en peligro. Aquel pequeño vampiro bien podría parecer inofensivo, pero también podría haberlo traído a una trampa tan solo para divertirse con él hasta matarlo.
Era una cosita adorable y peligrosa. Encantador y perverso.
"No hay que temer", le decía su interior. Eso le dio la valentía para lo que planeaba hacer.
—No te sientas obligado a acompañarme, — sentenció el rubio sin mirarlo y moviendo uno de sus pies de un lado a otro. — si quieres vete, creo que ya fue...
Una ráfaga de viento abanicó su ridícula capa de vampiro, los mechones rubios cubrieron por milisegundos su vista, lo suficiente para que Baji apareciese a su lado, tomándolo de la mano.
—Iré contigo, Chifuyu. — susurró cerca de su rostro, colocándole un mechón rebelde tras su oreja.
Un destello de luz brotó en el pecho de Chifuyu. Su rostro se tiño de rosa al tener a Baji demasiado cerca. Baji, aprovecho esto para tomar el suave rostro de Chifuyu entre sus manos.
