sobre pecas y magia - valen x agus x luka

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Los días que siguieron solo lograron confundirlo más. Valentín se replanteaba todo desde que Agustín lo dejó en la puerta de su habitación.

-Bueno, acá me quedo, gracias por lo de hoy.- Expresó antes de ponerse en puntitas de pie para dejarle un baso en el cachete al mayor, como si hace unos minutos no se hubieran estado besando. Agustín entendió que el menor estaba un poco vergonzoso, sin embargo, lo correspondía. -Espero que Facundo esté acá, no aparece nunca ese.

-Yo el otro día me lo crucé con Alejo.- Valentín lo miró con su mayor cara de sorpresa. Si, su amigo había estado enamorado del morocho. No, nunca había pasado nada entre ellos, además tampoco habían llegado a hacerse amigos. Ultimo punto, Matías probablemente ya estaría armando un plan para sacarle los ojos. Temió por la vista de su amigo pero al instante volvió a estar enamorado porque los ojos verdes frente a el buscaban una respuesta.

-Esta rarísimo, parece que vivo solo últimamente.

-Bueno, por lo menos tenes la habitación para hacer lo que vos quieras.- Valentín entendió que había un sentido más profundo en sus palabras y rio por dentro, igual no iba a dejarlo pasar al chiquero que era su habitación. Quizá otro día cuando todo esté más limpio y ordenado podría pensar en otra cosa. Otro día donde esperaba que a Agustín le dure ese principio de enamoramiento que estaba teniendo con el.

Aunque bueno, se moría de ganas de besarlo una vez más, así que estiró sus brazos para casi colgarse de sus hombros y enredó sus dedos en los rulos rebeldes del mayor. Lo miró fijo a los ojos y dejó que Agustín se hiciera cargo dando el siguiente paso. Las manos en su cintura, los labios sobre su boca y ese rico perfume del contrario que no sabía bien que era lo envolvieron por completo.

-¿Nos vemos mañana?- Preguntó Valentín haciéndole saber que hasta allí habían llegado por hoy, sin saber lo que le esperaba al día siguiente.

A pesar de ser un adolescente enamorado, también era un estudiante que tenía que cumplir con sus responsabilidades, por lo menos algunos días de la semana. Fue por eso que obligadamente tuvo que asistir a clase, entrar al aula y pasar una situación un tanto vergonzosa.

Cuando vio que Agustín lo estaba llamando para que se sentara junto a el, quiso que la tierra se lo tragara. Adoraba el gesto del mayor, eso no se tiene que malinterpretar, pero si sería raro para todos que de un día para el otro abandone su lugar en el fondo para sentarse con una persona con la cual no se llevaba hasta hace muy poco. La otra parte curiosa es que Juan, y casualmente, Luka, estaban sentados allí también.

Así que casi sin darse cuenta terminó sentándose entre los dos chicos que parecían estar prestándole más atención a el que a la clase. Con lo volado que era, para Valentín era imposible concentrarse. Así los días no se le hicieron fácil, porque a pesar de que no estuviera 100% cómodo, no tenía ganas de alejarse de ellos. Mentiría si dijera que no le gustaba que ambos le prestaran atención.

Si, ambos, porque ahora que sabía que Luka no podía robarle a Agustín, había bajado la guardia y se había permitido llevarse bien con el. Incluso si eso le daba ciertas falsas esperanzas al morocho. En los días trascurridos el siempre había sido muy atento con Valen, ayudándolo en todo lo que necesitara, alcanzándole todo lo que le pidiera y acompañándolo a donde necesite. El colorado pensó que podía acostumbrarse a eso y agradecía que Agustín nunca había intentado besarlo frente a el, aunque si habían vuelto a hacerlo algunas veces en privado.

Porque Valentín sabía que probablemente Agustín no gustaba de el porque sí, y que seguramente en gran parte era culpa suya, pero estaba tan pero tan enamorado que simplemente no podía resistirse. Incluso aún, deseaba haber sido efectivo a pesar de haberse equivocado, porque necesitaba que en lo posible, el efecto de su magia dure para siempre.