Capítulo 38. Combate

1 0 0
                                    

El Daemon sintió algo que jamás había sentido cuando la humana le dijo que le gustaba su amigo, después de todo era la primera vez que a Asth le había gustado genuinamente alguien, cuando era más joven no tenía el tiempo para pensar en alguien románticamente, ya que estaba enfocado en una sola cosa y era en vengarse de la rebelión por lo que les habían hecho a los de su especie y por haberle cortado sus alas. Sin embargo cuando conoció a Milena todo fue distinto, no era como que él buscara interesase en la humana, simplemente sucedió, al conocerla, se dio cuenta que él quería ser quien estuviera con ella protegiéndola y queriéndola. Pero él tampoco iba a obligarla a que cambiara de parecer, no podía simplemente exigirle que estuviera con él. Y en ese punto, si ella era feliz, él también podía serlo, aunque por dentro sintiera como si estuviera a punto de morir. Asth no quería ver juntos a Damian y a Milena, pero si ella le pedía ayuda para confesarse, no tendría más remedio que ayudarla, porque eso era amor.

Ya habían pasado un par de semanas desde que Layla me había pedido ayuda con Damian, yo no pude hacer mucho por ella, ya que además de no querer, no sabía cómo ayudarla, lo único que podía hacer por ella era darle un poco de tiempo a solas con él. Por lo que cuando nos tocaba entrenar yo siempre le pedía a Asth irnos a otro lado diferente de donde estuvieran ellos.

- ¿Qué rayos te sucede? Desde que me dijiste que te gustaba Damian has estado huyendo de él ¿Temes que le cuente?

- No es eso, sé que no le contarías

- ¿Quieres hablar sobre ello? – negué rápidamente

- Hay que entrenar, siento que he perdido condición – bromee intentando disipar mis pensamientos

- ¿Quieres intentar algo nuevo? – lo miré y Asth hizo un movimiento con sus manos donde al instante se iluminaron y de ellas emergió una daga, la reconocí al instante, con esa había intentado atacar a los guardias de la entrada de Yiaxus – Normalmente este hechizo nos lo enseñan en el último año, meses antes de graduarnos, aunque no todos lo dominan, ya que suele ser doloroso – Me tendió su daga y la agarré, pero al instante esta se deshizo como si fuera agua

- ¿Qué fue eso?

- Es un arma de sangre y como lo dice su nombre, está hecho de la sangre de su portador, nadie más puede tocarlo más que el dueño, por eso se hizo así ¿te gustaría aprenderlo?

- Claro que sí

Asth me dijo que iba a llevar alrededor de dos meses en aprender a dominarlo, pero que había personas que lo conseguían en menos tiempo, así que habría que ver. Lo primero que se necesitaba era que la persona encontrara la calma y la tranquilidad, por lo que me enseñó técnicas de relajamiento y de respiración, como si se tratase de yoga. La verdad creí que eso quedaría en una sola clase, pero no fue así, nos llevamos un poco más de una semana para que pudiera dominar las técnicas, sobre todo la de respiración que era la más importante.

Después pasamos al entrenamiento de lucha con armas, Asth me dijo que lo único que me hacía falta era saber manejar un arma, así que empezamos con eso, primero me dio a escoger algún tipo de arma, me dijo que la que más me llamara la atención, no había muchas opciones para escoger, Asth dijo que si quería podía dibujar una y que él se encargaría de mandarla a hacer, pero no quise que se tomara la molestia, así que escogí una espada tipo samurái que había, no pesaba tanto, así que me tranquilicé, ya que era lo que me temía, no poder sostenerla. Iniciamos con lo básico, la forma correcta de agarrarla y la postura. Asth me había dicho que este era el paso más largo, así que lo combinaríamos con la resistencia. Después comenzó a darme lecciones de como atacar y defenderme.

- Bien, creo que ya lo tienes. ¿Crees que ya puedas vencerme?

- ¿Es una broma? No llevo ni un mes practicando esto y ya quieres que me enfrente contra ti

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora