Capítulo 13.

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Aparcamos el coche alrededor de sin exagerar otros cincuenta coches más. Efectivamente, la fiesta sí que es en un polígono, alrededor nuestra hay muchísimas naves, pero lo que más me extraña es que ninguna está abierta, por lo que mi imaginación me da a entender que no es que hayan alquilado ninguna nave para hacer la fiesta, sino que la fiesta es al aire libre, con el frío que hace no es algo que me haga mucha gracia, pero tampoco estoy en una posición de decidir, ya que soy simplemente una invitada por parte de mi primo y Sara.

Observo por la ventanilla y veo un montón de gente dividida en grupos. Algunos bailando con la música que suena en el altavoz de sus coches. Otros hablando, otros me atrevería decir que ya están borrachos y otros simplemente estando allí.

La apariencia de toda la gente es bastante diferente a la del cumpleaños de Sara, aquí la gente no va vestida de etiqueta, si no que tienen una pinta que no me genera mucha confianza. Tienen cara de pocos amigos, macarras, vestidos casi todos de negro y actúan como si la vida no les importase una mierda.

-¿Es aquí?-pregunto un poco indecisa antes de bajarme del coche.

-Son buena gente prima, tranquila, las apariencias engañan-me responde Manu.

Bajamos del coche y mi primo lo cierra. Sara le coge del brazo y caminan hacia uno de los grupos de tanta gente que hay, yo les sigo detrás, me siento más respaldada que yendo a su lado, así la gente se fijara menos en mí y no tendré que hablar mucho.

Caminamos un par de minutos y mi primo se frena en seco, delante de un chico bastante alto, de pelo castaño con los laterales rapados, ojos verdes y con la cara un poco tatuada. Y efectivamente también va vestido de negro.

-¿Qué pasa hermano?-dice el chico refiriéndose a mi primo.

-¡Arnau! Que alegría verte por aquí-dice Manu.

-Por fin, me han dejado libre, ni siquiera querían tenerme allí-dice el chico.

¿Tenerme allí? ¿Dónde? Pienso.

Las pintas del chico no me hacen pensar nada positivo y en mi mente empiezan a pasar un montón de lugares, imaginándome de dónde le han dejado salir y sinceramente ninguno es bueno. El primero que se me pasa por la cabeza es la cárcel.

-¿Quién es ella?-pregunta el chico.

-Es mi prima, Cloe-dice Manu , mientras que me hace un gesto para que me adelante para poder presentarme.

Hago lo que me pide y me sitúo enfrente del chico, el cual no para de mirarme.

-Hola Cloe, soy Arnau-dice.

Me da dos besos, que es como se saludan aquí en Barcelona y yo se los devuelvo mientras que intento fingir una sonrisa como si me apeteciese estar aquí.

-Un placer-me limito a decir.

-Arnau es un gran tipo, es un chico de nuestro grupo y no sabíamos que ya había salido del hospital, le ingresaron hace un mes porque tuvo un accidente de moto-me dice Sara susurrándome al oído para tranquilizarme.

Creo que Sara habrá notado que no me apetecía estar aquí y que el tal Arnau no me daba mucha confianza y más con lo que he escuchado decir de que ya le habían soltado. Supongo que no tengo que juzgar a la gente por su apariencia pero es que me ha sido prácticamente imposible.

-¿No te he causado muy buena impresión verdad?-me pregunta Arnau.

-¿Qué?-respondo preguntándole.

-Tranquila, es normal, estoy acostumbrado, sé que mi apariencia no es la idónea, pero te aseguro que soy de las personas más normales que hay hoy aquí-dice sonriéndome.

-Lo siento, todavía me estoy acostumbrando a esta ciudad, y quizás juzgo antes de lo que debería-digo intentando disculparme.

-No te preocupes, nos llevaremos bien-me dice.

-¡Sara!

Oigo una voz de mujer, chillando el nombre de la novia de mi primo y dirijo la mirada directamente hacia dónde viene la voz. Una chica guapísima, alta y delgada, de color de piel oscuro, el pelo largo negro, trenzado y los ojos verdes más bonitos que visto en mi vida, corre hacia nosotros.

-¡Martina!-dice Sara.

Las dos se funden en un abrazo. Parece que son amigas.

-Joder tía ya pensaba que nos habías abandonado, llevaba muchísimo tiempo sin venir por aquí, dichosos los ojos que te ven-dice la chica.

-Ya sabes, últimamente no paro y cada vez me gusta menos la fiesta-responde Sara.

-Manu cariño, ¿qué tal estás?-dice la chica, dirigiéndose a mi primo.

-Hola guapa, bien, todo bien, mira te presento a mi prima Cloe-dice y vuelve a mirarme.

Otra presentación, no por favor. Pienso para mis adentros deseando que se acabe el momento de ser el centro de atención para los amigos de mi primo que no me conocen. Odio con todas mis fuerzas ser nueva en un sitio, no llevo bien las presentaciones y mucho menos que me pregunten por compromiso. Pero simplemente sonrío a la chica y me dirijo hacia ella para saludarla con toda la amabilidad que puedo falsear.

-Hola soy Cloe-digo.

-Hola nena, soy Martina, un gusto.

Su acento no es de aquí, me atrevería decir que es de Colombia o Venezuela, pero me parecería demasiado feo preguntarla, así que me quedaré con la duda.

-Un placer-digo fingiendo la mejor de mis sonrisas.

-¿Dónde están los otros?-pregunta Manu.

-Bueno, ya sabes amor, metiéndose en los líos que no deben-dice Martina.

¿Qué líos? Esta fiesta acaba de empezar y no para de sorprenderme. La palabra líos no me trae mucha confianza, pero lo que más me sorprende sin duda es como mi primo es amigo de esta gente y está en una fiesta como estas. La imagen de Manu que yo tengo no es ni por asomo la que estoy viendo esta noche.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora