Pesadillas

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Mi corazón latía dolorosamente en mi pecho como una mosca asustada. Un sudor helado resbalaba mi piel pálida en tanto que contenía a duras penas las ganas de gritar. Arropada en la oscuridad. Sola. Mi cuerpo sufriendo espasmos involuntarios por culpa del miedo atroz que asfixia mi garganta, hirviendome la sangre de horror. 

Dicen que el miedo congela tu cuerpo como hielo, no sientes otra cosa que frío. Es mentira. El miedo no es helado, es caluroso, pero es un calor desagradable. Inmóvil, oigo sus pasos suaves y calmados recorriendo la habitación como un cuervo en busca de su comida. Inspeccionando. Buscando. Curioseando. Quiero gritarle que se largue, que me deje tranquila, pero no quiero delatar mi presencia. No quiero que halle mi escondite. Que se largue, que se largue, que tome lo que quiera y se largue de aquí. Por favor, que no me encuentre. Por favor....

-¿Has encontrado algo? Grita alguien. Otro. Hay otro para mí sorpresa y espanto. ¿Porqué? ¿Porqué me suceden estás cosas? ¿Por qué? Es una pregunta que uno suele hacerse, una pregunta que no tiene respuestas y nadie me las darás, aún consciente de eso no puedo evitarlo, sigo preguntándome.

-No, nada.

-Siga buscando.

Respiro con dificultad, el aire se siente pesado. No puedo respirar bien. Necesito aire fresco, empiezo a hiperventilar, pero logro calmarme al ver su silueta desaparecer tras la puerta. El pecho me arde de dolor y angustia, me hierve la sangre y mi piel tiembla del sudor frío que me congela junto al viento que entra por la ventana abierta, con olor a lluvia. Tengo que salir de aquí sin ser vista. ¿Cómo? La ventana está abierta, puedo salir allí fácilmente si no fuera porque la puerta de la habitación está abierta de par en par. Si me ven salir por la ventana...

El problema no es que me vean, puedo salir rápidamente y correr lo más fuerte que pueda. Estoy acostumbrada a correr cuando entreno en las mañanas, y sé dónde está la estación de la policía local, es sólo que...en caso de que no los atrapen, ya conocen mi rostro y es lo que quiero evitar a toda costa.

Intento calmar mi respiración. Respira. Mis oídos están alertas ante cualquier sonido. Deben estar en la cocina. Bien. Me levanto con sumo cuidado, saliendo de mi escondite en silencio. Me dirijo a la ventana y salgo ahí. Corro. Corro tan rápido como puedo.  Mi cuerpo tiembla de frío por culpa de la lluvia helada que cae a través de las tinieblas y el viento iracundo.  Corro hacia la nada. Corro hacia el instituto que llego al cruzar una calle y luego otra. Para mí desdicha la estación de policía está cerrado. Con las luces apagadas y con los faros de las calles parpadeando en medio de la oscuridad, solo está iluminado un local de licorería que no está muy lejos de aquí. Voy allá. Llegué, el hombre que trabaja en su turno me mira con confusión y perplejidad. <<Al menos no me mira como un bicho raro. >> Le pido un teléfono para llamar. Me duele la garganta, pero no sé de qué. No he gritado. No he dicho nada. Mientras él busca el teléfono en su bolsillo, no puedo contener más las lágrimas que me traicionan. El miedo que sigue clavado en mi pecho como un dardo envenenado va aumentando más pese a que estoy fuera de peligro. O es lo que quiero creer. No sé qué hacer. Estoy asustada. Después de todo lo que ví... Él me da su celular con amabilidad, lo tomo y marco el número con torpeza. Repica hasta que oigo una voz femenina.

-Usted está llamando a Emergencias. ¿En qué podemos ayudarle? 

-Hola, es para reportar un allanamiento en la Casa 13 de la comunidad San Laurence de la Avenida Enrique -se siente liberador soltar esas palabras -no estoy segura que se habrán llevado pero siguen ahí. Solo yo pude escapar.

- ¿Es usted la dueña de la casa?

-Si, y por favor notifica a la policía que hay gente muerta -trago saliva, sin ocultar las ganas de llorar -asesinaron a mis padres y hermanos. Auxilio. Por favor. Vengan antes de que escapen...

La Maldición de los Huesos ✔️(One shoots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora