BETHEL
Se dirigía hacia el tercer piso con el carrito de servicio donde llevaba la cena de Aylah. Usaba la rampa del costado de las escaleras, así que su recorrido era sencillo, solo tenía que empujar hasta llegar arriba. Ya casi llegaba, cuando alguien paso por su lado con mucha prisa. Se trataba del sanador principal, un sentimiento de preocupación la invadió. En este piso solo estaba ocupada una habitación, la de Aylah.
Apresuró el paso tratando de llegar lo antes posible a su destino. Se detuvo frente a la puerta mientras recuperaba el aliento y escuchaba el ruido de algo rompiéndose dentro de la habitación. Sin pensarlo dos veces abrió y se encontró con una extraña escena que su mente tardó unos momentos en procesar.
El suelo se estaba lleno de artículos variados rotos o hechos jirones. Montones de cajas destrozadas, moños esparcidos, vestidos rasgados, zapatos pisoteados y juguetes reducidos a añicos. Aylah estaba entre todo el desorden respirando entrecortadamente con la cara roja de furia. En una de sus manos tenía la cabeza de la muñeca que su primo, el señorito Ellies le había regalado meses atrás, y en la otra tenía el resto del cuerpo.
Aylah siempre había sido una niña especial, demasiado. Bethel lo supo cuando la trajo al mundo veintidós años atrás. La pequeña no lloró como harían los bebés recién nacidos para anunciar su llegada a este mundo, simplemente se le quedó viendo, con los ojos muy abiertos. Era como si comprendiera todo desde su nacimiento. Una niña silenciosa, y que no daba quehacer alguno. Obediente y tranquila, pero totalmente impredecible y a veces demasiado salvaje como para ser controlada. Ni siquiera sus padres entendían lo que pasaba por esa cabecita, mientras sus ojos vagaban perdidos mirando hacia el cielo, como si supiera algún secreto que los adultos ignoraban.
Nunca mostraba sus sentimientos abiertamente, solamente a sus padres o a alguien que considerara cercano. Jamás habia protagonizado una rabieta, de las que un niño normal haría por algo que le disgusta o desea obtener a toda costa. Así que esto era algo que Bethel jamás había presenciado en los años que llevaba cuidándola, algo muy malo tenía que haberle pasado para que reaccionara de esta manera.
—¿Qué pasó? —preguntó con cautela— Pensaba que te llevabas bien con el señor Ellies ¿Acaso no te gustaron los regalos que te trajo?
—Lo odio —dijo Aylahapretando los dientes—, odio a ese maldito. Lo quiero lejos de mí.
La expresión de su cara era indescifrable, por un instante sus ojos violeta mostraban confusión y al siguiente enojo. Su boca se abría y cerraba como si una lucha interna estuviera sucediendo y no supiera que decir.
—Mató a Firenze a golpes ese día solo porque no hice lo que él quería, incluso me amenazó con hacerle lo mismo a Ahsel si yo no... —Aylah se detuvo de repente, no parecía haber estado dirigiéndose a Bethel, más bien sonaba como si estuviera hablando consigo misma, ignorando la presencia de alguien más en la habitación. Se agarró la cabeza con ambas manos y abrió mucho los ojos, como si hubiera descubierto algo espeluznante.
Por su parte Bethel estaba también teniendo sentimientos encontrados en este momento. Aylah había dicho el nombre de su hermano y de su perro, pero la información que acababa de recibir acerca del señor Ellies era alarmante. Aún recordaba ese día, había sido una de las primeras en llegar al escuchar el repentino alboroto y los gritos.
El joven Ellies estaba allí, junto al cadáver ensangrentado del perro de pelaje dorado. Sus manos y su ropa también estaban manchadas de rojo. Sus puños estaban llenos de heridas, pero él no actuaba como si sintiera dolor alguno. Su cara tenía una extraña expresión de satisfacción, mientras sus ojos miraban de manera fría el cuerpo del animal. Aylah no lucía asustada, su rostro solo mostraba ira, la furia de alguien que no pudo proteger algo que quería mucho. Bethel estaba confundida y no entendía la situación puesto que ninguno de los niños hablaba.
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Destinada a renacer
Viễn tưởngDespertó en el cuerpo de alguien más, tenía una segunda oportunidad de vivir en un mundo lleno de magia y hermosos castillos. Pero sus esperanzas de una larga y tranquila vida son destrozadas de inmediato por su oscuro destino. Ahora es Aylah, l...