CAPÍTULO 10

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Narra Alessia

La noche en el restaurante fue frenética plato, tras plato no hubo ningún segundo de descanso, pero a pesar de eso las palabras de Elliot no dejaron de dar vuelta en mi mente.

Es la última vez que te lo voy a pedir. No le pido nada a ninguna mujer, pero tú eres....

Esa frase en particular no deja de dar vueltas en mi cabeza, como una melodía hipnótica que se niega a desvanecerse. Cuando esas palabras escaparon de los labios de Elliot, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, dejando un rastro ardiente a su paso, como un fuego que arde con intensidad. En mi interior, las mariposas revolotean con una intensidad desconocida, como si hubieran tomado vida propia, sus alas batiendo con furor, creando un torbellino de emociones que amenaza con desbordarse, pero un escalofrío recorre por mi piel cuando me doy cuenta de que esa es su naturaleza, hacer que estúpidas como yo caigan embobas en sus asquerosas manos. Es un maldito seudo agente playboy, esa es la definición exacta de lo que él es, representa y emana.

Estoy mirando el techo recostada en mi cama y no dejo de pensar en el trozo de papel que me dio la otra noche, porque soy una estúpida y me aprendí de memoria tanto la dirección como el código de acceso. Tomo mi celular para ver la hora y hago una mueca son las dos y diecisiete de la mañana.

Los minutos pasan, y sigo revolviéndome inquieta en mi cama. Aunque tengo una película en la televisión, no puedo concentrarme en ella, ya que mi mente sigue obsesionada con aquellas palabras tanto dichas como escritas. Miro mi celular de nuevo, y aprovecho para responder algunos mensajes de Charlotte, no sé qué hace despierta a esta hora, y mientras netflix me muestra sugerencias para otra película, optó por una al azar que resulta ser de policías. Apago la televisión y me levanto para dirigirme al baño, necesito relajarme y dejar de pensar. En el cuarto de baño, el agua tibia de la ducha me acaricia suavemente, disipando la tensión acumulada. Cierro los ojos y dejo que la tranquilidad del momento me envuelva. El vapor llena el ambiente, y el aroma del jabón de lavanda me envuelve.

Salgo del baño con mi cuerpo envuelto en una toalla, decidida camino hasta mi armario y escojo que ponerme, un falda negra que me llega a mitad del muslo, una camiseta blanca dentro de la falda y un blazer color verde oliva que llega hasta el borde de la falda, con unos botines negros que combinan a la perfección, me maquillo suave y me aplico perfume antes de salir de mi habitación.

Salgo de mi habitación, tomo las llaves de mi auto y bajó por el ascensor hasta mi auto, no sé si estoy segura de lo que estoy por hacer, no dejo de pensar en todo lo que me ha pasado, y todo lo que podría pasar. Conduzco por la ciudad en piloto automático.

Seis minutos después estoy estacionada frente de su imponente edificio, miró la hora; tres de la madrugada.

—Estoy loca.

Ingreso al estacionamiento del edificio introduciendo el código de acceso y subo por el ascensor, las puertas se abren en el último piso y caminó por el elegante e iluminado pasillo encontrándome con dos puertas una al frente de la otra, camino a la puerta de la derecha y dudo entre presionar el timbre o irme a mi departamento.

Desisto y me doy media vuelta para caminar en dirección al ascensor, el pasillo se me hace eterno y sigo debatiendo en lo que debería hacer,  y lo que quiero hacer.

Presiono el botón para llamar al ascensor y lo esperó pacientemente. Mi mente es un torbellino de pensamientos y emociones, no sé qué hacer; si voy y toco el timbre le daré a entender que tiene razón y sabrá que si lo deseo, tanto como él a mi. Pero la verdad es que si lo deseo, desde aquella noche que lo conocí no dejo de pensar en él, por eso estoy aquí en este momento. Las puertas del ascensor se abren pero no entró. Camino decidida hasta su puerta y tocó el timbre, y me arrepiento a los segundos.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [+18] [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora