Capítulo 10. "Corazón obscuro"

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No sabía donde me encontraba, no recuerdo como llegue aquí, no podía distinguir nada, todo estaba borroso.

Volteé a cualquier lugar para ver si encontraba algo que me guiara para saber donde estoy, cualquier cosa.

Volteo para atrás y estaba él, era Alex, mi mirada se iluminó, no dejaba de sonreír.

-Vámonos.- dijo extendiendo su brazo.

Caminé hacia él con toda la seguridad del mundo, sabía que con él estaría bien, cuando una voz gruesa dice mi nombre, volteo y no hay absolutamente nadie.

Volteo de nuevo con Alex pero se había marchado, estaba caminando hacia una luz muy brillante, no puedo distinguir nada, llevé mi mano a mi frente y forcé la vista, era casi imposible ver algo así que decidí correr detrás él para tratar de alcanzarlo.

Pero mientras más me acercaba a él más obscuro se hacia todo.

Estaba a punto de tocar su hombro para poder detenerlo pero cuando lo hice desapareció y todo se torno completamente obscuro.

Comencé a caer, no sabía que pasaba, lo único que alcancé a gritar fue su nombre, no podía decir nada más, tenía un nudo en la garganta.

Estaba cayendo y no podía pensar en otra cosa que no fuera él, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por el impacto de mi espalda contra el piso y desperté inmediatamente.

Salté de la cama, estaba muy asustado y recordé el choque.

Él no estaba ahí para verme despertar.

Estaba una enfermera a mi lado y le pregunté qué había pasado con el chico que iba conmigo en el carro.

-Falleció en el accidente.-

Mis ojos se cristalizaron, comencé a llorar como ningún otro día, quería ir a verlo una última vez pero la enfermera dijo que necesitaba estar en observación.

Noté que había una venda en mi brazo derecho, no sabía que me había pasado, no recuerdo nada del choque, solo que él... me salvó, puso su brazo en mi pecho para que el choque no me afectara tanto.

No podía con esto, era demasiado.

Me comencé a exaltar y la enfermera pidió ayuda, yo necesitaba verlo, no me importaba donde estuviera, que tenía que hacer o por quien tenía que pasar.

Sentí la inyección y como el liquido entró en mi cuerpo.

Me sentí cansado y caí dormido.

Desperté un par de horas después, pensé que todo había sido otro mal sueño.

Pero noté que estaba en el hospital, mis papás estaban en la habitación, me dijeron que ya nos podíamos ir a casa.

Me guardé todo el dolor que sentía.

Solo me levanté, no sentía nada en esos momento, un vacío en mí se había formado.

Mis latidos eran más lentos cada segundo, estaba destrozado, ya no sería el mismo de ahora en adelante.

Llegamos a mi casa, era ya de madrugada y mis papás se durmieron en seguida por que estaban muy cansados.

Estaba lloviendo y decidí salir, me escapé de la casa.

Necesitaba estar solo.

Caminé por un rato, hasta que solté en llanto, me era imposible asimilar su muerte, ya no estaba conmigo, alguien tenía que pagar, estaba cegado por amor y odio.

Entendí que las cosas pueden cambiar de un año para otro, de un mes para otro, pueden cambiar en un día, o en una hora, o pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Un chico nuevo, un corazón obscuro y vacío, y un amor cruel estaban por nacer, y muchos corazones estaban por morir a manos mías.

Un corazón en peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora