12. Verdad o... amor (Kay Miller)

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Verla rodeada de hombres que se la comían con la mirada me provocaba un huracán de emociones negativas dentro de mí. Era yo quien tenia que estar bailando junto a ella, era yo quien tenía que estarla agarrando de su diminuta cintura, no aquellos tíos estúpidos.

Estaba guapísima y tan sexi con ese vestido morado que le quedaba a la perfección, su cuerpo era perfecto, todo en ella es perfecto... Me volvía loco con simplemente verla.

Pero como ya mencioné, no podía enamorarme de una chica como Emma...

- ¿Qué te pasa bro? – preguntó Adam a mi derecha extendiéndome una cerveza; el alcohol era la única manera de controlarme para no ir a la pista de baile y romperles de un puñetazo sus caras a esos idiotas con los que bailaba Emma, aunque claro, no podía excederme, no quería terminar en rehabilitación de nuevo, no podía recaer de nuevo.

-Nada, solo que esta fiesta esta un poco aburrida, eso es todo- dije tratando de disimular mi atención a Emma.

-Pues, no se diga más, consigámonos a unas buenas tías y bailemos- dijo jalándome hacia la pista de baile, trate de zafarme de su agarre, pero fue inútil y cuando voltee hacia los lados, me encontraba justo en medio de gente brincando, besándose y otras cosas mas que no creo que sea necesario mencionar.

Les juro que realmente trate de olvidarme de aquella chica de vestido morado, pero simplemente se me hacía imposible.

Ya no había dudas y ni podía negarlo, estoy totalmente embobado por Emma Turner. La necesitaba, quiero algo serio con ella, pero tengo miedo, miedo de dañarla a ella, de dañarme a mí, sin duda, después de lo de mi papá, mi mamá y su nuevo esposo, mi alcoholismo, mi corazón no podría con más daño; así que, no podía dejar que nada malo se interponga entre los dos, por el bien de ella y mío.

Deje que una de las tías con las que bailaba me besara, pero dentro de mi deseaba que fuera Emma... Dios, con tan solo pensar en ella me ponía mi piel de gallina.

Y en un momento, que no se exactamente como llego, me encontraba solo con esa tía en una de las habitaciones de la planta de arriba... lo siguiente que paso, ya lo dejare a su imaginación; el problema es que todo el tiempo le pedía al universo que con la que me encontraba en ese momento, fuera Emma Turner.

Cuando terminamos de hacer "eso", me encontraba en la orilla de la cama vistiéndome mientras que la tía estaba del otro extremo haciendo lo mismo que yo. Cuando de repente mi corazón dejo de latir, mi pulso bajo y todo eso se debía a que alguien había abierto la puerta, y justo ahora se encontraba con los ojos bien abiertos observándonos con asco, una mirada que jamás había visto en mi vida; esa mirada era de nada mas y nada menos que de: Emma Turner.

<<Mierda, ahora si la cague en grande>>

Solo se quedó estática sin decir una sola palabra, pero con esa expresión que jamás había visto en su hermoso rostro, entre asco y asombro.

Entonces salió corriendo, no lo pude evitar, seguí tras ella, no sabia exactamente que era lo que planeaba decirle o explicarle, pero no podía dejar las cosas así, no podía perderla, y menos ahora que estaba más seguro que nada de que la quería, la quería y mucho.

- ¡Emma, por favor espera! - grite bajando las escaleras rápidamente tratando de no resbalarme.

Cuando observe que Emma estaba apunto de salirse de la fiesta, alguien se interpuso en la puerta para que ninguno de los dos siguiera corriendo.

Era la famosísima Amalia.

-Alto ahí, no pueden irse, porque viene la mejor parte, verdad o reto- dijo misteriosa como si tramara algo.

Nos sentamos en círculo, éramos la chica con la que acababa de tener sexo (con el nombre de Amber), los dichosos amigos de Emma (eran cuatro), Amalia, Emma, Maggie, Adam y yo.

Para terminarla de cagar, enfrente mío se sentó Emma, a mi izquierda Amber y a mi derecha Amalia.

<<Esto no podría ponerse peor>>

Por siempre... amantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora