Mozzafiato. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」

[ v e i n t i t r é s ] - Desmoronándose.

꧁ M O N I Q U E ꧂

—Mi niña —dejo de observar la piscina cuando  Susan entra al jardín con un par de cuadernos y hojas que casi vuelvan debido al aire—. La señorita Nessa trajo esto para ti, dijo que son algunas de las tareas y actividades que han dejado tus profesores. También dijo que no pudo quedarse porque tenía que ir con su padre a algo importante, pero que en cuanto pudiera ella vendría a verte.

Le sonrío agradecida —Muchas gracias, señora Susan.

Tomo de sus manos la gran pila de libretas, mientras ella me sonríe de vuelta dejo todo en la mesita frente a mí. Últimamente me he puesto a pensar que no sé qué haría sin ella, porque desde siempre ha sido quien ha cuidado de mí. Una mujer con la que no tengo lazos de sangre, ni ningún tipo de parentesco familiar, pero que de hecho ha sabido ser mejor madre que Irina.

—Ah, también el niño Alessio está en su habitación, llevando algunas de sus cosas. Supongo que vendrá a saludarte cuando termine.

—¿Sus cosas? —pregunto, desconcertada— ¿Por qué Alessio está trayendo sus cosas?

—Pensé que lo sabías —Susan está más concentrada en acomodar las libretas sobre la mesa, que en decirme porqué Alex está aquí y no en el bufete de abogados o en su propio apartamento—, Alessio vuelve a casa.

↻

La puerta se abre, dejándome ver a mi apuesto, pero ojeroso hermano mayor. Lleva unas rosas en sus manos y una media sonrisa que exclama todo, menos verdadera felicidad.

—Me las encontré camino aquí y pensé en que sería bueno ayudar a los negocios pequeños, pero ya que odio las rosas…—me entrega el pequeño ramo, desviando la mirada hacia la pared a su derecha, evitando mi mirada—. Tómalas, se me comienza a acalambrar el brazo.

—¿No puedes decir simplemente que las compraste para mí porque soy tu hermana favorita? —lo molesto un poco, a lo que él se deja caer en la silla a mi lado y me sorprendo un poco cuando deja el periódico de esta semana sobre mi regazo.

—Eres mi única hermana —levanta la palma de su mano en el aire y luego se señala con su dedo índice—, al menos hasta donde yo sé. No creo que mamá sea capaz, pero Boris…

—No me hables de él.

—Mejor, venía a hablar de otra cosa —Alessio se acomoda mejor en la silla, con sus codos recargados en los reposabrazos a sus costados me mira con una ceja levantada—. ¿Vas a contarme por qué ya nadie sube enredaderas por la noche o te trae en su auto a las tantas? 

—Pasas de un tema horrible a uno peor —le sonrío falsamente y él rueda los ojos con irritación—. Pero no te preocupes, hablar de ti seguro me distrae. Así que, ¿por qué no me dices la razón de que estés trayendo tus cosas a casa?

—Mmh —baja la mirada hacia el pasto debajo de nuestros pies.

—Susan dice que regresas a vivir con nosotros —insisto un poco más para que hable, pero parece resistirse un poco a ello—. ¿Y tu departamento?

—Lo dejé —se encoge de hombros, y si no lo conociera tan bien incluso podría pensar que no está para nada afectado con esa decisión. Pero es mi hermano y creo que ya sabemos mucho más de nosotros ahora que no nos mentimos ni guardamos secretos—. Tú me necesitas aquí y ya sabes, quiero ayudar. No digo que no puedas hacer las cosas por ti misma, porque eres perfectamente capaz…—suspira—. Solo voy a ser un apoyo emocional. Ya te dejé sola bastantes años, no quiero hacerlo ahora que más necesitas de un hermano mayor que te cuide, o que traiga rosas y periódico para ti. Ese debo ser yo.