Capítulo 23 | Final 2/2

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Porco Galliard

— Así que... Este es tu novio. El famoso titán Mandíbulas. — dice el hermano mayor de Bianca.

— ¿Fue divertido engañarnos, Galliard? — me preguntó el otro hermano.

— Lo siento, no podía decir nada en ese momento. — me disculpé, aunque creo que no sirvió de mucho.

Está era la primera vez que hablábamos con los hermanos de Bianca, de frente. Todo siempre fue a través de cartas.
Por temas de trabajo, familia y distancia ella se mantenía en contacto con ellos de esa manera.

— Vinimos exclusivamente para darles esto. — dijo Bianca a mi lado.

Estábamos en la casa de Elías, en Trost, sentados en la sala. También vino de visita su otro hermano. Para poder hablar los cuatro.

Bianca les alcanzo a sus dos hermanos una invitación a cada uno, para la boda.

— ¿¡En serio!? — gritó Elías el leer.

Bianca sonrió y levantó la mano que tenía el anillo de compromiso, mostrándolo.

— Felicidades hermanita, y para ti también, Galliard. — dijo Renzo, con felicidad.

— Yo... no lo puedo creer. — empezó a hablar Elías, y a llorar.

— Ya deja de llorar, maricón. — espetó Bianca. No puedo creer que le siga hablando así a sus hermanos mayores.

— Aún recuerdo, lo chiquita que estabas cuando regresé al cuartel de Trost, ese fatídico día. Tan pequeña y frágil... Y ahora, salvas al mundo y te vas a casar. — decía Elías mientras secaba sus lágrimas, recordando el pasado.

— No me iba a quedar chiquita por siempre. — dijo Bianca encogiéndose de hombros.

— Me hubiese gustado. — respondió Elías.

— Mejor enfócate en tu hija, déjame vivir mi vida con mi futuro esposo. — respondió dándome la mano.
Sentí las miradas inquisidoras de sus hermanos en mi.

No pude evitar sonrojarme al escucharla llamarme así.

— Señor Elías, Señor Renzo, quiero que se queden tranquilos, yo voy a cuidar a Bianca con mi vida. Y les prometo que la haré feliz siempre. — tenía que decir algo para que me acepten.

Ambos hermanos relajaron un poco sus expresiones y me sonrieron, pero Bianca se comenzó a reír a carcajadas, como una loca.

— ¿Señor Elías? ¿Señor Renzo? — decía llorando de la risa. — No puedo creer que llames a estos dos idiotas así. —

— Por supuesto que sí, son tus hermanos. — protesté.

— No le hagas caso, ya la conoces. — dijo Renzo restándole importancia.

— Deberían haberse casado antes de irse a vivir juntos. — dijo de repente Elías.

— ¿Por qué? — preguntó Bianca confundida. Yo estaba igual.

— Porque no deberían dormir juntos hasta que se casen. — respondió el.

Renzo me miró y luego a Bianca.

Otra vez comenzó a reírse a carcajadas.
Tengo miedo, mi cuñado me va a terminar matando.

— ¿En serio crees que aún no hicieron nada? — preguntó Renzo a Elías.

— No me conoces para nada. — dijo Bianca entre risas.

— ¿De verdad... Ya...? — volvió a preguntar Elías, con miedo.

Cicatrices en MarleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora